OPINIÓN

El espionaje y resucitar el ‘procés’

El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, pasa por delante del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño.
Gabriel Rufián pasa por delante de Pedro Sánchez y Nadia Calviño.
Europa Press
El portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, pasa por delante del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño.

El fracaso del proceso independentista de 2017 fue, en realidad, un fracaso más. Sí, hubo referéndum a pesar de que el Gobierno del PP aseguró que tal cosa no ocurriría. Y, sí, quienes dirigieron aquel operativo fueron capaces de desarrollar un procedimiento parlamentario y callejero cargado de ilegalidades hasta llegar a ese primer día de octubre en el que quisieron romperlo todo. Sin embargo, la aplicación del artículo 155 de la Constitución y del Código Penal desmontaron la estructura de una secesión que, en realidad, solo fue una quimera. Y hemos llegado a mayo de 2022 sin que aquel experimento haya renacido. Pero lo intenta.

En estas semanas asistimos a la que probablemente sea la tentativa de resucitar el procés que más opciones de éxito haya tenido en los cinco años que han pasado desde los episodios de 2017. El caso del espionaje a los dirigentes independentistas es ese tipo de asuntos que aportan la masa crítica suficiente como para revivir a un muerto. Nadie podrá asegurar todavía que tal cosa acabe ocurriendo. Pero el independentismo, troceado en varias facciones que no se soportan entre sí, necesita una nueva argamasa, y el espionaje por parte del Estado permite señalar de nuevo a un enemigo común que unifique a quienes están tan dispersos. ‘España nos espía’ sustituye al muy trompeteado ‘España nos roba’.

Aun así, el independentismo dispone ahora de gasolina para que su maquinaria secesionista arranque de nuevo a andar

Para su grey carece de importancia que un Estado tenga como obligación prioritaria defenderse, y no solo de los desafíos que llegan desde el exterior. Estados Unidos, que es uno de los pocos países democráticos desde su propia creación, hace jurar a sus altos cargos –entre ellos al director de la CIA– que "defenderé la Constitución frente a todos los enemigos, extranjeros y domésticos". Y en España, dicho con otras palabras, ocurre lo mismo: "Prometo cumplir y hacer cumplir la Constitución". Y eso es lo que hizo el CNI, tratar de hacer cumplir la Constitución espiando a quienes pretendían destruirla. Al menos, es lo que hizo con 18 dirigentes independentistas que fueron espiados con la debida autorización judicial. Si se llevaron a cabo otras actuaciones al margen de la ley, entonces el problema es otro, y los focos deberán dirigirse a quien, eventualmente, actuó al margen de la normativa. Pero, al menos hasta este día, tal cosa no se ha demostrado.

Aun así, el independentismo dispone ahora de gasolina para que su maquinaria secesionista arranque de nuevo a andar. Sería un procés 2.0 que solo necesita de un elemento político determinante: que el PP vuelva al poder, y si es de la mano de Vox, con más motivo. Porque ese sí será el detonante para que el independentismo intente reverdecer sus viejos –aunque de momento fracasados– laureles otra vez. 

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