Será porque estamos en el sur en temporada alta de romerías, ferias, Corpus y demás festividades o porque anda el censo electoral poco hiperventilado, pero hay un hecho objetivo que marca los días previos al 19-J: a menos de dos semanas para las elecciones, la temperatura política andaluza tiene el mismo pulso inerme que el cuerpo incorrupto del rey San Fernando.

Estado vegetativo en las urnas, que es lo que quiere el PP de Juanma Moreno y lo que desespera al otro Juan con (algunas) posibilidades de gobernar en San Telmo, el socialista Juan Espadas

Más que a hacer campaña, el PP parece que a lo que se apunta estos días es a hacer yoga, como si "esa campaña electoral de la que usted me habla", que diría Rajoy, se jugara en Baviera o en Copenhague. Nada de alharacas que perturben la paz de las encuestas.

El objetivo es doble: que haya un efecto arrastre hacia la última semana que permita a Juanma Moreno gobernar sin la presencia malquerida de Vox y que nadie saque de su letargo primaveral al PSOE y a las fuerzas siempre mal avenidas a la izquierda de la izquierda.

A mi juicio, esto último va a ser clave. El PSOE se siente incómodo haciendo campaña desde la oposición, pero aún tiene tiempo de romper esta calma chicha. No sé si para derrotar a las encuestas, pero sí para recordarnos que estamos en campaña y que estas sirven para algo más que para llenar de propaganda low cost las redes y las televisiones.

Quedan hoy trece días. Tiempo más que suficiente en estos tiempos líquidos para que al menos se pueda mover el árbol electoral. Veremos cuánto… pero también en qué dirección.