El aumento de la presión fiscal en España, esto es, el conjunto de lo que se recauda por impuestos en comparación con el PIB, triplicó en el año 2021 el de la media de los países Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), organismo que engloba a los países del mundo más desarrollados. Fue, así, uno de los mayores incrementos anuales registrados con 1,7 puntos porcentuales más frente a la subida de medio punto para el conjunto de los países que conforman la organización.

Según el informe anual sobre ingresos fiscales publicado este miércoles por la OCDE, la presión fiscal de España se situó el año pasado en el 38,4%, casi dos puntos más de lo que se registró en 2020 (36,7%). La media de los países del organismo alcanzó en 2021 el 34,1%, donde el peso de los impuestos aumentó desde el 33,6% correspondiente al año anterior.

En comparación con el incremento de la presión fiscal por países de la OCDE, el de España fue el sexto mayor de los 36 Estados de la organización que habían hecho públicos estos datos -en total hay 38 países en el organismo-, por detrás de Noruega (3,4 puntos de aumento), Chile (2,8 puntos), Israel (2,6 puntos), Corea del Sur (2,2 puntos) y Lituania (2 puntos).

Que la presión fiscal haya aumentado en España por encima de la media de la OCDE tiene más que ver fundamentalmente con cómo se comportó la economía el año pasado. En 2021, España se situó en el rango de países de la OCDE donde menos creció el PIB, mientras que se situó algo por encima de la media en recaudación fiscal. Aunque la OCDE no especifica por países cuáles fueron los tributos en los que más creció la recaudación (sí lo hace para 2020), los datos de Hacienda apuntan a que el IVA y el IRPF fueron los tributos que más crecieron. El primero de ellos, gracias al fuerte rebote del consumo tras la pandemia, mientras que el segundo lo hizo por la recuperación en el empleo.

Dinamarca fue el país con una mayor presión fiscal en 2021, ya que la relación impuestos/PIB fue del 46,9%, por delante de Francia (45,1%) y Austria (43,5%), mientras que México tuvo la relación impuestos/PIB más baja con un 16,7%, precedido de Colombia (19,5%) y de Irlanda (21,1%). España, por su parte, se situó en decimotercera posición, en línea con el puesto que ocupaba en 2020, aunque cinco puestos por encima de 2019.

Según la OCDE, desde el año 2000 la presión fiscal en España ha aumentado en 5,4 puntos porcentuales, pasando del 33% al 38,4% registrado el año pasado, por encima del incremento de 1,2 puntos porcentuales observado en promedio entre las economías de la OCDE, donde la relación impuestos/PIB era del 32,9% en el año 2000, frente al 34,1% de 2021.

Por encima en Seguridad Social, IRPF y Sociedades

El informe de la OCDE también incluye información sobre qué impuestos aportaron más al total de ingresos fiscales, aunque lo hace con datos de 2020. En el caso de España, el mayor peso en los ingresos fiscales correspondió a las contribuciones a la Seguridad Social, con un 37,4% del total, frente a la media del 26,6% de la OCDE, mientras que los impuestos sobre la renta de las personas físicas (IRPF) supusieron el 23,7%, frente al 24,1% de media en la organización.

En el caso del impuesto de Sociedades, el peso de este tributo en la recaudación fiscal de España fue del 5,3%, frente al 9% de media de la OCDE, mientras que la contribución de los impuestos sobre la propiedad en España representó el 6,7% de los ingresos, frente al 5,7% de la media en la OCDE.

En lo que España se sitúa por debajo de la organización es en la aportación del IVA, que se situó en el 17,1% el año pasado, mientras que en la OCDE fue del 20,2%. El peso de los demás impuestos sobre el consumo también fue menor: el 9,6% frente al 11,9% de la media de la organización.