"Eliminar la recuperación en la ESO es sensato pero además hay que cambiar la metodología que utilizamos en el aula"

Los examenes de recuperación de la ESO para este curso dividen a las CC.AA: unas los mantendrán y otras no
Alumnos de la ESO, durante un examen.
20M EP
Los examenes de recuperación de la ESO para este curso dividen a las CC.AA: unas los mantendrán y otras no

El Gobierno decidió esta semana aplicar una moratoria a la decisión de eliminar los exámenes de recuperación en la Educación Secundaria Obligatoria (ESO). El ministerio había determinado en un principio que la convocatoria extraordinaria desapareciese ya, pero ante las quejas de algunas comunidades por "un cambio en las reglas del juego con el partido ya empezado", la suspensión podrá llevarse a cabo el año que viene. Expertos en educación consultados por este diario valoran positivamente que se dejen de hacer esas pruebas pero piden cambios más profundos que afecten al trabajo que se realiza a lo largo de todo el curso. 

"La medida es sensata. El problema está en qué hacemos en vez de esto para que no haya suspensos. Esa sería la pregunta. Hay que trabajar en que los niveles sean altos y en que se mantenga la cultura del esfuerzo, pero la manera de conseguirlo no es el examen de recuperación sino un cambio en la metodología que utilizamos en el aula, con ratios que ayuden a los alumnos con mayores dificultades, más personal, la labor fundamental que tiene la tutoría y la figura del tutor...", explica Carmen Pellicer, presidenta de la Fundación Trilema. Esta pedagoga aboga por un acompañamiento continuo del profesor al alumno y por la toma de decisiones inmediatas. "La calidad educativa no puede depender de un examen extraordinario en junio con una diferencia de muy pocos días respecto al ordinario. Si durante nueve meses no hemos sido capaces de ayudar a los alumnos a alcanzar los objetivos, ¿cómo lo vamos a lograr en unos días?", se pregunta. Desde hace unos cursos, las comunidades han venido haciendo en junio, escasos días después de la primera convocatoria, unas pruebas que tradicionalmente tenían lugar en septiembre.

Pellicer agrega que le parece acertada la distinción que el proyecto del real decreto que regula la evaluación hace entre la ESO y el Bachillerato, donde sí seguirán haciéndose exámenes de recuperación. "En la etapa de la educación obligatoria tenemos que buscar la mejor manera de ayudar a cada estudiante, no se trata de una carrera sin fondo. Tenemos que poner medidas para que vayan alcanzando los niveles adecuados en cada una de las áreas que consideramos obligatorias para vivir. Es distinto al Bachillerato, una educación no obligatoria y donde el rendimiento académico es fundamental para los siguientes pasos de la educación superior y para ejercer una profesión", argumenta.

Postura similar mantiene Neus Sanmartí, catedrática honoraria de la Universidad Autónoma de Barcelona. "Esos exámenes de recuperación no sirven para nada. En muchos casos se hacen pocos días después de la primera convocatoria y sin ningún feedback ni ninguna ayuda a los estudiantes para que mejoren. El que tiene clases particulares o un papá o una mamá que le ayudan aún, pero es una fuente de discriminación", sostiene. Sanmartí hace hincapié igualmente en la necesidad de prevenir y de actuar en cuanto se detectan las dificultades, "no meses después".

"Si solo sale la norma que elimina las recuperaciones, sin orientaciones muy concretas y específicas sobre cómo prevenir que no sea necesaria esa recuperación, tampoco servirá. No ayudará al problema de fondo, que es conseguir que los estudiantes con dificultades aprendan. Ese es un cambio que no es normativo, sino de la forma de trabajar en los centros. Son cambios profundos en el sistema y requieren de toda una línea de trabajo", manifiesta.

"Una persona que no haya tenido una evaluación continua favorable en quince días no la va a superar. La evaluación final suele ser de todo el curso. Cuando un alumno la suspende es porque el profesorado ha entendido que no es apto. No tengo claro que dos semanas después pueda cambiar de opinión", coincide Miguel Ángel Ruiz, autor del portal educativo Yo Soy Tu Profe, quien considera que se trata de exámenes que solo resultan efectivos para chavales que algún problema tengan que postergar su realización. 

Este doctor en Educación considera que sería interesante hacer una comparativa entre el número de recuperaciones que se superaban cuando estas eran en septiembre y la tasa de aprobados que se registra desde que son en junio. "Se supone que se intenta dar una nueva oportunidad al alumnado para que supere el curso. Si esa opción no está siendo efectiva porque no supone una tasa de aprobados considerable no tiene sentido mantenerla. Es someter al profesorado y al alumnado a una carga de trabajo extra sin ninguna función pedagógica". 

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