El FMI avisa a "los políticos": retirar estímulos antes de tiempo podría llevar a un "crecimiento tibio" como el de 2008

Aunque no aparecen en el informe, lo cierto es que en numerosos análisis se pone en duda la supervivencia de la profesión habida cuenta de que ya existen robots camareros y máquinas expendedoras.
Imagen de recurso de dos camareros atendiendo la barra de un bar.
Pixabay/MichaelGaida
Aunque no aparecen en el informe, lo cierto es que en numerosos análisis se pone en duda la supervivencia de la profesión habida cuenta de que ya existen robots camareros y máquinas expendedoras.

La hoja de ruta para salir de la crisis económica de la Covid pasa, en el medio plazo, por decidir qué hacer con las medidas de apoyo fiscal que han mantenido con vida empleos y negocios en todo el mundo. Afinar con el momento de retirarlas es una de las claves para que la recuperación funcione. "Deshacer las medidas de gasto de emergencia es una obra importante y compleja. Si los políticos se equivocan, se arriesgan a que se repita el tibio crecimiento que siguió a la crisis financiera de 2008", escribe este miércoles Alfred Kammer, director de Europa del Fondo Monetario Internacional (FMI), en su blog de la organización.

Las palabras de Kammer acompañan a la publicación de las perspectivas económicas para Europa que el organismo ha difundido esta tarde. En ellas se recuerda lo que el FMI ya adelantó la semana pasada en su informe mundial: que las economías avanzadas europeas crecerán un 5,2% este año -tres décimas más de lo previsto en julio- y un 4,4% en 2022.

Los datos del FMI apuntan a una fuerte recuperación en el continente europeo, pero recuerdan que los gobiernos deberán afrontar en algún momento el dilema crucial de cuándo recuperar el rigor presupuestario y acabar con las medidas de apoyo fiscal por la pandemia, como los ERTE o las ayudas a los sectores empresariales más afectados por la pandemia en el caso de España. 

Prolongar esas medidas durante demasiado tiempo, con el incremento del endeudamiento y del déficit presupuestario que conllevan, puede alentar la desconfianza de los mercados y mantener con vida puestos de trabajo y empresas que nunca llegarán a recuperarse. Sin embargo, si los estímulos se retiran demasiado pronto, hay un importante riesgo de entorpecer la recuperación y causar daños importantes al tejido productivo.

El jefe para Europa del FMI advierte de que quienes toman las decisiones "podrían encontrarse con facilidad en una situación que parece inquietantemente similar a la de las primeras fases de la recuperación de la crisis financiera global de hace más de una década", cuando los principales gobiernos del euro optaron por adoptar con rapidez medidas de austeridad para recortar el gasto y reducir la deuda. 

Y en este caso, el FMI se muestra partidario de pecar más por exceso que por defecto. "Alcanzar el ritmo de retirada exacto del soporte fiscal será complicado. Errar retirando muy poco apoyo fiscal en lugar de demasiado parece la mejor hoja de ruta [de salida de la crisis], especialmente en aquellas economías con amplio espacio fiscal", destaca Krammer en su escrito.

La recuperación se afianza en Europa

El informe del FMI destaca que en Europa "se está afianzando una recuperación cada vez más resistente, reforzada por los aumentos graduales en las tasas de vacunación y la movilidad", aunque, no obstante, señala que la incertidumbre "sigue siendo elevada", sobre todo por el riesgo de "nuevas olas de infecciones y variantes del virus". Asimismo, también advierte de que, a medio plazo, "el estrés político desencadenado por el legado de la pandemia podría poner a economías y sociedades bajo presión".

El documento se hace eco de la elevada inflación mundial que, en la línea de las principales opiniones de expertos internacionales, considera un fenómeno transitorio. El gran reto, más que la inflación -señala- estará en acertar con el momento adecuado para retirar los apoyos fiscales. "Si no se produjeran nuevas mutaciones del virus y olas infectivas o si las tasas de vacunación alcanzaran niveles elevados en todo el mundo, 2022 sería claramente el año para diseñar un gran cambio en la política fiscal", apunta el informe. 

En este sentido apunta que, aunque "un giro en la política [fiscal] parece deseable", deberá hacerse "cuidadosamente" y "comunicarse bien" para no comprometer "la recuperación y minar la credibilidad de las políticas". "Planes irrealmente severos, descoordinados o mal comunicados podrían deprimir los sentimientos y frenar o incluso retrasar la recuperación", añade.

Por el momento, la Unión Europea tiene suspendidas sus reglas fiscales -que penalizan a los países con un déficit superior al 3% del PIB y una deuda pública mayor al 60%- y se espera que la situación siga así al menos hasta 2023. Además, el martes la Comisión Europea abrió de nuevo el debate para modificar estas reglas, aunque todavía sin propuestas concretas, que llegarán ya bien entrado el año que viene.

La cicatrices de la crisis

Todavía es pronto para saber qué consecuencias a medio y largo plazo tendrá la crisis pandémica, pero algunas de las heridas comienzan ya a aflorar. El FMI apunta a que el menor crecimiento de los sectores más afectados por la crisis puede convertirse en "una característica persistente de la economía pospandémica". Este bajo crecimiento se se cebaría especialmente con los trabajadores menos cualificados y los jóvenes, que tienden a estar ocupados en empleos en sectores con peores perspectivas de futuro.

En este sentido, señala que "incluso cinco años después del golpe de la pandemia, se espera que las ganancias de empresas en alojamiento y servicios alimentarios crezcan significativamente menos que aquellas en servicios profesionales y científicos".

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