Cómo estructurar los paseos con nuestros perros: "Son nuestro reflejo, no les podemos pedir calma si no estamos tranquilos"

Imagen de una perro de paseo.
Imagen de una perro de paseo.
AYUNTAMIENTO DE PARACUELLOS DEL JARAMA
Imagen de una perro de paseo.

Una parte fundamental en la vida de un perro son los paseos. Si decidimos añadir un can a nuestra familia, tendremos que ser conscientes de esta necesidad y llevarla a cabo de forma adecuada, ya que un buen paseo es una forma perfecta para forjar un buen vínculo con ellos.

Además, hay que pensar que esta actividad no es solo salir a la calle, dar una vuelta para que nuestro compañero de cuatro patas haga sus necesidades y volver, ya que no es así. El paseo empieza en el mismo momento en el que nosotros decidimos que vamos a salir. 

"Cuando empezamos a hacer una serie de cosas que forman parte de una rutina que nuestro perro conoce, como ponernos unos zapatos y ropa determinados o vamos a por sus herramientas de paseo", explican Alba Fernández y Víctor Padilla, educadores caninos de Olfateando El Mundo.

Desde ese momento tendremos que empezar a gestionar bien el paseo. "Lo ideal sería enfocarlo desde la calma y no la locura máxima o el nerviosismo extremo, es decir, salir tranquilos y poder disfrutar ambas partes del paseo", detallan los expertos.

El paseo no consiste en hacer solo ejercicio físico

El paseo tiene varias partes, habrá momentos de juego y desfogue (especialmente si estamos hablando de peros jóvenes) y también estados calmados, los cuales podemos reforzar para así evitar "que nos lleve el perro a nosotros y no al revés como si lleváramos un caballo desbocado".

"Debemos tener en cuenta que los perros nos hacen de espejo, son nuestro reflejo, por lo que no le podemos pedir que salga relajado o que enfoque o gestione una situación de forma tranquila, si nosotros no estamos tranquilos ni le transmitimos tranquilidad y seguridad", expresan los educadores.

Además, la mayoría de las veces "centramos los paseos en actividades muy activas a nivel físico con la errónea idea de que así nuestros perros se cansarán y llegarán a casa más tranquilos", pero, esta parte no lo es todo. "Nos olvidamos de la parte mental, que es igual o más importante", afirman desde Olfateando El Mundo.

Hay que promover más que huelan, que reciban información y que conecten con el entorno a través del olfato

"Siempre debería haber un equilibrio entre la estimulación de la parte física y de la mental", aseguran los educadores. "Los perros, al igual que las personas, necesitan usar la menta, estimularla y cansarla. Esa relajación es mucho más duradera y satisfactoria que la que tienen después de hacer ejercicio físico exclusivamente".

Para conseguir este balance, Fernández y Padilla recomiendan realizar actividades basadas en el olfato y evitar juegos en bucle de tirarles 40 veces la pelota. "Hay que promover más que huelan, que reciban información y que conecten con el entorno ya que, a través del olfato es como conocen el mundo", detallan.

"Por eso es importante llevar herramientas que les permitan olfatear, no tener prisa por avanzar si nuestro perro se para en una esquina oliendo un pipi, pasear tranquilamente a un ritmo lento para permitirle esa conexión con el entorno... Todo esto estimulará y cansará a nivel mental a nuestro perro, además de hacerlo pasar un rato agradable", afirman.

La estructura del paseo para que éste sea beneficioso

Aunque cada individuo es un mundo y debemos adaptar cada paseo a nuestro perro en particular, a nivel general, Fernández y Padilla cuentan que podríamos estructurar el paseo de nuestros peludos en cinco pasos:

  • Prepaseo: es lo mencionado anteriormente de las rutinas que hacemos en casa antes de salir a pasear.
  • Rato higiénico: para que el perro pueda hacer sus necesidades con calma y sin prisas.
  • Rato de desfogue: sobre todo si tenemos perros jóvenes que necesitan quemar energía y pegarse cuatro carreras. "Es importante para todos los perros tener ratitos sueltos, para hacer y deshacer como quieran en un entorno seguro y controlado, poder relacionarse con otros sin correa, etc. En este punto podemos introducir algún juego, pero tampoco es estrictamente necesario", aconsejan los educadores.
Hay que saber entender a nuestro perro para conocer cuándo y dónde está cómodo y cuándo no
  • Vuelta a la calma y olfateo: este debería ser "el corazón del paseo". Tranquilamente, despacio, olfateando cada árbol, cada esquina, variando la ruta y adaptándonos a lo que nos va pidiendo nuestro perro. "También es interesante dejar que ellos decidan la ruta de vez en cuando, siempre que sea posible y no haya peligros como una carretera", recomiendan los expertos.
  • Ver la vida pasar: esta parte no tiene por qué estar en todos los paseos, pero es importante que vayamos introduciendo momentos de no hacer nada. "Sentarnos en un banquito o en el suelo con nuestro perro a ver la vida pasar, disfrutando del entorno tranquilamente es una muy buena forma de acabar el paseo y así llegar a casa de forma relajada", explican.

En cuanto a la longitud del paseo, es un factor muy variable y dependerá de cada individuo. "Hay que tener en cuenta su edad, posibles enfermedades que puedan condicionar sus capacidades físicas, la raza, ya que aunque no nos gusta encasillar a los perros y generalizar, no es lo mismo un Labrador, que un Bulldog francés o que un Border Collie", reconocen.

También hay que tener en cuenta el entorno, los posibles problemas emocionales que tenga el perro o sus niveles de estrés. "Para un perro con miedo a los estímulos propios de una ciudad no será beneficioso un paseo de una hora por la misma", relatan. "Es importante contar con las dificultades que pueda tener nuestro perro para adaptar la duración y el lugar del paseo".

"Lo último y más importante, tenemos que mirar por sus preferencias", explican los educadores. "Hay que saber entender a nuestro perro para conocer cuándo y dónde está cómodo y cuándo no, y así poder ayudarle cuando lo pide".

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