Control de fronteras, inversiones en seguridad, amenazas globales... ¿Cómo ha cambiado el mundo tras el 11-S?

Imagen de un arco de seguridad.
Imagen de un arco de seguridad.
EFE
Imagen de un arco de seguridad.

Cuando hace veinte años Osama Bin Laden planeó los ataques a las Torres Gemelas, buscaban no solo castigar a su máximo enemigo, Estados Unidos, sino también mandar un mensaje al resto del mundo: el terrorismo global había llegado para quedarse.

Las impactantes imágenes de Nueva York sumida en el caos provocó una sensación de inseguridad generalizada, donde muchos se dieron cuenta que desde aquel momento el terrorismo no se limitaba a un problema de consumo interno, sino que podía ser utilizado para atacar cualquier parte del mundo.

Muchos Estados vieron preocupados como a este atentado le siguieron otros como los de Londres o Madrid. Pronto la seguridad nacional, la cooperación en inteligencia o el aumento de medidas el control de fronteras se convirtieron en un elemento fundamental para luchar contra una amenaza que se había convertido en global

Veinte años después el mundo es otro, y en España la palabra terrorista se relaciona ya más con términos como yihadismo o islamismo radical que con grupos nacionales como ETA.

Andrea Betti, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia Comillas, analiza para 20minutos que ha cambiado desde el atentado de 2001: “Con estos atentados cambió nuestra percepción de la inseguridad. El entorno global a partir del 11-S se ha descubierto mucho menos seguro de lo que creíamos porque existen grupos y amenazas que pueden golpear en cualquier momento, sin avisar, sin declarar guerras y creando mucho sufrimiento”.

¿Qué significaron estos atentados? ¿Fueron tan determinantes?

"Hasta el 11 de septiembre el terrorismo no se consideraba un problema de seguridad internacional, sino un problema de consumo interno, por lo que países que no lo habían sufrido no tenían ni estructuras ni organización para luchar contra este problema", asegura a este medio Félix Arteaga. investigador principal de Seguridad y Defensa del Real Instituto Elcano.

A partir del 2001 se produce una revisión de las estrategia de seguridad nacional, donde saber contra qué se enfrentaban los Estados que recibían ataques terrorista fue el principal problema. "Como no tenían una experiencia de lucha contra el terrorismo, lo que plantean es una guerra contra el terrorismo, una respuesta eminentemente militar, perseguir a los autores en el extranjero y empieza así la guerra en Afganistán", afirma Arteaga, que añade que "no tenían una capacidad policial, judicial o de inteligencia ni una costumbre de luchar contra el terrorismo".

La visión de los ciudadanos estadounidense y de muchos países europeos de que este tipo de sucesos no les iba a afectar a ellos se derrumba con este atentado y el mundo entiende que a partir de ahora no se sabe donde pueden golpear estos grupos.

"El 11-S nos dimos cuenta de que la globalización no significa solo oportunidades, sino también riesgos y nuevas amenazas. Ahora es mas fácil moverse de un país a otro o invertir dinero, pero esta mayor facilidad la tienen también los que quieren hace atentados terroristas", reconoce Andrea Betti.

"Vivimos en un mundo con nuevas inseguridades y tenemos que tomarlas muy enserio"

El terrorismo como problema global aceleró un procesos que estaba produciéndose durante los años noventa, donde se comenzaba a cuestionar el poderío estadounidense como única potencia mundial. "Este proceso no empezó en el 11 de septiembre, pero fue como un despertar, darse cuenta de que Estados Unidos ya no era el país invencible que podía imponerse a los demás, como se creía después del fin de la Guerra Fría", dice Betti.

A partir del 11-S los Estados comenzaron a invertir dinero en la lucha contra el terrorismo y la cooperación internacional. Un ejemplo es el Fondo de Seguridad Interior (FSI) de la Unión Europea, que es el instrumento financiero diseñado para apoyar las iniciativas de mejora de la seguridad en la Unión. El presupuesto total del FSI durante el período de 2014 a 2020 fue de 3 800 millones de euros.

"A partir de 2001 se empiezan a adaptar estrategias de actuación que incluyen la reforma de los códigos penales para considerar delito comportamientos como la asociaciones de banda armada, delitos de odio o captación. Empieza también la cooperación policial y sobre todo la judicial. En Europa tenemos la posibilidad de las ordenes de búsqueda y entrega, cooperación directa entre los magistrados, cooperación entre los servicios de policía, que forman equipos y pueden actuar conjuntamente en varios países. A todo esto le sigue la cooperación de inteligencia, donde empiezan a trabajar y establecer mecanismos de cooperación con aliados", añade el experto en seguridad y defensa del Real Instituto Elcano. "Toda esa sistematización de la actuación de la lucha contra el terrorismo tiene lugar ahí".

