La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, ha reprochado este martes al vicepresidente de la Junta de Castilla y León, Francisco Igea, que no descarte la posibilidad de unirse al PP en un futuro. "Él quiere su sillita y le da igual qué partido", ha señalado.
Así ha contestado Arrimadas a las manifestaciones de Igea en dos entrevistas recientes, en las que dijo que la formación naranja "pierde gente de talento y militantes" -tras el fichaje de Lorena Roldán por los populares de Cataluña-. El vicepresidente castellanoleonés planteó que su deseo es seguir en política y que si no puede hacerlo en Cs contempla "todas las opciones". Sobre la posibilidad de acabar en el PP, su respuesta fue "nunca digas nunca jamás".
En declaraciones a Antena 3, la líder del partido ha indicado que "quien esté pensando más en su sillita y en 'a ver en qué partido me meto pero yo quiero seguir en política' se va a sentir muy incómodo en Cs".
Su reproche ha sido inmediatamente respondido por el aludido, quien ha recordado las palabras sobre la lealtad que pronunció en rueda de prensa el 30 de diciembre tras la marcha de Roldán. Igea ha sugerido que "quizás alguien no lo haya oído".
Esto dije hace 5 días y esto mismo mantengo hoy. Quizás alguien no lo haya oido https://t.co/qxZGjJm3Df
— Francisco Igea Arisqueta (@FranciscoIgea) January 5, 2021
En el vídeo de aquella comparecencia, compartido este martes por el político a través de su cuenta de Twitter, Igea deseaba "lo mejor en lo personal" a Lorena Roldán y expresaba su deseo de que Ciudadanos "empiece a sumar y no a restar", tras lo que se preguntaba qué es la lealtad y quién representa este principio a día de hoy en la formación. "Yo estoy orgulloso de estar en este partido y de contribuir en la medida de lo posible a que este partido tenga el mejor resultado posible en las elecciones catalanas", agregaba.
Rivales en las primarias
Esta no es la primera vez que Arrimadas e Igea muestran sus diferencias en público. Sonado fue el tenso enfrentamiento que protagonizaron en febrero del año pasado, semanas antes de que ambos se presentaran a las primarias. Ella le retó a un debate ante la militancia para que no hubiese reparto "en un despacho" y él se mostró dispuesto a hacer públicos los mensajes que se habían intercambiado.
En ese momento el dirigente autonómico aún no había confirmado que disputaría la presidencia del partido a su compañera. Finalmente se decidió a hacerlo pero con escaso éxito. En un proceso en el que participó en torno a un 60% de los afiliados, la entonces portavoz en el Congreso de los Diputados obtuvo el 76,9% de los apoyos, frente al 22,3% del vicepresidente de Castilla y León.
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