Sanidad se da tres meses para presentar un plan de incentivos para que los médicos quieran trabajar en consultorios rurales

  • Darias reunirá a los sindicatos sanitarios en el próximo paso tras aprobar la ley que limita la interinidad a tres años.
  • MIR rural, asignatura específica, contratos más largos o sueldos más altos: ideas para un plan que lleva años pensándose sin concretarse.
  • Doctores contra la fama de "patito feo": "La medicina rural es muy variada, muy competitiva y muy bonita". "El médico rural es un supermédico". 
Un día de trabajo de un médico rural durante la pandemia del coronavirus
Una doctora en un consultorio rural.
Eduardo Parra / Europa Press
Un día de trabajo de un médico rural durante la pandemia del coronavirus

Después de reducir la interinidad del personal sanitario a tres años, el próximo reto 'sanitario' que tiene ante sí el Gobierno es un plan sobre medicina rural, con incentivos que consiguen que doctores y enfermeros quieran convertirse en un Doctor en Alaska e ir a trabajar a consultorios a muchos kilómetros de la ciudad. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, anunció la semana pasada en el Congreso su intención de que en tres meses empiece a prepararse una estrategia de la que ministerio, comunidades y sociedades médicas llevan años hablando, sin que llegue a concretarse la "lluvia de ideas" a la que casi siempre se ha reducido una cuestión que el sector espera con escepticismo.

"En tres meses iniciamos negociaciones con los sindicatos para modificar el Estatuto marco, para seguir avanzado", dijo Darias durante el debate parlamentario que la semana pasada convalidó el decreto que limita la interinidad a tres años. En su preámbulo, apunta a más reformas de la norma que regula las relaciones laborales de los sanitarios, con mención indirecta a la medicina rural. Habla de una "posterior revisión" del Estatuto Marco para alcanzar objetivos como "garantizar la cobertura de plazas en determinadas zonas geográficas no suficientemente atendidas a través de medidas incentivadoras".

La idea está lejos de ser nueva. El vaciamiento de los consultorios médicos de los pueblos y la preocupación por cómo hacer que médicos y enfermeros quieran cambiar una plaza en un hospital en la ciudad por ser el 'practicante' de varios pueblos a decenas de kilómetros de la urbe o de sus familias está desde hace años en la lista de 'cosas que hacer' de las autoridades sanitarias. En el grupo de trabajo del Consejo Interterritorial de Sanidad sobre Atención Primaria se suele tratar esta cuestión y Sanidad quiere convocar pronto la comisión de Recursos Humano del Sistema Nacional de Sanidad para abordarla. 

Hasta ahora, quienes conocen el contenido de estas conversaciones no hablan de propuestas concretas o estructuradas, sino más bien de una "lluvia de ideas" en la que, de vez en cuando, las comunidades apuntan posibles vías para trazar un camino que no es fácil y que en modo alguno puede llevar a obligar a médicos y enfermeros a irse a un consultorio rural después de haber estado cinco o seis años especializándose.  "Se nos echarían encima", dicen en una Consejería de Sanidad. La discusión sobre cómo incentivar que lo hagan voluntariamente parte de una premisa fundamental, que "todo médico quiere trabajar en hospitales y poca gente en el ámbito rural". 

Conciliación, contratos más largos, sueldos más altos

La competencia en materia de contratación de sanitarios es de las comunidades, aunque como ya ha sucedido en la duración de la interinidad o en la limitación de los conciertos privados, el Ministerio de Sanidad prevé legislar sobre el ejercicio de la medicina rural. De momento, hay algunas medidas reales, como la de ampliar de dos a cuatro años la duración del contrato laboral en Castilla- La Mancha para médicos que vayan a trabajar a zonas rurales, o el complemento salarial que ya aplica la Comunidad de Madrid.

Junto a ellas, ideas que surgen cada cierto tiempo, como la de crear un "MIR rural", es decir, que los médicos tengan que pasar consulta en una zona despoblada durante una parte de su especialización como médicos de familia. No obstante, el Colegio de Médicos de Madrid y la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SEMFyC) coinciden en que esto debería empezar antes, en la facultad, con una materia que fuera específica. 

