El auge de la ultraderecha y la abstención, las sombras del triunfo de Macron: "Europa sigue viviendo demasiado cerca del abismo"

Macron saluda a sus seguidores tras ganar las elecciones.
Macron saluda a sus seguidores tras ganar las elecciones.
EFE
Macron saluda a sus seguidores tras ganar las elecciones.

Emmanuel Macron ha logrado este domingo en la segunda vueltas de las elecciones presidenciales francesas revalidar su mandato como presidente con un 58,55% de los votos, según los resultados oficiales del Ministerio del Interior con el escrutinio ya completado.

Este recuento concede a Macron 18,7 millones de sufragios, frente a los 13,2 millones obtenidos por su rival directa, Marine Le Pen. La líder de Agrupación Nacional ha logrado alrededor del 41,45% de los sufragios.

Para los analistas consultados por 20minutos, la victoria de Macron es una "noticia excelente" porque "había mucho en juego" tanto para Francia como para Europa. "Es el eje de la integración europea", coinciden varios expertos, que, sin embargo, abogan por "huir del triunfalismo", ya que preocupa el auge de la ultraderecha, con el mejor resultado que un partido de estas características ha obtenido nunca en el Viejo Continente. 

"Es la victoria del proyecto europeo y de los valores de la República francesa frente a quienes pretendían atentar contra ellos disimulando con un cambio de imagen", destaca Manuel López Linares, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas.

Le Pen ha conseguido maquillar la dureza que representaba el partido con su padre y con ella en sus inicios"

López Linares, no obstante, advierte del peligro que supone el gran resultado obtenido por Marine Le Pen, defensora de los principios de la "Francia de Vichy que colaboró con el régimen nazi": "Esto algo muy a tener en cuenta para el futuro. En mi opinión, se debe a la conjunción de dos factores. Por un lado, a toda esa Francia que no se consigue subir al carro del progreso económico; por otro, a que Le Pen ha conseguido maquillar, en un proceso que llaman de desdemonización o chiraquismo, la dureza que representaba el partido con su padre y con ella en sus inicios. Esto quizá ha convencido a votantes jóvenes, que han pensado que este partido ya no supone la amenaza de antes".

"Europa sigue a la defensiva, viviendo demasiado cerca del abismo cada vez que hay elecciones en Francia. Este catenaccio político hay que revertirlo en el futuro", considera Guillermo Íñiguez, analista político y Máster en Derecho Europeo por la universidad de Cambridge, se congratula del triunfo de Macron pero advierte de que desde ahora y hasta 2027 tendrá esforzarse para frenar a la derecha radical.

Descontento y rechazo a los candidatos

Otro asunto que llama la atención en los comicios galos es la alta abstención registrada, que ha alcanzado casi el 28%, la más alta de los últimos 50 años. "Es una consecuencia directa del sistema de elección de doble vuelta que hay en Francia, donde al final hay que elegir entre dos candidatos. Hay un claro descontento y rechazo hacia los dos candidatos y a los partidos e ideas que representan", destaca Javier Porras, profesor de Derecho Internacional de la Universidad CEU San Pablo. 

Para Moisés Ruiz, profesor y experto en liderazgo político de la Universidad Europea, una abstención tan alta supone una manifestación de la "apatía política" que sufren los ciudadanos porque "se sienten abandonados por los partidos políticos". "Macron tiene reflexionar sobre por qué no ha conseguido convencer a esos abstencionistas y, sobre todo, sobre el protagonismo actual de Marine Le Pen, que ya no asusta al electorado", asegura. 

"Básicamente han sido los votantes de izquierda de Mélenchon los que han dado la espalda a Macron porque entienden que está alejado de sus intereses y beneficia a las clases más privilegiadas", precisa López Linares.

¿Qué sucederá con los partidos tradicionales?

Estas elecciones presidenciales han servido también para confirmar el mal momento por el que pasan los partidos políticos tradicionales franceses, como los republicanos o los socialistas, que no hace mucho gobernaron el país bajo el mando de François Hollande. 

Esta situación es especialmente preocupante teniendo en cuenta que es una incógnita lo que sucederá cuando Macron acabe su mandato con La República en Marcha, un proyecto muy personal del presidente y no tanto un partido político. Ese vacío podría allanar aún más el camino de la ultraderecha. 

"Tanto el partido socialista como los republicanos se han convertido en partidos locales y regionales. Se ha llegado a un punto en el que los votantes saben que el partido socialista no es una opción a nivel central y eso tienen que recuperarlo. Una de las misiones que tiene Macron en estos cinco años es resucitar ese espacio político para que le suceda. Se ha comentado incluso la posibilidad de nombrar algún ministro de esos dos partidos. Se juega mucho Francia y él no va a estar para salvar al país otra vez.", sentencia Íñiguez. 

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