Una noticia buena y otra mala para la economía española. En el informe publicado este martes por el FMI se calcula una subida del PIB de un 6,4% para este año. De esta forma, España se convierte en el país de su entorno que más crece, por delante de Alemania o Francia, y al nivel incluso de las proyecciones para Estados Unidos. Pero España está en el vagón de cola de la recuperación junto a Italia y no volverá a los niveles precrisis al menos hasta 2023, sobre todo por su alta dependencia del sector turístico. Son asimismo los dos países de la UE que sufrieron mayores caídas en el 2020 (11% en el caso de España y 8,9% en el italiano).
En 2022 la previsión es que España crezca también un 4,7%, solo superado por el Reino Unido entre el resto de países europeos analizados. La economía española, por otro lado, se recuperará por encima de la media de la zona euro, que es un 4,4% este año un 3,8% el que viene.
La entidad ha mejorado en medio punto el cálculo que hizo el pasado mes de enero y es más benévola que el propio Banco de España, que estimó en su escenario central un crecimiento de un 6% para 2021. El Gobierno hace el cálculo más optimista y pronostica un crecimiento de un 7,2%.
Estos cálculos distan del resto de organismos. El Banco de España sigue manejando tres escenarios y en el peor de ellos la economía española crecerá solo un 3,2% en 2021. Maneja también un contexto muy positivo en el que el crecimiento podría ser de hasta un 7,5%. Eso sí, estima que la economía podría empezar a despegar a partir de junio, aunque calculan que el turismo no se recuperará del todo hasta 2022. Esto se queda lejos de las previsiones anunciadas por Bruselas hace un mes, que situaba el impulso español en un 5,6% y de las de la OCDE, que auguraba un 5,7%. El FMI se sitúa por encima de todas ellas.
El órgano que lidera Kristalina Georgieva avisa, eso sí, de que la fuerza de la recuperación prevista varía según los países países, dependiendo de la gravedad de la crisis sanitaria, del alcance de las interrupciones de la actividad (relacionadas con la dependencia de los países de los "sectores de contacto", como puede ser el caso del turismo), la exposición a los efectos indirectos transfronterizos y lo que es más importante, "la eficacia del apoyo político para para limitar los daños persistentes". La recuperación, si se analizan todos los países, será mucho más potente en China o India, precisamente por el músculo con el que cuentan.
"En las economías avanzadas, es probable que a veces sean necesarias restricciones regionales para frenar la progresión de nuevas cepas del virus. A medida que la población vulnerable se vacune, se espera que se reanuden las actividades de contacto intensivo y que se produzca un importante repunte del crecimiento gracias a la demanda reprimida", añaden.
El comercio también se verá fortalecido a medida que se acelere la recuperación. El FMI esgrime en su informe que en ese escenario está previsto que el comercio mundial se acelere hasta el 8,4%, principalmente por el repunte del volumen de mercancías. Se prevé que el comercio transfronterizo de servicios (turismo, transporte) siga siendo escaso hasta que se controle la pandemia en todo el mundo. Asimismo, comentan, se espera que las restricciones a los viajes internacionales relacionadas con la pandemia y el miedo generalizado a viajar tengan efectos duraderos en los ingresos de los servicios exportados.
De todos modos, el contexto sigue siendo de incertidumbre. "Se están aprobando continuamente nuevas vacunas que ofrecen una vía de recuperación", reconocen desde el FMI. Sin embargo, persiste la incertidumbre sobre su eficacia contra las nuevas cepas del virus. "Los retrasos en la inoculación de todas las partes del mundo podrían dar lugar a mutaciones del virus resistentes a las vacunas, podrían surgir nuevos brotes en cualquier lugar y en cualquier momento, y podrían ser necesarias nuevas restricciones para frenar la transmisión", recuerdan.
La incertidumbre sobre la duración de este ritmo de ritmo hace que otros elementos sean difíciles de predecir: "la inversión privada", la respuesta de los diferentes gobiernos y el grado de de la "cicatrización". El organismo saca una conclusión ante esto: "Los riesgos están equilibrados a corto plazo, pero más al alza a largo plazo".
Por otra parte, Muchos de los factores de riesgo anteriores a la Covid-19 siguen siendo relevantes. "Las tensiones entre Estados Unidos y China siguen siendo elevadas en numerosos frentes, como el comercio internacional, la propiedad intelectual y la ciberseguridad", cuentan en el informe. Las disparidades económicas internas derivadas de la recesión pandémica también pueden dar lugar a nuevas barreras comerciales, motivadas por la necesidad de proteger a los trabajadores nacionales.
En medio de los ya elevados niveles de restricciones comerciales, tales acciones añadirían ineficiencias y pesarían sobre la recuperación. Además, "están surgiendo riesgos de tendencias proteccionistas en torno a la tecnología". Las tendencias proteccionistas "podrían extenderse a los suministros médicos y a los avances farmacéuticos relacionados con el coronavirus, lo que impediría el suministro mundial de vacunas. suministro mundial de vacunas", advierten para concluir.
Por otro lado, el FMI se ha mostrado a favor de la posibilidad de establecer un impuesto mínimo a nivel global para gravar los beneficios de las corporaciones, en línea con la propuesta lanzada por la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, según ha indicado la economista jefe de la institución internacional, Gita Gopinath. "Hemos estado desde hace tiempo a favor de un impuesto mínimo de Sociedades a nivel global", ha afirmado Gopinath, que reiteró la importante preocupación que representan la evasión y la elusión fiscal.
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