Con el plan de incentivos que estudia el Gobierno se tratará de ver "quién le pone el cascabel al gato", afirman en el sector sanitario, que hasta el momento ha visto más "vendehumo" que respuestas reales al problema de la atención sanitaria en las zonas despobladas. Si la Atención Primaria arrastra falta de profesionales y condiciones laborales cada vez peores, estas se multiplican cuando en lugar de un centro médico en una ciudad hablamos de un consultorio rural. Si un centro médico urbano tiene problemas cuando se jubila algún sanitario o simplemente en las vacaciones, en el ámbito rural esto significa que el consultorio, directamente, "se queda solo", ilustran en la SEMFyC.

A este respecto, fuentes sindicales sanitarias apuntan que para empezar a poner remedio al problema de la falta de médicos rurales habría que saber cuántos faltan. "Llevamos tiempo exigiendo a Sanidad que ponga en marcha el registro de profesionales, que lleva años parado, porque lo primero para saber cuáles son las necesidades es saber lo que tienes".

Una muestra evidente se ha visto en la selección de plazas del MIR de este año, en la que por primera vez quedaron vacantes 200, la mayoría en la España despoblada. Según dicen fuentes sindicales, "no se cubren porque los MIR no saben dónde van a terminar" si piden hacer la especialización en una unidad docente de Atención Primaria dependiente de un hospital con varias, unas en la ciudad y otras, a kilómetros de ella. 

"Supermédicos"

Los propios médicos rurales reconocen que su especialidad es "el patito feo" de la profesión, una visión equivocada de quienes nunca se han acercado a un consultorio rural. "El médico rural es un supermédico", asegura Rafael Ortega, vocal del grupo de Médicos Rurales del Colegio de Médicos de Madrid. A diferencia de los medios con que cuenta un doctor en un gran centro médico, el médico rural está solo para enfrentarse con todo tipo de posibles dolencias, "desde la picadura de una víbora a un caso grave de salud mental", que en una ciudad atenderían distintos especialistas. "No es lo mismo estar en una zona con acceso a una UVI móvil que estar a una distancia considerable. Eso requiere una seguridad y preparación que no todos los médicos tienen", asevera Ortega que, sin embargo, añade que "necesita reconocimiento". 

Si la Atención Primaria se queda en los últimos puestos que seleccionan los MIR, terminar en una zona despoblada es el peor de los finales para profesionales que, en su mayoría, aspiran a trabajar en hospitales. Nada más lejos de lo que vivió la doctora Teresa Méndez, miembro de la SEMFyC, que durante tres años trabajó en Burujón, un municipio de Toledo de 1.308 habitantes, a 90 kilómetros de Pinto, donde se quedó su familia. "No se trata solo de que tú vayas a ese lugar, sino que puedas desplazar a tu familia", dice. Como en su caso no fue posible, la solución fue que ella se haría 180 kilómetros diarios para ir y volver de trabajar. "Con lo que eso supone de gasto en gasolina, de desgaste de coche y de peligrosidad, por seguridad", apunta.

Ya que de momento no hay manera de conciliar con la familia, dos factores económicos aparecen como claves entre los incentivos que deberían ofrecerse a los médicos rurales. No solo el incremento en la nómina por gastos mayores para ir a trabajar. El Colegio de Médicos de Madrid apunta también a otra idea recurrente: incluir en el reconocimiento de la trayectoria profesional de los sanitarios el hecho de haber estado en zonas despobladas para obtener un plus para acceder a ascensos o cambios de destino. "Se está hablando de establecer bolsas en el currículum profesional, valorar con un porcentaje más elevado el tiempo trabajado en atención rural a la hora de valorar méritos", apunta el doctor Ortega.

Junto a una mejora del salario, conciliación y un mejor cómputo en la vida laboral, los médicos rurales piden que sus colegas conozcan esta 'especialidad'. "Muchas veces, trabajar en un entorno donde sabes que vas a estar solo es algo que genera desconocimiento y miedo, lo que se llama la soledad del médico rural", explica Méndez, que, sin embargo, asegura que, desmentida esta imagen, la medicina rural "es algo que engancha", o por lo menos, que gusta a los MIR que voluntariamente piden pasar una temporada en el campo. "Defendemos que nuestra es muy variada, muy competitiva y muy bonita", asegura.

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