Cómo debe ser la alimentación de un perro con insuficiencia renal: "Hay que restringir el fósforo y dar proteína de muy buena calidad"

Perro comiendo
Aunque no tiene cura, sí puede tener un tratamiento sintomático.
José González
Perro comiendo

Todos aquellos que convivimos con animales debemos estar al tanto de sus cuidados básicos y, especialmente de los peligros y problemas de salud más comunes. Entre las patologías que más preocupan a los dueños de perros se encuentra la insuficiencia renal, que se produce cuando los riñones son incapaces de llevar a cabo alguna o todas sus funciones.

"Se trata de una alteración renal que genera una incorrecta filtración de sangre a través del glomérulo, lo que provoca que no se eliminen de forma eficaz ciertas sustancias de desecho por la orina y, consecuentemente, se elevan a nivel sanguíneo, produciendo azotemia (nivel elevado de desecho nitrogenados en la sangre)", detalla Laura González, veterinaria y fundadora del canal de YouTube 'Tu veterinaria'.

La insuficiencia renal puede ser de dos tipos: aguda o crónica. La primera puede ser reversible pero sus síntomas suelen ser más graves debido a la rapidez de su aparición. "Puede deberse, por ejemplo, a la ingesta de algunos agentes tóxicos para los perros como el anticongelante de los coches, las uvas o las pasas", explica González.

"La crónica se produce cuando hay una degeneración de los riñones, de forma más progresiva en el tiempo, pero en este caso es irreversible", añade la veterinaria. "Aunque no tiene cura, sí puede tener un tratamiento sintomático que ayude a que el perro tenga calidad de vida".

Dentro de la insuficiencia renal, existe una clasificación para estudiar el grado de esta enfermedad, tanto en los perros como en los gatos, llamada IRIS (se clasifican en los grados I-IV), donde el grado I es el más leve y muchos perros no tienen sintomatología, y el grado IV es el más grave, donde los pacientes dejan de tener calidad de vida.

Los perros van a sufrir mayor o menor sintomatología en función del estadiaje de la enfermedad en la que se encuentren. "En los grados muy leves puede que solo veamos que beben y orinan más de lo normal, mientras que conforme avanza la enfermedad, podemos ver síntomas más graves como náuseas, vómitos, debilidad generalizada, pérdida de peso, o malestar general", expresa la experta.

Una dieta altamente digestible

El riñón es el órgano encargado de eliminar ciertas sustancias del cuerpo a través de la orina, sin embargo, cuando sufre un degeneración mayor al 75 por ciento, deja de funcionar de forma correcta y se produce la insuficiencia renal. "En este caso, va a haber una tendencia a elevarse en sangre algunas sustancia que no se han eliminado en la orina, como son el fósforo, la urea o la creatinina", enumera González.

Va a haber una tendencia a elevarse en sangre sustancias como el fósforo, la urea o la creatinina

"Cuando la insuficiencia renal avanza y traspasa el grado más leve (IRIS I), comienza a filtrarse proteína a través del glomérulo renal, perdiéndose por la orina y agravando todavía más la enfermedad", añade. "Es por ello que la dieta para un paciente renal crónico a partir del IRIS II debería ser moderada en la cantidad de proteína, altamente digestible (como mínimo un 85 por ciento de digestibilidad) y baja en fósforo".

Teniendo en cuenta esto, si nuestro perro se alimenta con una dieta comercial, habrá que elegir una marca recomendada por veterinarios que esté formulada especialmente para la insuficiencia renal. "Se ha demostrado con distintos estudios que la alimentación a base de este tipo de fórmulas aportan una mayor supervivencia del perro, entre dos y tres veces mayor que aquellos perros que se alimentan con dietas de mantenimiento", asegura la veterinaria.

"Las latas son recomendables en aquellos perros que comen bien, ya que aportan mayor cantidad de agua y ayudan a prevenir la deshidratación que sufren estos pacientes", aconseja González. "Sin embargo, para aquellos perros que comen poca cantidad, la dieta seca (pienso) es más recomendable ya que, al tener mayor cantidad de energía por kilo de comida que las latas, será más fácil que el animal consuma la energía necesaria diaria en este formato".

¿Y si nuestro perro se ha alimentado de comida casera?

Si nuestro perro se ha alimentado toda la vida de una dieta casera, la veterinaria recomienda contactar con un veterinario experto en nutrición animal para que formule una dieta específica para el paciente. "Lo ideal es formularla de forma individualizada en función del estadiaje de la enfermedad renal, si tiene hipertensión arterial o no, si tiene proteinuria o no, qué alteraciones analíticas tiene o si existe alguna otra enfermedad concomitante", explica.

"A grandes rasgos, se tendrá que restringir el nivel de fósforo en la dieta y habrá que administrar proteína de muy buena calidad, altamente digestible y en una cantidad moderada, con el objetivo de reducir la generación de productos de desecho nitrogenados y, a la vez, cubrir las necesidades que tienen estos pacientes", detalla la veterinaria.

También tendremos que añadir a la dieta ácidos grasos Omega 3, ya que "cumplen una función antiinflamatoria, antioxidante y también ayuda a disminuir la pérdida de proteína a través del riñón"; vitaminas hidrosolubles, ya que "se pueden perder fácilmente por la orina"; y suplementos de potasio, aunque con cuidado ya que "algunos perros pueden presentar, en vez de una pérdida, una elevación de potasio en sangre".

Los cambios en la dieta de un paciente renal depende mucho del estado en el que se encuentre y de sus variaciones analíticas

Algunos alimentos que pueden ser beneficiosos para los pacientes renales son los pescados y sus aceites (como el de salmón) ya que "son muy ricos en ácidos graos Omegra 3" o los snacks en forma de frutas y verduras frescas, ya que "contienen gran cantidad de antioxidantes que pueden ayudar a eliminar los radicales libres, además de aportar hidratación extra y ser muy palatables".

No obstante, la veterinaria insiste en que "no se pueden dar pautas generales de alimentación que sirvan para todos los perros, porque cada uno tiene una determinada circunstancia, al igual que tampoco será la misma dieta para un perro con síntomas leves que para otro que tenga la enfermedad en un estado más avanzado".

"Los cambios en la dieta de un paciente renal dependen mucho del estado en el que se encuentre y de sus variaciones analíticas, por ello, lo idóneo es contactar con un veterinario especializado en alimentación natural, para evitar cometer errores e ir modificando la dieta según vaya evolucionando la enfermedad", concluye.

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