A final de siglo el verano podría durar el doble en el Norte de África y Oriente Medio, y afectaría a la Península Ibérica

Este fin de semana se impone de nuevo la dorsal anticiclónica que causará tiempo estable y seco junto con un aumento de las temperaturas, que en esta ocasión no serán extremas. La Agencia Estatal de Meteorología prevé cielos poco nubosos o despejados, en gran parte del país, y temperaturas en descenso en Canarias, en donde finaliza el episodio de ola de calor.
Ola de calor en España.
Este fin de semana se impone de nuevo la dorsal anticiclónica que causará tiempo estable y seco junto con un aumento de las temperaturas, que en esta ocasión no serán extremas. La Agencia Estatal de Meteorología prevé cielos poco nubosos o despejados, en gran parte del país, y temperaturas en descenso en Canarias, en donde finaliza el episodio de ola de calor.

Un equipo científico de las universidades de Santiago de Compostela, Vigo y Complutense de Madrid y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) vaticina en un estudio que a finales de este siglo el verano durará el doble que en la actualidad en regiones del Norte de África y Oriente Medio.

Las simulaciones realizadas indican que la zona pasaría a estar durante medio año en condiciones de calor extremo debido al cambio climático, según se desprende del documento, del que informa este martes la universidad compostelana en un comunicado.

Los resultados de la investigación fueron publicados recientemente en la revista International Journal of Climatology. En su estudio, los investigadores analizaron un conjunto de proyecciones climáticas regionales en el Norte de África y Oriente Medio.

En concreto, analizaron los cambios en el momento y la duración de la temporada de días cálidos en la zona de Oriente Medio y Norte de África desde 1970 a 1999 utilizando simulaciones de once modelos regionales.

Entre los resultados alcanzados en el trabajo, sus responsables destacan que en la zona estudiada los resultados indican que el verano se adelantaría casi dos meses, dándose condiciones estivales ya en el mes de mayo, que se mantendrían hasta octubre.

Con estas proyecciones para finales de siglo, añaden, "la región se encontraría durante medio año en condiciones de calor extremo, es decir, el verano duraría el doble que en la actualidad".

La tendencia se extendería más en primavera

Según el estudio, estos cambios serían más acentuados en el sur de la región, en las zonas subtropicales del continente africano.

En general, detallan los investigadores, "se proyecta un alargamiento no simétrico de la temporada de días calurosos, con tendencia a extenderse más en primavera que en otoño".

En el escenario contemplado, añaden, a finales de siglo África Occidental y el golfo Pérsico "muestran una temporada de días cálidos que comenzaría 60 días antes que en el período histórico 1970-1999 (mayo frente a julio, respectivamente)".

Las latitudes más australes, se señala en el artículo publicado, "serían las más afectadas por este retroceso tardío de la temporada de días calurosos, de hasta 60 días con respecto al período histórico (octubre versus agosto)".

En España, el verano se adelantaría un mes

Conforme a los datos recogidos y las proyecciones realizadas, "la duración de la temporada extrema aumentaría entre 100 y 120 días para las latitudes más al sur y el golfo Pérsico, lo que resultaría en casi cuatro meses más con condiciones de días calurosos".

"Esta mayor duración del verano llevará asociada una mayor frecuencia de olas de calor, lo que aumentará el riesgo climático en esta región del mundo, que ya de por sí es muy vulnerable dado su continuo incremento de población, su dependencia de la agricultura y su escasez de recursos", comentan los autores del trabajo.

Las dificultades para la adaptación y el calor extremo, agregan, "posibilitarán el aumento de la mortalidad, el hambre y las migraciones descontroladas".

Aunque no es el objeto de estudio de este trabajo, el artículo también incluye una pequeña referencia a los posibles cambios en la península Ibérica, apuntando hacia finales de siglo a un aumento de la temporada de días cálidos de unas 80 jornadas, temporada que comenzaría 45 días antes y finalizaría 36 más tarde.

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