La carrera por adaptar la vacuna contra la COVID a la variante ómicron: qué están haciendo los laboratorios ahora

Coronavirus.-El Distrito Sanitario Sevilla empieza a poner la tercera dosis de la vacuna este lunes
La carrera por adaptar la vacuna contra la COVID-19 a la variante ómicron.
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Coronavirus.-El Distrito Sanitario Sevilla empieza a poner la tercera dosis de la vacuna este lunes

No hace ni una semana que la variante ómicron del coronavirus fue identificada por primera vez en Sudáfrica y provocó una reacción inmediata en todo el planeta, tanto en la política como en los mercados. Apenas conocida su existencia, muchos países se apresuraron a cancelar los vuelos con los estados afectados y las bolsas sufrieron un desplome que no se veía desde mayo de 2020. Ahora, las farmacéuticas se afanan en analizar esta nueva versión del SARS-CoV-2 y determinar si hará falta una adaptación de la vacuna.

Aunque la incertidumbre en torno a esta nueva variante es mucha y los pocos casos constatados no permiten extraer conclusiones definitivas, la treintena de mutaciones que presenta ha hecho saltar las alarmas. Una hipotética mayor capacidad de transmisión o un posible escape a las vacunas son las principales preocupaciones de los expertos en torno a ómicron, y centran las investigaciones de los laboratorios. 

"Esta nueva variante tiene muchas mutaciones que no sabemos lo que son y otras que individualmente son problemáticas, pero ignoramos a qué dan lugar todas juntas: si a un virus con menos eficiencia a la hora de replicarse o a un supervirus", señala Víctor Jiménez Cid, catedrático de Microbiología de la Universidad Complutense de Madrid y miembro del grupo de comunicación de la Sociedad Española de Microbiología. En este sentido, considera que las vacunas siempre van a ofrecer protección, pero puede verse reducida: "Estos cambios radicales invitan a pensar en reformularlas".

"Esta variante tiene muchas mutaciones que no sabemos lo que son y otras que individualmente son problemáticas, pero ignoramos a qué dan lugar todas juntas"

Algo más optimista sobre la necesidad de reacondicionar las vacunas se muestra Ruth Figueroa, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, que confía en que la eficacia "no baje demasiado". "Esta historia ya la vivimos con la delta y siguieron funcionando, a pesar de ser una variante dominante. Siguieron siendo efectivas en y con un porcentaje muy alta", añade.

La presidenta de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés), Emer Cooke, ha informado de que "en dos semanas" sabrán si las vacunas existentes protegen contra la nueva variante y harán falta unos 100 días para adaptarlas, en caso de que sea necesario. A este último plazo ya se comprometieron Pfizer y Moderna en verano cuando firmaron los contratos por los sueros. Por su parte, Sputnik ha recalcado su capacidad para modificar su preparado en apenas mes y medio, aunque cree "poco probable" que sea preciso.

A su vez, la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, ha afirmado este martes que es probable que la vacuna de la farmacéutica española Hipra sirva como refuerzo, que "posiblemente incluya las variantes nuevas". Asimismo, ha insistido en que, desde su diseño inicial, este suero ya presentaba mejoras respecto a los presentes en el mercado hasta ahora. 

¿Cómo se adaptan las vacunas a la nueva variante?

En el caso de que finalmente sea necesario adaptar las vacunas para garantizar la protección frente a ómicron, el proceso es "muy sencillo desde el punto de vista técnico", explica Jiménez Cid. Se trata de cambiar la formulación del suero actual para que ahora, en lugar de emplear material genético del coronavirus original -el de Wuhan-, utilice el de la nueva variante. 

Para comprender cómo se adaptan las vacunas, es preciso conocer el mecanismo de elaboración de las vacunas. En cuanto a las de ARN mensajero (Pfizer y Moderna), la fabricación comienza a partir de moléculas circulares de ADN en las que se ha introducido información para producir la proteína 'spike' del coronavirus, que juega un papel fundamental en el proceso de entrada del SARS-Cov-2 en las células. En los preparados actuales, dicha información se obtiene de la variante de Wuhan y, en las nuevas, habrá que usar la de ómicron.

Estas moléculas de ADN se emplean como molde para producir ARN mensajero correspondiente a la nueva proteína 'spike' -la de la variante ómicron-, que es el contenido de las vacunas. "Cualquier laboratorio lo puede hacer en una semana o una semana y media. Lo que es complicado es producir millones y millones de dosis y distribuirlas por todo el mundo. Eso es lo que lleva meses y por lo que Pfizer y Moderna hablan de cien días. Es un cálculo muy relativo, porque dependerá de a dónde quieran hacer llegar esas vacunas", resalta el catedrático de Microbiología.

"Cualquier laboratorio lo puede hacer en una semana o una semana y media. Lo que es complicado es producir millones y millones de dosis y distribuirlas"

En las vacunas de adenovirus (Janssen, AstraZeneca y Sputnik), la idea es similar, aunque el mecanismo sea diferente: cambiar la información relativa a la proteína 'spike' de la variante de Wuhan contenida en el vector adenoviral por la de ómicron. 

"Probablemente, con los vectores adenovirales es más sencillo el trabajo que con los RNAs, que son muy delicados. Es posible que cambiar la formulación en los primeros sea más rápido", agrega Jiménez Cid, en referencia al comunicado de Sputnik y la posibilidad de alterarla en 45 días.

¿Deberán volver a vacunarse quienes ya tienen tres dosis?

La posible modificación de las vacunas ante ómicron plantea también otros interrogantes, como la necesidad o no de administrar una dosis del compuesto modificado a quienes ya han recibido tres pinchazos. "El problema es que este virus, de momento, no es estacional, como la gripe. Es muy difícil predecir cada cuánto tiempo habrá que programar una dosis nueva para tener una protección eficaz", destaca el catedrático de la Complutense.

"Idealmente, los refuerzos del futuro deberían inmunizar frente a las nuevas variantes, que aprovechen la inmunidad frente a la de Wuhan, pero que generen poblaciones de anticuerpos frente a otras. Lo suyo será intentar ir readaptando las vacunas a los virus que circulan", dice el catedrático de la Complutense.

Ante las incógnitas sobre ómicron, Figueroa llama a la calma y a dar "tiempo al tiempo" hasta que haya más información disponible. "No tenemos idea de nada de esta variante. Sabemos que las vacunas van a proteger, pero ignoramos qué impacto va a tener en la eficacia", recuerda.

Y en la misma línea insiste Jiménez Cid: "Pfizer podría ponerse a fabricar vacunas específicas contra ómicron y que, al llevarlas al mercado, esta variante ya no estuviera en circulación. Puede pasar de todo, es posible que desaparezca o que acabe conquistando el mundo".

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