Los planes para el fin de semana contienen propuestas variadas: una experiencia inmersiva que nos llevará a bordo de la Nao Victoria en la primera Vuelta al Mundo; un duelo teatral entre Santa Teresa y la Inquisición: fotografías que rescatan instantes difusos de nuestra memoria; el Concierto de Aranjuez por la Orquesta Nacional de España; la danza contemporánea de La Veronal en CondeDuque; un estreno mundial en el Teatro Real y el décimo aniversario de Durango14 en la Sala Caracol.
1. Experiencia inmersiva. 'Magallanes y Elcano: sin límites'
El Espacio Delicias Ibercaja no para de poblarse de carpas donde siempre nos espera una sorpresa mayor, y en esta ocasión llega un espectacular montaje dedicado a una de las mayores epopeyas realizadas en este planeta: la primera circunnavegación a la Tierra que realizaron Magallanes y Elcano hace 500 años, a bordo de la Nao Victoria.
Magallanes y Elcano: sin límites nos embarca en un viaje inmersivo donde podremos sentirnos parte de aquella heroica expedición, pero sin tener que pasar las penalidades de aquellos aguerridos marineros. El público podrá recorrer, durante más o menos una hora, tres escenarios diferentes, asistido por audioguías que aportan testimonios de los protagonistas, basados en el libro de viaje del cronista Antonio Pigafetta, testigo de la gran hazaña.
La primera parada de la experiencia inmersiva se realiza en tierra firme: el visitante se adentra en el ambiente brumoso y nocturno de la Sevilla del siglo XVI, punto de partida de la expedición, donde con la ayuda de audioguías nos acercamos a personajes relacionados con la expedición. Como si se encontrara en los momentos previos a la partida de la Nao Victoria, el espectador escucha lo que, desde el Rey hasta el pueblo llano, se opinaba en relación a la aventura que estaba a punto de iniciarse.
El segundo escenario es Alta Mar, el corazón de la experiencia inmersiva. Al cruzar unas cortinas, el espectador se encuentra una impresionante reproducción a tamaño real de la Nao Victoria, de 30 metros de eslora, frente al que se han habilitado unas gradas muy próximas al barco. Desde allí el visitante seguirá las faenas de los marineros que por sorpresa tendrán que enfrentarse a una inmensa tormenta en medio del océano, con efectos especiales, rayos, truenos y agua que cae del techo. Contemplar tan de cerca una nave de este tamaño recuerda, en cierto modo, al Museo Vasa de Estocolmo, donde se expone un espectacular galeón, de más del doble de tamaño, rescatado en 1961 del fondo de un puerto donde se fletó. No es por fardar, pero la diferencia es que el nuestro, aun siendo más chico, le dio la vuelta al Mundo, y el de los suecos se hundió en cuanto lo echaron al agua. Un cero en ingeniería naval para los nórdicos.
La última parada de este viaje es el Puerto, escenario al que se accede dando la vuelta al navío. Allí el visitante puede pasear al lado del barco, en un ambiente portuario con un atrezzo muy conseguido. Será el lugar para tomar las últimas fotos y videos al lado de los marineros, que posarán gustosos, hasta llenar la capacidad del smartphone.
2. Teatro. 'La lengua en pedazos' en Teatro del Barrio
El Teatro del Barrio nos propone reencontrarnos con un magnífico texto de Juan Mayorga, que fue reconocido con el Premio Nacional de Literatura Dramática en 2013, escenificando el duelo dialéctico entre Teresa de Ávila y un Inquisidor que trata de limitar los movimientos y las iniciativas de nuestra santa, a quien no faltan argumentos para oponer resistencia. Clara Sanchís y Daniel Albaladejo se ponen los hábitos para encarnar a estos personajes, en una obra que también supuso en su momento el debut de Mayorga como director de escena. Estará en cartel algunos contados domingos de febrero y marzo -este próximo, por ejemplo-, y no hay que dejarla escapar.
Encontramos a Teresa en un nuevo convento que acaba de fundar junto a otras hermanas, tras abandonar el monasterio de La Encarnación. Los usos y normas que regían en La Encarnación no eran compartidos por ella, puesto que en vez de alejarse del mundo, las monjas que allí ingresaban más bien accedían a otros mil mundos, por el trasiego de gentes que se registraba. Teresa aboga por una nueva orden basada en la observancia de la regla de Carmelo, centrando su quehacer diario en la oración, el ayuno y la contemplación. Tanto ella como sus seguidoras sustituyen los zapatos por unas alpargatas de cáñamo, como signo de humildad. Descalzas contra calzados, es la batalla que se libró en el seno de la Iglesia, en la última mitad del siglo XVI.
