El Gobierno aspira a que el tope al gas para bajar el precio de la luz consiga reducir la inflación hasta el 5% o 6% a final de año

IPC de abril 2022
IPC de abril 2022
Henar de Pedro
IPC de abril 2022

El tope al precio de la electricidad producida a través de centrales de gas, si tiene los efectos que el Gobierno ha previsto, no solo provocará una rebaja del recibo de la luz, sino que también dejará la tasa de inflación interanual en el entorno del 5% o el 6% a final de año. Esos son los cálculos que hace el Ejecutivo en base a la medida que se aprobó la semana pasada en Consejo de Ministros, que se prevé que comiencen a notar los consumidores en sus facturas del próximo mes de junio, en cuanto la Comisión Europea le dé su visto bueno definitivo.

El Gobierno ha puesto muchas esperanzas en el tope al precio del gas en el mercado mayorista eléctrico, una medida que finalmente ha conseguido pactar de la mano de Portugal tras una dura negociación con Bruselas y con los países más reticentes a poner en marcha la llamada "excepción ibérica", liderados por Alemania. Se trata de una medida que, en resumidas cuentas, busca acabar con buena parte de los beneficios caídos del cielo que obtienen las eléctricas de vender toda la luz al precio de la más cara de producir, precisamente la generada en centrales de gas. La previsión del Ejecutivo es que el recibo medio de la luz se rebaje en torno a un 30%.

Por el diseño de la medida, en primer lugar se beneficiarán de la misma los hogares que estén acogidos al mercado regulado, alrededor del 40% del total. Pero en el transcurso del año, todos los consumidores, también los que se encuentran en el mercado libre, irán accediendo a la rebaja. Y el Gobierno aspira a que esa reducción del precio final de la electricidad tenga como segundo efecto una fuerte contención de la inflación, que desde hace meses se sitúa en cifras récord y que cerró abril en el 8,4% después de semanas en las que incluso llegó a barajarse que la subida de los precios pudiera llegar a registrar cifras de dos dígitos.

En concreto, los cálculos que hacen fuentes del Ejecutivo es que si la medida de contención del precio de la luz tiene los efectos esperados, la inflación pueda terminar el año en el entorno del 5% o el 6%. Y eso supondría dejar prácticamente en la mitad el incremento del IPC interanual que se produciría si no se hubiera tomado esta medida, sostienen estas fuentes, que detallan que el Gobierno temía escenarios de una inflación por encima del 10% si no se hubiera llegado a adoptar este tope al gas destinado a producir electricidad.

Una inflación provocada por la electricidad

Y es que una muy buena parte de la culpa de la importante subida de los precios en España desde hace meses la tienen las particularidades del diseño del mercado eléctrico en nuestro país. En concreto, y según se puede calcular con los datos relativos al mes de marzo publicados por Eurostat, el 42% del dato de inflación registrado en España ese mes fue culpa de la electricidad, frente a la media europea del 28%. De hecho, en países como Francia, la energía eléctrica apenas es responsable del 14,7% del alza de precios.

Lo que explica esa diferencia es, entre otras cosas, el funcionamiento actual del mercado regulado en España, al que están acogidos en torno a un 40% de los hogares y que el Gobierno estudia reformar antes de fin de año. En este sistema, lo que pagan los consumidores en su factura mensual está directamente vinculado a los precios mayoristas de la energía, de tal forma que si la luz mayorista sube, automáticamente esa subida se traslada a la factura. Por ello, este mercado ha sido sistemáticamente más barato para el consumidor durante los últimos años, pero esa tendencia se ha invertido con el alza de los precios de estos últimos meses, que es precisamente lo que pretende atajar el tope aprobado por el Gobierno la semana pasada. 

Además, hay otro elemento que amplifica aún más el impacto que tiene la factura de la luz sobre la inflación: la forma en que esta se mide en el IPC. En España, para calcular cuánto sube o baja el recibo de la luz de los hogares, el INE solo tiene en cuenta las facturas de la luz mercado regulado. Esto provoca que la medición de los precios de la luz sea poco realista, ya que, si se incluyera en el IPC también a los hogares con contratos en el mercado libre -con tarifas planas con precios que, en estos momentos, son más bajos que los del mercado regulado-, las cifras de inflación de España bajarían.

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