"Si pudiera borraría de un plumazo las exclusivas, me salieron muy caras», reconoce Borja Thyssen en una lúcida y extensa entrevista con Antonio Lucas. Y él sabe de lo que habla porque en el papel couché ha visto reflejada su vida. Primero por ser hijo de su famosa madre, y más tarde, cuando se independiza, mantiene una exposición pública, en la que se suceden las exclusivas como el anuncio de su boda con Blanca Cuesta o el primer embarazo de la pareja.
El hijo de Carmen Cervera vivió una infancia atípica, tuvo una educación poco convencional, que ahora lamenta, y durante un tiempo, mantuvo agrias peleas con su madre a cuenta de la herencia del barón por un quítame allá ese Goya. Las desavenencias fueron aireadas públicamente y ampliamente difundidas en las revistas del corazón.
Ahora con la perspectiva que dan los años y desde su nueva y desahogada posición hace balance y ve las cosas de otra manera. En estos tiempos asistimos cada día al creciente mercadeo de famosos y aspirantes a famosillos que airean sus asuntos y los de su prójimo como regular fuente de ingresos. Cierto es que cada cual es dueño de administrar sus parcelas de privacidad y de decidir qué expone a la vida pública. Pero conviene no olvidar que cuando se pone precio a la intimidad también se acaba pagando por ello. Nada es gratis, en el mundo del corazón tampoco.
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