El Inquisidor representa la autoridad eclesiástica que no estaba dispuesta a aceptar la fundación de una nueva orden por parte de Teresa, entendida como un acto de rebeldía, y trata de convencerla de que regrese al monasterio y acabe con su aventura. Se entabla un diálogo-interrogatorio en el que el Inquisidor trata de reconducir a la santa minando su voluntad, dudando de la veracidad de sus visiones, criticando su formación en lecturas fantasiosas, desconfiando de sus tratos con seglares y curanderos. Pero la convicción de Teresa es pétrea y mantiene que, suceda lo que suceda, esa casa es obra de Dios y el pueblo le rendirá devoción en el futuro.
En un escenario casi vacío se dispone una docena de sillas que simbolizan a las hermanas seguidoras de Teresa en su determinación, siendo desplazadas, tiradas al suelo o agrupadas, sirviendo de asiento para el apasionante enfrentamiento que allí tiene lugar. Clara Sanchís traduce con justa dicción la entereza de una mujer que duda, sí, pero se siente avalada por el propio Jesucristo para llevar a cabo su propósito. Daniel Albaladejo es un actor mayúsculo y está imponente acorralando con sutileza a su presa, sin caer nunca en el exceso. Es un lujo poder asistir a este diálogo desde las reducidas gradas del pequeño Teatro del Barrio, en el corazón de Lavapiés. A la salida se puede adquirir este texto y otros de Mayorga editados por La Uña Rota, en un puesto instalado a tal efecto, para llevarnos a casa un pedazo de la excelsa Lengua que tenemos la fortuna de compartir.
3. Música en directo. Durango14 en la Sala Caracol
El grupo Durango14 quiere celebrar su 10º aniversario este fin de semana en Madrid, con un concierto donde lucirá la nueva formación que asentó en el año 2021, cuando añadió a la banda dos coristas, un percusionista y una teclista, cuyo formato de 9 músicos se llama Durango 14 & The Soulmakers.
Los Durango practican una música instrumental espesa, nutrida de efectivos, con marcada percusión, saxo duro y guitarras. Ellos se encuentran cómodos con la denominación de 'surf & roll', partiendo de las bases del surf clásico, pero rompiendo con la linealidad de los temas, añadiendo oscilaciones de intensidad y ritmo, como si diéramos una vuelta en la montaña rusa de feria. El ska y el blues también están presentes en sus influencias. Hablan de sonido 'duranguer' y lo mejor será acercarse a escuchar su directo, siempre poderoso, para comprobar lo que significa ese término, y cuánto hay de unos y otros ingredientes mencionados.
Su último elepé salió al mercado en 2019 con el título Gigante Panamericana, y se presentó hace ahora dos años en la madrileña sala El Sol. El disco es buena muestra de un estilo que pretende cruzar de norte a sur un territorio tan extenso como América, desde Alaska hasta la Patagonia, recopilando sabores y ritmos de aquí y de allá. Cierto es que sobre todo se siente la densidad del viento fronterizo que corre entre México y Estados Unidos, como influencia más preponderante de un trabajo rotundo.
En la actuación del viernes, Durango14 pretende repasar las mejores canciones de sus cuatro trabajos grabados hasta el momento, para hacer homenaje a toda su trayectoria, pero no olvidarán añadir ciertos guiños a la música negra y el soul, con su sección coral recientemente incorporada. Además podremos escuchar en directo su nuevo single grabado en Estudio Uno llamado Morfina, ya disponible en plataformas digitales y en su propio canal de Youtube, como vemos aquí:
Para este reencuentro con su público, Durango14 ha elegido un espacio ya legendario en el panorama madrileño, la Sala Caracol, con 25 años de historia musical a sus espaldas, miles de conciertos sonando entre sus paredes e infinidad de eventos y grabaciones. Será el viernes 28 a las 20 horas.
4. Fotografía. Vari Caramés en la sala Canal de Isabel II
Los aficionados a la fotografía pueden anotar ya una nueva cita ineludible en la sala Canal de Isabel II, con la exposición monográfica titulada Algo, nada, siempre, dedicada al fotógrafo Vari Caramés (Ferrol, 1953), referente en España desde los años 80, que estará abierta hasta el 24 de abril. Incluye la mayor parte de su obra, tanto en blanco y negro como en color, mostrando su evolución creativa conforme ascendemos por el depósito elevado de Chamberí.
