España es el séptimo país de la UE donde más suben los precios y supera en siete décimas la inflación de la zona euro

La electricidad es el componente de la inflación que más se ha disparado respecto al año pasado.
La electricidad es el componente de la inflación que más se ha disparado respecto al año pasado.
EDUARDO PARRA / EP
La electricidad es el componente de la inflación que más se ha disparado respecto al año pasado.

Las subidas de los precios del consumo que han seguido a la reactivación de la economía tras el levantamiento de las restricciones más severas están golpeando a todo el mundo y el continente europeo no es una excepción. Según ha informado este martes Eurostat, la inflación en el conjunto de los países del euro repuntó un 4,9% en noviembre respecto al mismo mes del año pasado.

El dato de España -que se conoció el lunes- es del 5,6% interanual, una cifra sin precedentes desde septiembre de 1992 y que supera en siete décimas la media de la eurozona. Este dato sitúa al país como el séptimo donde más se han encarecido los precios por detrás de los Estados bálticos -Lituania (9,3%), Estonia (8,4%) y Letonia (7,4%)-, Bélgica (7,1%), Luxemburgo (6,3%) y Alemania (6%) y al mismo nivel que Países Bajos (5,6%). Por contra, las naciones que menos están notando el impacto de la inflación son Malta (2,3%), Portugal (2,7%), Francia y Finlandia (3,4%), Italia (4%), Austria (4,1%), Grecia (4,3%), Chipre (4,7%), Eslovaquia y Eslovenia (4,9%) e Irlanda (5,4%).

España no es el único país al que la crisis de precios ha llevado a niveles de inflación de récord. Según se desprende de la estadística histórica de Eurostat (que se remonta a enero de 1997), otros cinco países del Viejo Continente no registraban niveles de inflación tan elevados en casi 25 años. Se trata de Bélgica, Alemania, Luxemburgo, Países Bajos y Austria. En conjunto, nunca se había visto un encarecimiento de los precios del consumo tan elevado tanto en la Unión Europea como en los países del euro. 

Uno de los grandes culpables de este brote inflacionario son los elevados precios de la energía. De los componentes de la inflación, la energía volvió a ser en noviembre el que más se disparó hasta alcanzar un 27,4% de incremento interanual (3,7 puntos porcentuales más que en octubre). El resto de partidas también se encarecieron, aunque en menor medida. El precio de los alimentos, el alcohol y el tabaco repuntó un 2,2% (tres décimas más que en octubre), el de los bienes energéticos no industriales un 2,4% (cuatro décimas más) y el de los servicios un 2,7% (seis décimas más).

Una tormenta perfecta que no remite

La crisis de precios que sacude a todo el planeta viene dada por una serie de causas, a menudo interconectadas, que se han solapado en el tiempo dando lugar a una tormenta perfecta de difícil solución. 

En primer lugar, y quizá el más tangible para el consumidor, está la escalada de los precios de la energía. La escasez de gas mundial ha disparado los precios de esta fuente de energía, un fenómeno que se ha solapado en el tiempo con el alza en las tasas que deben pagar las empresas que emiten CO2 a la atmósfera.

Actualmente el gas es una fuente de energía crítica para producir electricidad. En el mercado mayorista eléctrico, a menudo las subastas se cierran al precio que determina el gas (la energía más cara en el mix de generación) por lo que el coste de la energía eléctrica está muy condicionado al comportamiento del gas. A ello se suma que emitir CO2 es cada vez más caro para quienes generan la electricidad, lo que eleva aún más el precio de las fuentes de energía contaminantes como el gas o el carbón. El encarecimiento de la electricidad afecta de manera directa a los consumidores a través de la factura de la luz e indirecta por el encarecimiento de los costes de producción de los bienes y servicios que adquieren. A esto hay que añadirle que los precios de la gasolina y el gasóleo están también muy por encima del nivel del año pasado.

A juzgar por las señales que llegan de los mercados de futuros, los altos precios de la energía no muestran signos de remitir en el corto plazo. En España se está comprando electricidad a futuros por un importe superior a los 200 euros el megavatio hora (€/Mwh) en diciembre, enero y febrero. Un fenómeno que también se está dando en vecinos como Francia, Alemania, Italia o Austria.

Por otro lado, la fuerte recuperación económica tras el fin de las restricciones más severas en gran parte del mundo ha provocado un pico de demanda que desde el lado de la oferta están tendiendo problemas para satisfacer. En este aspecto influyen la escasez de componentes clave en la cadena de producción (semiconductores, madera, papel...), los elevados precios del transporte de mercancías y las interrupciones en las cadenas de suministros que todavía sigue causando el coronavirus. A ello se suma que durante el año pasado y por culpa de la pandemia los precios del consumo se desplomaron en todo el mundo, lo que amplifica aún más el efecto de la inflación actual.

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