Barcelona, de ciudad a metrópoli gracias a la mejora de las infraestructuras para los Juegos

Vista panorámica de un tramo de la Ronda de Dalt
Tramo de la Ronda de Dalt en 2020, actualmente ya cubierto
Ajuntament de Barcelona
Vista panorámica de un tramo de la Ronda de Dalt

La influencia de los Juegos Olímpicos en la ciudad fue tal, que Barcelona pasó de ser una ciudad  a ser una metrópoli gracias a la mejora y modernización de sus infraestructuras. Transformaciones que hubiesen llevado décadas en realizarse, se empezaron y terminaron en apenas un lustro.

Las Rondas de Barcelona fueron, quizás, la obra más significativa. Además, fueron un auténtico milagro constructivo y de ingeniería. Se terminaron en tan solo cuatro años, pero no se idearon a mediados de los 80’s. El trazado original, conocido como Red Arterial, data de 1966, y fue ratificado por el Plan General Metropolitano en 1976.

Las Rondas son aproximadamente 40 kilómetros de autopistas urbanas que nacieron con el objetivo de unir las áreas olímpicas de Montjuïc, Diagonal, Villa Olímpica y Vall d’Hebron, pero acabaron siendo la principal vía de comunicación de tráfico rodado de la ciudad, que unía Barcelona con los diferentes municipios desde el Besòs al Llobregat, y desde el mar a Collserola. Atraviesa 57 barrios de 6 localidades diferentes.

Cambio sustancial del tráfico urbano

Con el Nus de la Trinitat distribuyendo tráfico hacia al mar y hacia la montaña, las Rondas significaron un cambio sustancial en el tráfico de Barcelona. Se consiguieron eliminar carriles en auténticas autopistas interiores como Avenida Meridiana, y se pacificaron en cierta medida calles que anteriormente recibían masivamente el tráfico entrante en la ciudad.

Han pasado 30 años y su funcionalidad ya no es la misma. Inmersas en una permanente saturación en horas punta, y con el papel en entredicho del vehículo privado, muchas voces expertas reclaman repensar el carácter de las rondas ante unos nuevos modos de movilidad urbana y una conciencia ambiental más acusada.

El tambor de la plaza de las Glòries

Otra de las infraestructuras viarias que se transformó sustancialmente con los Juegos Olímpicos fue la Plaza de Las Glorias, hasta entonces un nudo de conexiones de diferentes vías urbanas de alta capacidad, heredadas de las remodelaciones de los años 60’s, y que durante las décadas de los 70’s y 80’s priorizaron tan sólo el tráfico rodado.

Plaça de Les Glòries en 2006, aún con el tambor que se desapareció por completo en 2014
Plaza de las Glòries, aún con el tambor viario construido para los Juegos
Ajuntament de Barcelona

La transformación urbanística de las Olimpiadas permitió conjugar las conexiones viarias con el uso ciudadano del espacio público, y se construyó un ‘tambor’ a modo de rotonda elevada, y a nivel de suelo, se ideó un parque en el interior del anillo. Durante más de 20 años cumplió a la perfección su función distribuidora de vehículos, pero el impacto visual de la estructura, el suponer una frontera difícil de sortear entre dos territorios, y el gran volumen de coches que absorbía, con la consiguiente contaminación acústica y de emisiones, provocó fuertes quejas que se incrementaron con el tiempo.

Después de 20 años, se decidió desviar los coches al subsuelo mediante un túnel, derruir el tambor y realizar una enésima transformación de la plaza que según el ideólogo del Eixample, Ildefons Cerdà, tenía que ser el centro de la ciudad.

El aeropuerto, a primera división 

Otra infraestructura que pasó a otro nivel con la celebración de los Juegos de Barcelona 92 fue el aeropuerto del Prat. En una operación de ampliación fulgurante, el hasta entonces provinciano aeródromo pasó a tener una capacidad de pasajeros de 16 millones anuales.

Vista panorámica de la Terminal 1 del aeropuerto Josep Tarradellas-El Prat
Vista general de la Terminal 1 del aeropuerto Josep Tarradellas-El Prat
Ajuntament de Barcelona

Esta cifra estaba prevista que se asumiera casi dos décadas después, en 2010. La nueva dimensión adquirida por el aeropuerto fue una de las bases para la explosión como destino turístico de la ciudad y de toda Catalunya.

El puerto se abre a la ciudad

La otra gran infraestructura de Barcelona, el puerto, también vivió una nueva realidad a partir de los Juegos. La ciudad se abrió al mar y parte del Port Vell dejó su actividad mercantil y cedió su uso a los ciudadanos. Durante la celebración de la olimpiada, 10 barcos de cruceros se habilitaron como hoteles flotantes, y fue en ese momento cuando se vio la posibilidad de que Barcelona pudiese ser un punto principal de actividad crucerista.

Por otro lado, el crecimiento del puerto de mercancías hacia el sur, ha permitido situar esta infraestructura en el noveno puesto entre los principales centros de entrada y salida de mercancías de toda Europa, y en el cuarto puesto de los del Mediterráneo.

El Puerto de Barcelona expandió su actividad mercante hacia el sur
El Puerto de Barcelona expandió su actividad mercante hacia el sur
Ajuntament de Barcelona
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