En la planta baja se han instalado grandes fotografías retroiluminadas -lo vemos en la entrada de la reseña-, componiendo imponentes cubos que, como indica Blanca Berlín, comisaria de la muestra, en el estupendo catálogo editado por Fabulatorio, tratan de “evidenciar que la fotografía es, fundamentalmente, luz con independencia del soporte en el que se materializa, luz que no sólo narra momentos, instantes y situaciones, sino también texturas”.
Gabinete de curiosidades es la primera parte de la muestra y conforma un conjunto fascinante y diverso de fotografías en blanco y negro tomadas por Vari Caramés entre 1980 y 2000, expuestas muy juntas unas a otras para acentuar ese sentido de gabinete, de colección privada. Es como un puzzle de piezas extraídas del fondo de una caja, en la que hay auténticas maravillas que por sí solas destacarían. Una mirada atenta a la realidad que le rodea y nos rodea, humorística en algún caso, en la que el movimiento difumina los contornos, cristales empañados sirven de filtro y el desenfoque que caracterizará su trayectoria comienza a surgir como territorio de ensoñación.
Vari Caramés reconocía en uno de sus libros que sus fotografías se comportan como la memoria: borrosa, desenfocada, como una sublimación de ciertos momentos a los que añadimos fantasía. Es la sensación que experimentamos al recorrer su serie Tránsito (2003-2004), de la que vemos aquí esta muestra que robé con mi cámara el día de la inauguración. Un oasis emocional de color frente a la “sobredosis de realidad que nos rodea”, en el que se busca el carácter atemporal o deslocalizado de las imágenes.
En Recreo (2008) se acude a ese rincón de nuestro alma donde se desdibujan los recuerdos de juegos infantiles; mientras que, trazando la parábola más amplia, llegamos a la serena belleza de la última serie, Lugares (2018), dedicada a su pareja Ángeles, fallecida recientemente. Un paseo por los espacios que recorrió a su lado en algún momento, donde se advierte el peso emocional del amor vivido.
Muy refrescante resulta contemplar las numerosas fotografías que el autor dedicó en su momento al mundo acuático, y más concretamente a los juegos de sombras y reflejos que posibilita la piscina, tanto en blanco y negro como en color. Manteniéndonos en ese medio y como colofón a la exposición, Caramés ha creado un plácido vídeo que se proyecta en gran pantalla bajo la cúpula del depósito, donde unos profundos asientos animan a olvidarse del ajetreo y sumergirse en este espacio por unos minutos. Un relajante final para tan preciosa retrospectiva.
La Sala Canal de Isabel II ha programado diversas actividades dirigidas a todos los públicos para profundizar en la obra de Caramés, como visitas guiadas, encuentros con las comisarias o derivas fotográficas por el barrio de Chamberí.
5. Clásica. Estreno de Luis de Pablo y la guitarra de Rafael Aguirre
Una doble propuesta de música clásica para este fin de semana, orientada, por un lado a los aficionados a la música contemporánea, con el estreno mundial de uno de nuestros grandes compositores del siglo XX y XXI; y por otro a un público más mayoritario, con un concierto de música española de Falla, Albéniz y Rodrigo, con el añadido de una obra de Strauss que tiene que ver con un mito muy español
Para los más osados, el Teatro Real estrena con carácter póstumo la ópera El abrecartas, de Luis de Pablo, basada en la novela de Vicente Molina Foix y dirigida desde el atril por Fabián Panisello. La obra abarca únicamente las primeras 220 páginas del libro, que corresponden a la primera mitad del pasado siglo y a la época más aciaga de la novela, teniendo como telón de fondo la Guerra Civil, sus convulsos antecedentes y la dictadura posterior.
Partiendo de una foto antigua del colegio de Fuente Vaqueros en la que aparece Federico García Lorca con 6 o 7 años, vestido de blanco, junto al resto de los alumnos, Molina Foix creó una novela epistolar en la que da vida a uno de los niños anónimos del retrato, al que llama Rafael, que crece fascinado con el poeta. Junto a él germina un universo plasmado a través de cartas, misivas, notas, informes policiales y documentos de personajes reales -García Lorca, Vicente Aleixandre, Miguel Hernández, Eugenio D’Ors o Andrés Acero- y otros que son mera ficción, compartiendo el mismo mundo tenebroso e inquietante que les obliga a ocultar sus pensamientos y sentimientos.
