La izquierda reclama al PP, ahora con más empeño al temer la posibilidad de que Feijóo llegue al Ejecutivo, un cordón sanitario contra Vox y así impedir que los de Abascal accedan al Gobierno. Lo ha planteado en Castilla y León, lo propondrá en Andalucía si se cumplen los pronósticos y lo intentará a nivel estatal, en el caso de que la derecha sume para gobernar. Para respaldar su tesis, citan como ejemplo las elecciones galas.
Sin embargo, España no es Francia por mucho que se afanen en compararlo, entre otras cosas porque la ley electoral es radicalmente distinta. En el país vecino, aislar a la ultraderecha adolece de mayor sacrificio para los promotores, teniendo en cuenta que no tienen mucho que perder ya que en cualquier caso no iban a gobernar y sí mucho que ganar, porque se los quitan de encima.
Me explico: que en Francia, en la segunda vuelta, los partidos que quedaron fuera de la ‘competición’ pidieran votar a Macron o a Le Pen no les supone mayor renuncia teniendo en cuenta que ya habían sido despojados de toda posibilidad de gobernar en una primera ronda electoral.
Esta situación no es extrapolable a España, donde si el PP accediera a vetar a Vox sería a costa de renunciar al poder y por ahí sí que nadie pasa. Con todo ello y pese al empeño del líder gallego de evitar una reproducción de la foto de Colón, Feijóo tendrá que pactar finalmente con Abascal si quiere gobernar.
Todo ello, a menos que PP y PSOE acuerden una gran coalición, algo altamente improbable; dejen gobernar a la lista más votada, algo que también, o aprueben una nueva ley electoral, que contemple una segunda vuelta entre las dos candidaturas ganadoras, más difícil aún señor@s.
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