"Oriente Próximo tiene el petróleo, pero China tiene las tierras raras". La frase es de 1992 y la pronunció el entonces líder supremo de la República Popular China, Deng Xiaoping. Ya desde entonces el gigante asiático sabía que el neodimio, el lantano, el cerio y otros minerales iban a resultar trascendentales para la revolución tecnológica que entonces ya despuntaba.
Esos elementos, junto a otros que han sido declarados como materias primas críticas por su importancia en la industria, son vitales para el desarrollo de nuevas tecnologías. Neodimio en la industria eólica, litio y grafito para baterías, tungsteno y magnesio para aleaciones, o antimonio para semiconductores y componentes electrónicos, entre otros.
Europa los necesita y no los produce, o lo hace en un porcentaje menor. Se estima que tiene que importar cerca del 90% de ellos. Fundamentalmente de China, que tiene el virtual monopolio sobre tierras raras y gran parte de esas materias primas críticas.
"Da la casualidad que estos elementos abundan en países donde tienen una política minera agresiva y a veces abusiva, como puede ser China o República Democrática del Congo", apunta en una entrevista a 20minutos el doctor Santiago Cuesta López, uno de los principales expertos europeos en el tema.
"Esos países compiten con nosotros porque su política de recursos humanos y respeto al medio ambiente no es igual de exigente que la nuestra, por lo tanto sus costes en todo son mucho menores. Y además resulta que también geológicamente tienen una gran abundancia del recurso".
santiago cuesta lópez
- -Doctor en Física, DEA en Ciencia y Tecnología Nuclear, y Doctor Honoris Causa (Universidad de Miskolc).
-Fundador y director del Clúster Industrial Nacional de materias primas y cadenas de valor asociadas - Clúster de Minería Sostenible Ibérica ISMC.
-Representante de España en la Alianza Europea de Innovación en Materias Primas de la Comisión Europea.
-Impulsa la actividad internacional en materias primas dentro de las plataformas de Modernización Industrial (S3P), en Materiales Avanzados para Baterías (dirigiendo la línea Europea de suministro sostenible de materiales para la cadena de valor de baterías) y la Plataforma de Regiones EU en Materias Primas (minería y cadenas de valor asociadas).
Cuesta López es director general del Centro internacional para materiales avanzados y materias primas críticas de Castilla y León (Icamcyl) y director general del clúster nacional para la minería sostenible de España.
"Las empresas chinas compran a la República Democrática del Congo los sacos de tierras raras, sin muchas veces prestar atención a problemas como la radioactividad, tal cual las han cogido, con las manos, y les pagan cuatro dólares", señala Cuesta López.
Ese precio después se multiplica en el mercado: la tonelada de óxido de cerio ronda los 3.200 dólares, según Statista.com, y el kilo de escandio los mil dólares, según el Instituto Alemán de Tierras Raras y Metales Estratégicos.
Sin embargo, muchos de esos elementos existen en suelos europeos. Cuesta López señala que España podría ser líder mundial en la producción de tungsteno, cobalto, magnesio e incluso uranio.
Tungsteno, uranio, magnesio, cobalto...
Entre Castilla y León (concretamente en Salamanca) y Galicia hay bajo tierra lo que podría constituir el 10% de las reservas mundiales de tungsteno, señala Cuesta López. Un mineral que se utiliza para las herramientas de corte en la industria de manufactura, generadores de rayos X y aleaciones de alta temperatura como las que se usan en turbinas de motores para aviones.
España también tiene grandes reservas de uranio. "Podríamos ser líderes en radioisótopos para medicina", comenta el experto, "y por supuesto líderes en energía nuclear". Ello en un momento en el que se ha abierto el debate sobre si Europa debe acudir de nuevo a la energía nuclear, ante el brutal aumento de la electricidad.
Otro ejemplo, el magnesio. "Recientemente se movilizó toda la Unión Europea por la falta de magnesio", recuerda Cuesta López. Además de sus usos en la industria química y farmacéutica, este elemento se utiliza para aleaciones en el sector aeroespacial, aeronáutico y en la automoción. "Ya no solo es que no haya antimonio o galio para microchips, es que ya tampoco hay magnesio para las aleaciones ultraligeras de coches y aviones".