Un nueva forma de moverse por el mundo

Si hay un sector para el que los atentados del 11-S significaron una revolución completa es para el de la aviación. Tras estos sucesos se llevaron a cabo cambios radicales y significativos en el diseño, procedimientos de control de los pasajeros, sus pertenencias y su equipaje de mano y bodega.

Durante estas dos décadas los gobiernos de todo el mundo crearon nuevas organizaciones para implementar sistemas de seguridad aeroportuaria, además de realizar inversiones masivas tanto en tecnología como en la contratación de seguridad.

Ahora el procesos de embarcar en un avión es muy diferente a cómo se realizaba antes de 2001, donde llegar con mucho tiempo de antelación o someterse a la revisión de las pertenencias y pasar por un arco de seguridad es en 2021 un acto rutinario. No obstante, no son los únicos cambios, ya que también se han implantado más controles de seguridad para empleados; nuevas políticas de contratación para el personal que trabaja en los aeropuertos y compañías aéreas; restricciones sobre el transporte de líquidos en cabina de pasajeros; inspección del 100% de la carga aérea transportada en aviones de pasajeros; y uso de tecnología avanzada de imágenes para la detección de explosivos portados por pasajeros, entre otros.

"La aviación civil ha sido desde hace muchos años uno de los objetivos del terrorismo"

Desde la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) explican a 20minutos como "las medidas de seguridad fueron objeto de una intensa reconstrucción tras los atentados del 11-S. Hoy en día debemos seguir siendo estrictos en su aplicación, aunque el pasajero parece haberse aclimatado a estos cambios y ya no se queja de las largas colas y las restricciones de tiempo que causan las nuevas regulaciones".

"La aviación civil ha sido desde hace muchos años uno de los objetivos del terrorismo. Los ataques del 11-S demostraron que los aeropuertos eran objetivos vulnerables para los terroristas y es claro que las medidas que se han establecido tras dichos atentados han demostrado su eficacia", afirman desde la AESA, que recuerdan que "la naturaleza cambiante de las amenazas a la seguridad de la aviación civil hace necesaria una actualización continua de los procesos de seguridad".

Imagen de archivo de un control de pasajeros en España.
Imagen de archivo de un control de pasajeros en España.
EFE

¿Es hoy el mundo un lugar más o menos seguro?

Veinte años después del 11-S y la posterior invasión estadounidense de Afganistán, que era la base de operaciones de Al Qaeda, Estados Unidos se ha retirado produciendo una profunda sensación de derrota.

Dos décadas de "lucha contra el terrorismo" en el país asiático han terminado con la recuperación del territorio afganos por parte de los Talibanes, el mismo grupo que gobernaba Afganistán en 2001 y que no solo cobijó a Bin Laden, sino que fue un régimen que violaba sistemáticamente lo derechos humanos. Sí volverán a gobernar de la misma forma y a permitir la proliferación de grupos terroristas en el país es todavía una incógnita, aunque las informaciones que salen del país apuntan a que así será.

Tras la experiencia en Afganistán, la lucha contra el terrorismo parece haber llegado para quedarse. Según Arteaga, "se ha pasado de considerara (el terrorismo) como una cosa puntual, concreta, que se puede acabar con él con una confrontación directa y rápida a algo como un problema estructural que tienen las sociedad, no solo por el terrorismo yihadista que es el mas conocido, sino también por otros grupos violentos que practican métodos terroristas. Terrorismo es un medio, o es un fin".

Además, el experto de Elcano alerta  de que cuando "la percepción social del terrorismo como riesgo disminuye se van retirando medios de la lucha que precisamente han logrado disminuir esas actuaciones, entonces esto es lo dramático, cuando se produce un atentado todos quieren que se tomen medidas y multiplicar los esfuerzos, pero cuando por la prevención se reduce el impacto o la frecuencia pues entonces lo que se tiende es a desactivar estos mecanismos de alerta y eso es un problema que tienen las sociedades modernas".

Por su parte, el profesor de la Universidad Pontifica Comillas cree "que vivimos en un mundo menos seguro, porque hay muchos actores no Estatales que tienen capacidad de instalarse en territorios donde hay estados muy débiles o tambaleantes y desde ahí llevar a cabo ataques o amenazas. Un ejemplo es Afganistán, ahora no sabemos en que se va a convertir".

"Vivimos en un mundo con nuevas inseguridades y tenemos que tomarlas muy enserio", sentencia Betti.

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