Chatelperroniense, última resistencia neandertal a la expansión Homo sapiens

  • Los neandertales intentando evitar su extinción, sustituyeron su tecnología musteriense por la chatelperroniense.
  • ​El éxito de la tecnología chatelperroniense concedió otros dos milenios más a aquellos neandertales que la adoptaron.
Dos recreaciones de hombres neandertales.
Dos recreaciones de hombres neandertales.
Joerg Carstensen / EFE
Dos recreaciones de hombres neandertales.

Hace 44.000 años, mientras los primeros Homo sapiens avanzaban inexorablemente hacia el oeste de Europa, los últimos neandertales respondieron con un drástico giro tecnológico, un último y desesperado intento de resistencia a la extinción que sustituyó su vieja tecnología musteriense por la más avanzada chatelperroniense.

La denominación deriva del yacimiento de la Grotte des Fées, en la localidad de Châtelperron (Francia), país que, junto con el norte de la península ibérica, alberga la totalidad de los emplazamientos chatelperronienses de Europa y que en España tiene uno de sus mayores referentes en el yacimiento vizcaíno de Aranbaltza.

En este taller de talla lítica al aire libre, un grupo internacional liderado por el arqueólogo del Arkeologi Museoa de Bilbao Joseba Rios Garaizar ha constatado por primera vez la extinción, hace 45.000 años, de los últimos neandertales de cultura musteriense de la región cantábrica y su reemplazo mil años más tarde por otros congéneres que trajeron consigo a la península la novedosa tecnología chatelperroniense.

Un descubrimiento, publicado ahora por la revista científica PLOS ONE, que constata la fragilidad de las últimas poblaciones neandertales e incluso su "extinción local" antes incluso de la llegada de los humanos modernos a lugares como la cordillera cantábrica, pero que también pone de manifiesto el éxito relativo que la tecnología chatelperroniense concedió durante otros dos milenios más a aquellos neandertales que la adoptaron.

Pocos recursos y crisis demográfica

Según explica Rios Garaizar en una entrevista concedida a EFE, la posible extinción o tal vez abandono de la región cantábrica por los neandertales musterienses pudo haber estado ligada a "un problema de disponibilidad de recursos" junto a, tal vez, una "crisis demográfica" de unas poblaciones que "cada vez se iban haciendo más pequeñas" y se volvían "más frágiles" ante las epidemias o las catástrofes naturales y meteorológicas.

Esta serie de problemas, aclara el arqueólogo, ya se aprecian por ejemplo en el yacimiento asturiano de El Sidrón, cuyos fósiles, con una serie de patologías probablemente asociadas a la consanguinidad, hacen pensar que las viejas redes de "intercambio de ideas y de genes que tuvieron activas los neandertales durante milenios se habrían empezado a romper y disgregar" colaborando a su extinción.

En este contexto, los sedimentos de Aranbaltza demuestran que solo mil años después, hace unos 44.000 años, llegaron a la zona cantábrica unos nuevos neandertales, que reemplazaron a los anteriores, provistos de una tecnología chatelperroniense desarrollada en tierras de la actual Francia, "coincidiendo casi al milímetro" con el avance de los humanos modernos desde el este y como "respuesta" a las "nuevas ideas y necesidades" que estos traían consigo.

Para ello, los neandertales cambiaron "de manera radical su tecnología y su forma de vida" y, como desvela Ríos Garaizar, comenzaron a confeccionar "objetos de adorno", como colgantes, de los que antes había muy pocos, así como nuevas herramientas de hueso, madera y piedra.

Especialmente nuevas puntas de lanza (conocidas como "puntas de Chatelperron") de una forma más "estandarizada" que les permitió crear láminas y laminillas "más largas que anchas", más ligeras y que facilitaban además una rápida sustitución en caso de ruptura de las cabezas de las lanzas y que tal vez conllevaron también un cambio en las técnicas de caza.

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