Los trabajadores de los servicios sociales en Barcelona llevan protestando desde el verano pasado por la situación límite en la que se encuentran ante el fuerte incremento de las atenciones de personas afectadas económica y socialmente por la crisis abierta por la pandemia de coronavirus. Los atendidos se han incrementado en un 22% en este último año y, de estos, el 28% son nuevos usuarios. Una situación extrema a nivel social y de atención que el pasado lunes explotaba con el suicidio de un hombre que iba a ser desahuciado de su casa en el barrio de Sants. 

Colau exige a los jueces revisar los "criterios" tras el suicidio del hombre al que iban a desahuciar en Sants

La ola de desahucios que se está viviendo en toda Cataluña, y especialmente en la capital, ha provocado que se hayan multiplicado las manifestaciones de protesta e incluso los ataques (con pintadas y pedradas) por parte de vecinos y activistas por el derecho a la vivienda contra diversas oficinas de servicios sociales en los distritos. Una de las más graves se vivió a mediados de mayo en la sede del Raval y fue respondida por los trabajadores públicos con una jornada de huelga el pasado 28 de mayo. 

Protesta de trabajadores sociales en el Raval contra la violencia y las agresiones que padecen

Ante esta escalada asistencial y de violencia, los trabajadores municipales del tercer sector han protestado en diversas ocasiones ante el Ayuntamiento y ante el Institut Municipal de Serveis Socials, incluido el parón del pasado día 28, pidiendo más efectivos para reforzar su trabajo y exigiendo una vez más que se les elimine de las comitivas judiciales que ejecutan los desahucios. 

Por su parte, la Generalitat anunció que reforzarían las plantillas con la incorporación de un centenar de nuevos profesionales. Los 40 centros de servicios sociales (CSS) y los 13 Equipos de Atención a la Infancia y Adolescencia (EAIA) de la ciudad emplean a 660' y 113 profesionales, respectivamente.