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Cómo tratar la disortografía en niños con trastornos en el lenguaje

Una niña escribiendo en un cuaderno.
Una niña escribiendo en un cuaderno.
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Una niña escribiendo en un cuaderno.

En ocasiones, encontramos en las aulas alumnos con errores ortográficos. La mayoría de estas dificultades van desapareciendo a medida que el entrenamiento lectoescritor se va afianzando. Sin embargo, existen niños cuyas dificultades en la escritura son generalizadas y persistentes. En ese caso, es necesario que un profesional evalúe y diagnostique si el menor padece un trastorno en el lenguaje o está asociado a una discapacidad intelectual para poder intervenir de forma específica.

Diferencias entre disortografía, dislexia y disgrafía

Primero, cabe diferenciar entre disortografía, dislexia y disgrafía. Por un lado, la dislexia es un trastorno del aprendizaje que afecta de forma global a la lectura y a la escritura. Los errores se transfieren con frecuencia entre ambos procesos. 

En cuanto a la disgrafía, se trata de un trastorno que hace también referencia a la escritura, pero se caracteriza por presentar dificultades motrices, tanto en el trazado como en la forma de la letra.

En cambio, los niños con disortografía no presentan este tipo de problemas y sí comenten errores en la escritura que afectan a la palabra. Es decir, tienen dificultad para transcribir las palabras de forma correcta y seguir las normas ortográficas. 

Técnicas ineficaces para tratar la disortografía

En la actualidad se han desterrado varias técnicas que tradicionalmente se usaban para tratar la disortografía, dado que ha quedado demostrada su ineficacia y que incluso pueden llegar a ser perjudiciales, como es el caso de los dictados, las copias o las listas de palabras.

En el caso de los dictados, si el niño no conoce la composición y ortografía de la palabra, al dictársela lo único que provocamos es que se repita y fortalezca el error. Esta técnica no permite la corrección de un error de forma inmediata, sino que generalmente es corregido con posterioridad y esto hace que la forma de la palabra, la imagen visual que almacena el niño, sea la incorrecta.

En cuanto a las copias, cuando un alumno comete una falta de ortografía y se le manda copiar la palabra 20 veces, al contrario de lo esperado, se puede comprobar cómo se olvida del modelo y vuelve a escribirla incorrectamente. Esto ocurre porque, en general, las copias de palabras son poco interesantes y muy monótonas, y generan en el niño muy poca motivación, lo que favorece en gran medida que olvide el modelo que ha estado reproduciendo.

Por lo que respecta a las listas de palabras, pedir a un alumno que memorice palabras con dificultad ortográfica presenta inconvenientes, ya que dichos vocablos, por lo general, no forman parte del léxico usual del niño, por lo que la motivación es nula y el esfuerzo grande, lo que provoca que se olviden fácil y rápidamente. Además, dichas palabras quizás no vuelvan a aparecer de nuevo, por lo que la memorización habrá sido inútil.

Recomendaciones para corregir errores ortográficos

En cambio, existen distintas técnicas que sí están recomendadas para la intervención en errores ortográficos:

Si el alumno presenta errores en grafemas por sustitución de fonemas, por ejemplo, escribe “mora” en lugar de “moda”, debemos trabajar siguiendo la secuencia:

  • Discriminación del primer fonema del par, que implica la toma de conciencia del fonema a nivel articulatorio, el reconocimiento auditivo del fonema en distintas palabras y la asociación del fonema con su grafema correspondiente.
  • Discriminación del segundo fonema del par confundido, usando las mismas actividades que con el anterior.
  • Discriminación entre ambos fonemas: escuchar cómo suenan los dos sonidos del par resaltando las diferencias de articulación o escuchar y distinguir pares de palabras que incluyen los fonemas.

Por otro lado, si existen errores de rotación (confunde grafías parecidas por su forma o disposición en el espacio, como 'b' y 'd'), la dificultad es de origen visoespacial. En este caso, las actividades idóneas son la comparación de las letras que se confunden, describiendo verbalmente las características de cada una de ellas. También es importante la manipulación y vivenciación de las letras, además de la identificación y el reconocimiento de las mismas en un conjunto, en palabras o en frases.

Por último, cuando el problema radica en las uniones o separaciones de palabras, se evidencian dificultades en la conciencia léxica, dado que no es capaz de delimitar las palabras. Para su intervención, se recomienda trabajar con frases sin separaciones (“Elperrocomeunhueso”), para que sea el alumno quien los separe. De esta forma, también trabajamos el reconocimiento de la unidad y el significado de cada palabra. También puede hacerse de forma oral, escuchando la frase y dando palmadas por cada palabra.

Es importante no desesperarse ni reñir o machacar al niño por sus errores cometidos, ya que, aunque el proceso de la escritura puede parecernos fácil porque con el tiempo lo llegamos a automatizar, para los niños con disortografía enfrentarse al hecho de escribir puede suponer un momento de ansiedad al anticipar el fracaso. Ofrecer herramientas que posibiliten experiencias positivas llevará al alumno a un mejor aprendizaje y desempeño.

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