Barcelona reduce un 35% el número de mujeres que duermen en la calle con centros específicos para ellas

Sina Ndiaye, usuaria del Centro Residencial de Inclusión La Llavor para mujeres sin hogar, en su habitación.
Sina Ndiaye, usuaria del Centro Residencial de Inclusión La Llavor para mujeres sin hogar, en su habitación.
ACN
Sina Ndiaye, usuaria del Centro Residencial de Inclusión La Llavor para mujeres sin hogar, en su habitación.

El número de mujeres que duermen en la calle en Barcelona se ha reducido en un 35%: ha pasado de 134 en enero de 2020 a 87 en marzo de 2021, según los recuentos de los equipos municipales. En el último año y medio, el Ayuntamiento de Barcelona se ha puesto las pilas a la hora de abordar el sinhogarismo femenino, un fenómeno históricamente invisibilizado y con unas singularidades que hacen que requiera un abordaje diferente al masculino.

De hecho, la violencia machista es la primera causa del sinhogarismo femenino en la capital catalana. Así mismo, se da el hecho de que las mujeres soportan más situaciones de infravivienda o de abusos y violencia que los hombres antes de quedarse a dormir al ras. Por eso, en el momento en que una mujer llega a la calle lo hace en una situación de deterioro físico y emocional objetivamente más grave que los hombres, según las últimas investigaciones sociológicas que se han realizado en el conjunto de países de Europa.

Centros con mirada de género

Para abordar el sinhogarismo femenino teniendo en cuenta estos factores, el consistorio ha habilitado en el último año y medio diferentes equipamientos exclusivos para mujeres: el Centro de Primera Acogida (CPA) de Sarrià, con 54 plazas, y dos Centros Residenciales de Inclusión (CRI): La Llavor y La Violeta, con capacidad para alojar a 40 y 26 mujeres, respectivamente. 

Estos centros están pensados para cubrir las necesidades específicas de este perfil de mujer en situación de extrema vulnerabilidad, poniendo el foco en la seguridad, la intimidad y la higiene. Además, también les ofrecen acompañamiento emocional y ayuda para su inserción laboral.

La concejala de Feminismos, Laura Pérez, ha apuntado que el objetivo del consistorio es continuar trabajando con modelos como la Llavor y la Violeta: centros pequeños, "dignos", donde las usuarias tienen la capacidad de generar redes entre ellas. “Con estos equipamientos se consigue la máxima vinculación de las mujeres y trabajan con nosotros para conseguir un futuro mejor”, ha explicado este martes en rueda de prensa.

En La Violeta y La Llavor, las usuarias tienen su propia habitación con cama, escritorio y baño privado. También cuentan con zonas comunes como comedor, sala de estar, cocina, lavandería y terraza, pensadas para que las residentes se relacionen entre ellas y compartan experiencias.

Sala de estar del Centro Residencial de Inclusión ‘La Violeta’ de Barcelona.
Sala de estar del Centro Residencial de Inclusión ‘La Violeta’ de Barcelona.
Miquel Taverna

Invisibilizadas

Los beneficios de abordar el sinhogarismo con perspectiva de género ya se han hecho notar, especialmente en el caso de mujeres que llevaban meses o años en la calle, y no se sentían cómodas en centros de primera acogida compartidos con hombres. En estos espacios, 3 de cada 4 usuarios eran hombres, y muchas mujeres preferían marcharse por sentirse “intimidadas”. Los nuevos equipamientos, en cambio, están favoreciendo a que las mujeres "se vinculen" a ellos y no los dejen.

Desde el 2008, que es cuando el Ayuntamiento de Barcelona comenzó a recoger datos de forma más sistematizada, el número de mujeres en situación de calle ha fluctuado siempre entre el 11% y el 15% del total de personas sin hogar. 

La falta de visibilidad del sinhogarismo femenino hacía que, históricamente, los equipamientos para personas en situación de calle se diseñan desde una “óptica androcentrista”, algo que el actual gobierno municipal ya ha rectificado, y que espera sirva de ejemplo para otras ciudades. Así lo ha expresado tal la concejala: "Somos la institución pública de referencia dando una mejor atención a las mujeres sin hogar. Barcelona puede marcar camino a otras ciudades españolas y europeas".

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