La ópera se desarrolla en seis escenas muy poéticas en las que se desvelan, una a una, esas cartas en un ambiente frío, acentuado por la ubicación en una especie de almacén de documentación con el que nos topamos al inicio de la representación. Unos módulos móviles darán bastante juego al ser desplazados y conformar diferentes espacios, alguno de ellos tratando de situarnos en la mítica casa de Vicente Aleixandre en la calle Velintonia, hoy en día en estado de cochambre para vergüenza poética de este país. La música del maestro Luis de Pablo incluye elementos populares, como algunas canciones infantiles en el primer cuadro, o la aparición de un pasodoble o retazos de cuplé en otros, pero mantiene cierta monotonía en la parte central de la composición. Una sonoridad sutil, con preciosos detalles solistas, que casi parece camerística a pesar de contar con grandes efectivos, asentada en un mesurado volumen orquestal.
El desarrollo dramático no es muy apreciable y hay pocos momentos de intensidad expresiva, pero quizás podríamos destacar el bello dúo con el que finaliza la última escena-que vemos en la siguiente foto-, a la sazón últimas notas de Luis de Pablo compuestas para ser representadas. Al finalizar el estreno, con los aplausos a cantantes, orquesta y resto del equipo, se colocó la partitura en el centro del escenario como gesto de reconocimiento y homenaje al que fue gran figura de la música contemporánea española.
Para cambiar de tercio y de tono musical, la Orquesta Nacional de España propone este fin de semana un alegre programa en el que, en primer lugar, sonará una selección de Iberia (Evocación, El Puerto, Triana) de Isaac Albéniz, en la versión orquestal de Enrique Fernández Arbós. El madrileño Fernández Arbós rindió tributo a su compañero de juventud Isaac Albéniz orquestando entre 1907 y 1925 –y dirigiendo por todo el mundo, desde San Petersburgo a Boston– hasta cinco piezas de su suite Iberia. Álvaro Albiach será el director.
La primera parte del programa se completará con uno de los grandes éxitos de todos los tiempos y lugares, el Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo, con el esperado debut del guitarrista Rafael Aguirre como solista invitado, que lleva recorrido medio mundo con su toque maestro.
Don Juan, de Richard Strauss, será la siguiente obra, en la que se aborda el famoso mito desde la premisa del lenguaje orquestal innovador, desenfadado y específicamente germánico que caracterizó los primeros poemas sinfónicos del compositor.
Por último, llegará la Suite número 2 de El sombrero de tres picos, de Manuel de Falla, una intensa partitura que permitirá el lucimiento de la orquesta con un carácter marcadamente español. Un programa perfecto para disfrutar en alguno de los tres conciertos, viernes, sábado y domingo, en el Auditorio Nacional. Aquí dejo esta Farruca que posee toda la fuerza y el arrebato del baile flamenco que se vislumbra tras sus notas.
6. Danza contemporánea. 'Opening Night' de La Veronal en CondeDuque
El Centro de Cultura Contemporánea Condeduque acoge, del 16 al 20 de febrero, la nueva creación escénica de Marcos Morau para La Veronal, titulada Opening Night, que vuelve a nuestro cuartel cultural tras la exitosa representación de Sonoma en 2020. La obra ofrece la danza en diversas variantes que pasan por el teatro, la ópera y el cabaret, para celebrar el momento más electrizante: la noche del estreno de un espectáculo.
Morau, que desde su reputada agrupación barcelonesa La Veronal ha convertido el escenario en réplica poética de sitios tan remotos como Islandia, Moscú o Japón, cuando no ha transformado todo en un edificio a la deriva por el espacio sideral, ha sentido necesidad esta vez de ofrecer un escenario desnudo y negro, en su más pura esencia, con Opening Night. En cierto modo, es también un homenaje a la familia del teatro: actores, músicos, y técnicos de luces y sonido, y para ello se ha inspirado en la película del mismo título dirigida por John Cassavetes en 1977. Parecido objetivo al que hace un par de semanas traíamos aquí con la compañía Aracaladanza.
Opening Night quiere ser un hermoso homenaje al teatro, a su maquinaria, a sus sombras, al espacio y al tiempo que se cuela como el mercurio por todas sus grietas. "Grietas que tienen las huellas de cientos de obras, de estrenos, grietas por las que me gusta andar, mirar los focos, la grada vacía, las cuerdas que sujetan los telones, el suelo de madera que cruje, las paredes desconchadas y todo ese espacio que cada día es capaz de transformarse y destruirse”, destaca el director artístico de La Veronal, Marcos Morau.
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