El curso político de Casado: dos intentos de renovación del CGPJ, mano dura con el Gobierno y un vuelco a las encuestas

El líder del PP, Pablo Casado.
El líder del PP, Pablo Casado.
EFE/ Zipi
El líder del PP, Pablo Casado.

Termina el mes de julio y con él, otro intenso curso político marcado todavía por la pandemia del coronavirus, que vive su quinta ola, aunque con claras diferencias con las anteriores gracias al avanzado proceso de vacunación. Los líderes políticos han hecho en la última semana su propio balance del curso con intervenciones más optimistas por parte del presidente del Gobierno y más críticas por parte de la oposición, cuyo líder, Pablo Casado, ha arremetido duramente contra Sánchez por el incumplimiento de sus compromisos electorales.

El presidente del Partido Popular ha cerrado el año con un tono hacia el Ejecutivo en la línea de los meses anteriores, con críticas hacia la gestión de la pandemia y enumerando hasta seis tipos de crisis en el país: sanitaria, territorial, internacional,  institucional, social y económica. A su juicio, la legislatura está agotada y no tiene posibilidad de remontar, por lo que mantiene la presión de pedir a elecciones. Una estrategia que ha cambiado hace solo unas semanas.

El curso empezó tras el primer verano pandémico y entre negociaciones para renovar en un segundo intento -el primero fue en 2018- el Consejo General del Poder Judicial. No obstante, el intento se quedó en eso, en un intento. Tras semanas de negociación entre las dos partes y tras la elaboración de una ley que permitiera el reforzamiento de la independencia de la Justicia, la salida del país del rey Juan Carlos provocó una sucesión de "ataques" a la monarquía por parte del entonces vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, que desembocó en la ruptura de las negociaciones con el PP.

Su oposición en el Congreso, con las encuestas en contra desde el inicio de la legislatura, se basó los primeros meses del curso en duras críticas hacia el Gobierno y en reiteradas peticiones para apartar a Unidas Podemos y a Pablo Iglesias del Ejecutivo. No obstante, allá por febrero se produjo un nuevo acercamiento para retomar las negociaciones para renovar el CGPJ. En esta ocasión se avanzó en un borrador que finalmente tampoco vio la luz por las discrepancias en la elección de vocales por parte del PSOE: "El juez De Prada quería entrar como jurista y la jueza Rosell era política en ejercicio", explicó Casado, que justificó con el incumplimiento del borrador acordado por parte de los socialistas la nueva ruptura de las negociaciones.

En mayo llegaron las elecciones en la Comunidad de Madrid y, con ellas, una aplastante victoria de Isabel Díaz Ayuso que catapultó a Casado en los sondeos. El 4-M supuso un punto de inflexión en la estrategia popular, y a medida que la demoscopia consolidaba la fortaleza de Casado en unas hipotéticas elecciones buscó la oportunidad para exigir a Sánchez ese adelanto electoral. Fueron los indultos a los presos del procés en el mes de junio el episodio que empujó al líder de la oposición a exigir al presidente la disolución de las Cortes y abrir las urnas.

Descarta la moción de censura

Casado se ve como el próximo presidente del Gobierno. Eso le dicen las encuestas, que le sitúan como vencedor de las elecciones generales con posibilidad de gobernar con el apoyo de Vox, aunque tiene claro que la única vía para conseguir llegar a la Moncloa pasa por las urnas y en ningún caso mediante una moción de censura que le piden tanto el partido de Abascal como Ciudadanos.

Ambos partidos han intentado -y continúan- presionar al líder de la oposición para que, como tal, promueva una moción de censura que termine con Sánchez fuera de la Moncloa. Sin embargo, Casado no está en esa línea principalmente porque los números no dan y no quiere arriesgar su buena posición en las encuestas con una moción que resulte fallida y esperará a las elecciones.

El nuevo curso, preparado para gobernar

Mientras llegue ese momento, consciente de que el Pedro Sánchez es el único con potestad para convocarlas y cuya intención a día de hoy es agotar la legislatura, sobre todo tras la reciente crisis de Gobierno, Casado comenzará el nuevo curso con su partido armado y los deberes hechos en materia de programa para afrontar, si lo hubiera, un nuevo ciclo electoral.

En octubre celebrará su Convención Nacional, de la que esperan salir con un partido preparado para ser la alternativa al actual Gobierno y con un plan para afrontar los primeros 100 días de Gobierno. El trabajo ya está bastante avanzado. El PP ha acabado el curso con cerca del 90% de las estructuras locales y autonómicas renovadas y en estos últimos meses ha celebrado múltiples mesas preliminares que están sirviendo a los populares para, con la ayuda de expertos en cada materia, elaborar una serie de leyes para poner en marcha una vez llegue al Gobierno.

Además de reafirmarse como alternativa en la convención, el próximo curso abrirá una nueva etapa que comenzará previsiblemente con un panorama sanitario en mejor situación tras alcanzar durante el verano el 70% de población vacunada y con nuevos contactos con el Gobierno. En septiembre está prevista una reunión entre Félix Bolaños y Cuca Gamarra -como acordaron en conversación telefónica- para tratar una nueva negociación para la renovación del CGPJ -objetivo prioritario del Gobierno-. Está por ver cómo llegan ambas partes a ese momento y si hay posibilidad de acercamiento tras el descanso estival.

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