"Pues resulta que Soria y Navarra tienen unas reservas de magnesio que podrían solucionar el problema de los picos de demanda europeos", agrega.
El cobalto es un elemento primordialmente exportado de la República Democrática del Congo. Pero en Andalucía existen grandes yacimientos geológicos al tiempo que existen grandes cantidades ocultas en las escombreras resultantes de más de 100 años de explotación de minería metálica.
Proyectos frustrados
Aunque España tiene reservas en todos estos minerales, algunos de los proyectos de explotación que han sido propuestos no han llegado a buen puerto. A principios de año, el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha confirmó el veto al proyecto de Matamulas. Un yacimiento en la comarca ciudadrealeña de Campos de Montiel de 240 hectáreas que actualmente son tierras de cultivo, bajo el cual hay monacita, un mineral con altos porcentajes de praseodimio y neodimio.
Enrique Burkhalter, director de proyectos de Quantum, explicó entonces a 20minutos que la explotación se iba a hacer por una técnica minera que respetaba el medio ambiente, y que la explotación podría abastecer las necesidades europeas "sin ningún problema".
Sin embargo, las autoridades consideraron que podía afectar a áreas protegidas por la Red Natura 2000 que estaban cerca del terreno en donde se iba a realizar la explotación. También algunas organizaciones ecologistas hicieron ver su desacuerdo con el proyecto.
Balance necesario
Cuesta López destaca que cualquier proyecto de explotación de tierras raras y materias primas críticas en España debe respetar el medio ambiente: "Hay que analizar bien cada proyecto para que no nos pasemos a una fiebre de las materias primas y las explotemos a cualquier coste".
Pero también apuesta por un "urgente debate para movilizar recursos y acelerar permisos", y dialogar con las organizaciones ecologistas. Porque, por otra parte, Europa no se puede quedar detenida en esta materia, ni seguir dependiendo de la explotación en otros países que muchas veces no respetan las normas medioambientales ni laborales.
"Lo que debemos hacer es movilizarnos para que todo aquel que cumpla con los requisitos de sostenibilidad lo impulsemos, que se le pongan todos los medios y recursos para que el permiso para ese yacimiento o explotación salga no en diez años, que es lo que pasa hoy en día, sino en dos".
Desde 2016 Cuesta representa a España en la Alianza Europea de Innovación en Materias Primas de la Comisión Europea. Una alianza para "lanzar fondos europeos urgentes que resuelvan estos problemas, tanto invirtiendo en políticas como en nuevas tecnologías".
Cuesta forma parte de dos iniciativas de alto nivel europeas. Una es la alianza de regiones mineras, que busca aunar los esfuerzos en los diferentes países para impulsar las actividades de ese ramo.
La otra es de materiales avanzados para baterías, que consiste en asegurar el suministro sostenible de materias primas para toda la cadena de valor de las baterías y la movilidad verde.
Una de sus misiones es encontrar en fondos públicos y privados dispuestos a financiar proyectos de pymes que intentan aportar soluciones verdes para hacer la minería estratégica de tierras raras y elementos críticos lo más sostenible posible.
"Hace falta una coordinación entre los países miembros y las políticas europeas sobre materias primas, y que esto acabe en una legislación hacia una minería sostenible", apunta el experto. "A lo mejor no solo tengo que abrir nuevas minas, sino que tengo que promover políticas de reciclaje y de restauración minera, porque existen tecnologías a día de hoy que nos permiten recuperar materias primas estratégicas de las escombreras y de las zonas ya explotadas".
Para Cuesta López, hace falta una "visión de las materias primas totalmente nueva", que incluya la minería, pero también la recuperación de materiales que están en escombreras de basura o en dispositivos que ya no se usan y que acaban en la basura. Lo que el experto llama minería urbana.
"Y por último, hace falta un debate urgentísimo con los ecologistas, para definir hasta dónde podemos llegar, pero con argumentos científicos, no políticos o populares, en la minería sostenible", señala.
"Hasta qué punto podemos poner en la balanza nuestro bienestar con los problemas medioambientales, es muy importante y para eso hay que comunicarse con todo el mundo, no solo con científicos que desarrollan tecnología para minería, sino con expertos en impacto medioambiental", añade.
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