Carmelo Encinas Asesor editorial de '20minutos'
OPINIÓN

Gracias a Casero

El diputado del Partido Popular (PP) Alberto Casero, cuyo voto erróneo fue decisivo este jueves para convalidar la reforma laboral, acusa a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, de negarse y decidir "unilateralmente y de forma arbitraria arrogarse la voluntad de la Mesa en su conjunto, dando inicio de la votación". Insiste en que todo fue un error informático y acusa a Batet de vulnerar sus derechos.
El diputado del Partido Popular (PP) Alberto Casero.
El diputado del Partido Popular (PP) Alberto Casero, cuyo voto erróneo fue decisivo este jueves para convalidar la reforma laboral, acusa a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, de negarse y decidir "unilateralmente y de forma arbitraria arrogarse la voluntad de la Mesa en su conjunto, dando inicio de la votación". Insiste en que todo fue un error informático y acusa a Batet de vulnerar sus derechos.

Hace solo tres meses. La actualidad en España es tan convulsa y cambiante que en pocas semanas el tablero político resulta irreconocible. El 3 de febrero pasado, el Congreso de los Diputados convalidó con un voto de margen la reforma laboral que había entrado en vigor un mes antes. Aquella fue una sesión delirante en la que al Gobierno le fallaron unos socios de investidura que se pusieron en evidencia votando en contra mientras rezaban para que la reforma saliera adelante, y en la que dos diputados navarros que habían comprometido su apoyo harían lo contrario mintiendo a su propio partido en un ejercicio taimado de deslealtad por el que serían expulsados. 

Esos dos movimientos habrían tumbado una norma imprescindible para la obtención de fondos europeos poniendo en una situación crítica al Gobierno a no ser por la torpeza de un diputado del PP desconocido para la inmensa mayoría de los ciudadanos. Alberto Casero, ausente en la Cámara, votó desde casa, él o su asistente, y votó que sí por error. Casero y el Grupo Popular trataron de echarle la culpa al sistema telemático pero no consiguieron sino adentrarse aún más en el ridículo al comprobar que los dedos de su señoría habían tocado la tecla errónea en otras dos votaciones.

Casero y el Grupo Popular trataron de echarle la culpa al sistema telemático

Traigo a colación el episodio para patentizar la enorme trascendencia que tuvo ese error, tanta que algunos lo atribuirían a la mano de Dios. De no producirse, España no solo habría contrariado las condiciones de la Comisión Europea en un asunto tan medular como el de los fondos, sino que hubiera privado a España de una reforma del mercado de trabajo que ahora se ha demostrado imprescindible. Cuatro meses después de su entrada en vigor, el nuevo marco regulatorio pactado con patronal y sindicatos, además de impulsar el empleo juvenil, tan necesitado de incentivos, ha logrado reducir de manera tajante la mayor de las lacras que padecía el mercado, la temporalidad.

Los datos del Servicio de Empleo señalan que los 184.577 puestos de trabajo creados en el mes de abril elevan ya la cifra de ocupación por encima de los veinte millones de cotizantes, un récord histórico más que esperanzador si tenemos en cuenta que casi la mitad de los nuevos contratos fueron fijos cuando antes de la reforma no pasaban del diez por ciento. La rebaja de la temporalidad y la precariedad en favor de la calidad laboral eran el objeto principal de este nuevo marco que los independentistas criticaron al considerar que consagraba en gran medida la reforma del PP y que paradójicamente los populares rechazaron también a pesar de reconocer que así era.

Ese voto fallido de Casero ha permitido tan sustancial mejora en un tiempo récord, lo que constituye una de las pocas noticias económicas positivas en estos años de zozobra marcados por la pandemia y la guerra.

Tampoco es menor la repercusión que aquel episodio ha tenido en el ámbito político. Aquello debilitó sobremanera al entonces líder de la oposición Pablo Casado, quien después ahondaría en su descrédito induciendo un adelanto electoral en Castilla y León donde le saldría el tiro por la culata. La maquinaria de Sol haría el resto provocando su caída y la sustitución por Alberto Núñez Feijóo.

Las últimas encuestas reflejan un vigoroso avance del PP en sus expectativas electorales gracias a la irrupción de Núñez Feijóo en la política nacional. Es el segundo líder más valorado, solo detrás de Yolanda Díaz, la ministra que logró poner de acuerdo a los agentes sociales en favor de esa reforma laboral que bendicen los buenos datos de abril. Y todo gracias a Casero.

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