Borja Terán Periodista
OPINIÓN

El problema de Toke de Chanel, la canción que no cumple la expectativa

"Aunque no lo parezca en tiempos de viralidad, no sólo basta con mirar: para crecer es vital entender".
Chanel en Toke
Chanel en Toke
RTVE
Chanel en Toke

Esperando a las puertas de un estudio de TVE, una vieja gloria de la televisión me dijo "cada vez importa menos lo que se diga en un plató, la gente sólo mira". Me perturbó esta reflexión. La segunda canción de Chanel, Toke, representa ese viaje que hemos emprendido en el mundo audiovisual: lo que verbaliza la canción no importa. Nunca ha hecho falta comprender las canciones. Pero menos ahora, pues se empieza a interiorizar que la música se convierte en un éxito o no con su capacidad de repetirse y contagiarse en los bailes que los usuarios de TikTok se graban y cuelgan en sus perfiles. 

En este sentido, Toke, Toke, Toke, Toke de Chanel es un batiburrillo de ritmos que se presupone funcionan. Con pareados sin sentido, que sólo intentan que su soniquete se incruste en nuestra cabeza. "Bronceadita en el sol. En la disco sudor. Mucho humo, mucho cash en el mall. Iniesta metiendo el gol. Despegando a todas como un avión".  Todo precocinado para ser danzado en vídeos instagrameros y tiktokeros de 30 segundos. 

Se busca que las canciones se bailen. Aunque, ojo, que nadie se olvide que las buenas canciones también son las que se pueden cantar desde la emoción. Misión imposible para la sociedad con Toke, que sólo puede ser interpretada gracias al talento de Chanel. De hecho, ahí está la virtud y el problema de la representante de España en el Eurovisión de 2022. Su cualidad bailando y seduciendo a cámara pone el alma a la canción. Y, al final, son músicas para ser vistas en un escenario o en una pantalla. Sólo escuchadas pierden toda la fuerza.  Porque canciones de este tipo de producción se lanzan un centenar a la semana. Ahí es donde Chanel debería diferenciarse y encontrar un proyecto que la defina como artista a través de himnos propios que más que replicar tendencias del éxito marquen su propio arte musical.

Si SloMo brilló en el escenario del fenómeno de Eurovisión, Toke viene arropado por el tirón rompe-audiencias del Mundial de fútbol. Chanel destaca con la música acontecimiento que entra por los ojos. Pero, cuando el efímero arrastre eurovisivo ya no esté y los grandes eventos se acaben, el reto será que encuentre el carácter propio que emocione por los oídos. Porque, aunque no lo parezca en tiempos de viralidad, no sólo basta con mirar: para crecer es vital entender.

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