Omar Anguita Diputado y portavoz Socialista de Infancia y Juventud
OPINIÓN

Tenemos presidente socialista para rato

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibe el aplauso de la bancada socialista, durante la segunda jornada del debate sobre el estado de la nación.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibe el aplauso de la bancada socialista, durante la segunda jornada del Debate sobre el estado de la Nación.
Emilio Naranjo / EFE
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, recibe el aplauso de la bancada socialista, durante la segunda jornada del debate sobre el estado de la nación.

La semana pasada celebramos en el Congreso de los Diputados el Debate sobre el estado de la Nación, el primero después de siete años. Y siete años dan para mucho... La España del año 2015 no había visto una pandemia que paralizó al mundo entero ni un volcán en activo ni una guerra a las puertas de Europa.

Este año, más que nunca, el Debate debía centrarse en los principales problemas que tenemos en el presente y en cómo encaramos los retos del futuro. Sin embargo, el PP tenía otros planes. Podría haber centrado su discurso en medidas y propuestas para paliar los efectos derivados de la inflación, podría haber anunciado que abandonaba su bloqueo del Consejo General del Poder Judicial o podría expresar su compromiso en ayudar a rebajar, aún más, la tensión política en Cataluña.

Pero el PP de Feijóo tenía su propia hoja de ruta, nada novedosa, por otra parte. Con lazo azul en la solapa, la derecha española volvió a ser carroñera con el terrorismo. Los populares volvieron a utilizar su comodín favorito: ETA. Lo triste y vergonzante es que no se sirven solo de la banda terrorista para erosionar al Gobierno y tapar su falta de propuestas, sino que utilizan a las propias víctimas. Más de un tercio del discurso de su portavoz, la señora Gamarra, se centró en ETA.

Su fracaso en el Debate solo se vio superado por las críticas públicas al ver la bancada popular vacía

En sus intervenciones, los grupos parlamentarios centraban sus discursos en la política energética, la inflación o en cómo poder ayudar desde las instituciones; en definitiva, haciendo un ejercicio de responsabilidad política; pero el PP no estaba allí para enterarse. Su fracaso en el Debate solo se vio superado por las críticas públicas al ver la bancada popular vacía durante las intervenciones del resto de grupos. Dicen ser un partido que representa a España, pero se niegan a escuchar a quienes no piensan como ellos. Muy democrática su actitud...

Les salió mal el Debate, hay unanimidad. No fueron capaces de adaptar su discurso a las nuevas propuestas anunciadas por Pedro Sánchez. Nuevos impuestos a la banca y a las grandes corporaciones, aumento en la ayuda a los estudiantes… Y ellos, insistiendo con ETA. Un partido que aspira a ser alternativa de Gobierno no puede pensar que lo que más le preocupa hoy a los españoles es una banda que ya ni existe. Nuestro país, por fortuna, ya pasó esa página. Sus problemas, hoy, son otros bien distintos.

Del Debate se extraen dos conclusiones muy claras: la primera, que España sigue huérfana de oposición, al menos, de una oposición útil y responsable; y la segunda, que tenemos presidente socialista para rato. Y menos mal, visto el panorama… El trabajo del Gobierno cala entre la ciudadanía porque sabe adaptarse a las circunstancias; la oposición, en cambio, sigue con el mismo discurso de hace una década. Y así es imposible ser alternativa de nada.

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