Por mucho que aún quede por hacer, dos décadas han supuesto un mundo si hablamos de derechos de los animales. La sensibilidad de la sociedad ha ido en ascenso de forma visible y las legislaciones se han sucedido para proteger tanto a los perros y gatos con los que compartimos nuestro día a día como a los animales que consumimos. Hay tantos avances por contar condensados en estos veinte años, que resulta obvio que hay motivos para ser optimistas.

Hace 20 años, cuando 20minutos nacía, nadie miraba en el supermercado si los huevos que compraba provenían de gallinas felices. Tampoco hubieran podido saberlo; la normativa europea que obligaba al etiquetado de los huevos para conocer el modo de cría de las aves no llegaría hasta cinco años más tarde y aún tardaría un tiempo en popularizarse.

Poco antes del cambio de milenio y de la llegada de este periódico, en 1998, fue cuando entró en vigor en Europa la directiva relativa a la protección de los animales en explotaciones ganaderas, que requería que disfrutasen de cinco libertades: estar libres de hambre y sed; de incomodidades; de dolor, heridas y enfermedades; de miedo y angustia; y libres para desarrollar una conducta normal para su especie. Una década más tarde, en 2009, el Tratado de Lisboa reconoció a los animales como "seres sensibles"; ese mismo año se prohibían las pruebas de laboratorio con animales para fabricar cosméticos. Y en 2012 se trazó la Estrategia para la Protección y Bienestar de los Animales de Granja, que además, según sus impulsores, es algo permite dar más valor añadido a los productos alimentarios de la UE en un mundo globalizado y especialmente competitivo.

Todas estas políticas europeas vienen acompañadas de una mayor sensibilidad social. Según el Eurobarómetro sobre bienestar animal, publicado en 2015, el 94% de los europeos consideraban importante proteger el bienestar de los animales de granja; un 64% (el 71% en el caso de los encuestados españoles) asegura que querría tener más información acerca de las condiciones en las que son tratados en su país y solo el 35% (el 43% en España) no estaría dispuesto a pagar más por productos más respetuosos en este sentido.

Más allá de eurobarómetros, hacer un poco de memoria y luego mirar en cualquier librería la cantidad de volúmenes existentes sobre vegetarianismo o veganismo y la creciente oferta de restaurantes especializados o menús de restaurantes convencionales que contemplan esta opción (y que cada vez más permiten el acceso a perros), también es una buena manera de medir el pulso a esta sensibilidad.

GTRES

España, a la espera una Ley Nacional de Protección Animal

En el arranque del milenio era impensable que la protección de los animales de compañía apareciese en los programas de los principales partidos políticos. A día de hoy, con más o menos desarrollo, está presente en todos ellos. El amor por los animales es transversal, se encuentra en personas de todas las ideologías, y arrastra votos. La irrupción del Partido Animalista Contra el Maltrato Animal (PACMA) es buena prueba. Irrumpió en la escena política por vez primera en las elecciones municipales de Bilbao en 2003, obteniendo únicamente 484 votos. En las generales de abril de 2019 logró su récord de 320.000 apoyos en el Congreso, quedando sin escaño pero como la principal fuerza extraparlamentaria.

Otro ejemplo es la existencia de la Asociación Parlamentaria en Defensa de los Derechos de los Animales (APDDA), integrada por parlamentarios de todos los colores que tienen en común la defensa de los animales y cuya última celebración este mismo noviembre ha sido la inclusión en la LOMLOE, la ley educativa impulsada por Isabel Celaá, de la empatía hacia los animales en la enseñanza obligatoria. En su fundación en 2007 había siete diputados, la mayoría procedentes de partidos ecologistas; a día de hoy son casi 120 de todas las formaciones.

La última muestra tuvo lugar en enero: el nuevo gobierno de coalición creó la Dirección General de Protección Animal, dependiente de la vicepresidencia de Pablo Iglesias. Su director Sergio García Torres, es el primer alto cargo animalista que tiene España. Entre manos tiene la consecución de la primera ley de protección animal de ámbito estatal, una petición de la sociedad (ya en 2008 la Federación de Asociaciones Protectoras y Defensa Animal de la Comunidad de Madrid entregó al Ministerio de Medio Ambiente 1,3 millones de firmas solicitándola) que estuvo a punto de ver la luz en 2014, bajo el mandato de Mariano Rajoy, y como consecuencia de una proposición no de ley presentada por UPyD. El anteproyecto de ley, titulado Comercio y tenencia responsable de Perros y Gatos, no llegó a ver la luz por falta de acuerdos.

Mientras esa ley nacional llega, el Código Penal se reformó en 2015 incidiendo en el maltrato animal; ese mismo año se firmó el Convenio Europeo de Protección de Animales de Compañía (con tres décadas de retraso) que prohibía las amputaciones de cola y orejas por razones estéticas o la desungulación (extirpación de las uñas)de los gatos; en 2017 se inició la modificación del estatuto jurídico civil de los animales, para considerarlos seres vivos con sensibilidad; y las comunidades autónomas han ido aprobando a lo largo de estás dos décadas sus propias legislaciones al respecto. Legislaciones no homogéneas, que hacen que un animal tenga distintos grados de protección en función de la parte de España que pise, pero que incluyen prohibiciones como el uso de animales en circos o el sacrificio cero de los perros y gatos sanos que se recojan abandonados.

Y otras normativas, más pequeñas pero no menos representativas, siguen llegando y haciéndonos ver que somos una sociedad que cada vez integra y respeta en mayor medida a sus animales, con los perros y gatos abriendo camino al resto de mascotas, como que en octubre de 2014 los perros pudieran entrar en el metro de Barcelona (en julio de 2016 les llegaría el turno a los perros madrileños). Renfe ya había sido pionera en este sentido, permitiendo canes en sus trenes desde 1998, con condiciones más restrictivas para Larga Distancia que para Cercanías.

Jorge París

Con más de 300.000 perros y gatos recogidos por refugios y protectoras en España en 2019, según el último estudio de la Fundación Affinity que recaba datos de 1.554 protectoras y perreras municipales; con noticias constantes que evidencias que se sigue produciendo toda suerte de maltrato animal en distintos ámbitos, el camino por recorrer es largo, pero saber echar la vista atrás debería llenar de fuerza y esperanza.

'20minuto's, a lado de los derechos de los animales

20minutos se ha distinguido a lo largo de este tiempo por su interés en el bienestar animal. Ya en su primer año incorporó una sección dedicada a promover la tenencia responsable de animales de compañía llamada El rey de la casa y fue el primer periódico en tener un espacio dedicado en exclusiva a la protección animal: el veterano blog En busca de una segunda oportunidad, premiado con el Blasillo del Congreso de Periodismo Digital de Huesca en 2008 y en sumarse a la iniciativa de acudir con el perro a la oficina cada último viernes de junio.

El Día del Perro sin Raza, que ya se celebra en todo el mundo cada 28 de mayo y que pretende poner en valor a los perros mestizos (sin hacer de menos a los que tienen pedigrí) y promover la adopción, fue también una iniciativa nacida de este periódico. Por toda su labor en defensa de los animales, 20minutos ha recibido distintos reconocimientos como el premio Huela de Oro 2009 de la Asociación Nacional de Amigos de los Animales con el premio Huella de Oro o el galardón de la Fundación Amigos del Perro en 2015.

Jorge París