Camioneros españoles atrapados en Reino Unido: "Pasaremos la Nochebuena en la caja del camión, con una cocinilla"

Manuel, uno de los camioneros varados en Reino Unido.
Manuel, uno de los camioneros varados en Reino Unido.
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Manuel, uno de los camioneros varados en Reino Unido.

Debía ser un viaje rutinario, al borde de la Navidad, a Reino Unido y volver, llevando mercancías. Quizá con el tiempo un poco justo, pero medido y nada imposible con el habitual ser aguerrido que tienen los camioneros. Pero todo se torció por culpa del coronavirus y el hallazgo de una nueva cepa que ha puesto en alerta a Europa y que hizo que Francia cerrara su frontera por el Eurotúnel con Inglaterra.

El ministerio de Exteriores de España calcula que hay entre 1.500 y 3.000 camioneros españoles atrapados en tierras inglesas tratando de regresar a nuestro país. No llegarán para estar con sus familias en Nochebuena. Ya sea por barco o por el túnel, se les exige una PCR y el caos para conseguirlas es monumental.

Alfredo es un boliviano nacionalizado español, que lleva más de 20 años en España y está afincado en Alcantarilla, Murcia. Salió de España hace diez días, para un viaje a Escocia que debía llevarle 8 días ida y vuelta.  

"Logramos entrar al recinto del Eurotúnel, hasta el dique de embarque y el cheking de pasaporte, pero en el último nos pidieron la PCR y al no tenerla nos echaron de allí", cuenta. Nadie les dijo que esa prueba fuera obligatoria. Y empezó su calvario en forma de peregrinaje y desinformación.

Les dijeron que en Dover les hacen PCR, pero también que en el aeropuerto de Kent y hacia allí se dirige él y otros compañeros de camiones de su misma empresa, pero saben que les llevará muchas horas, porque "ya pone que está cerrado y hay colas tremendas", esperan estar detenidos hasta mañana a las 7 de la mañana.

"El ánimo está por los suelos, dan ganas de gritar, estoy un poco reventado", dice Alfredo, descorazonado, pero aún en pie. Sobre la situación, cuenta que "hay muchos disturbios, la gente de los países del este se han enfrentado a la policía, hay detenidos…".

"Estamos en un encierro en el que no sabes para dónde tirar. La policía te agarra, te echa para todos lados y no sabe uno que hacer", dice con impotencia, un sentimiento agravado por la desprotección: "estamos abandonados por nuestras empresas, que ni nos han llamado a ver cómo estamos. Los empresarios creen que somos un tornillo más del camión", se queja.

"Estamos abandonados por las autoridades nacionales y provinciales, nadie nos echa un cable, nos dejan que el lobo nos coma y no se nos pisotee", explica. La policía de Reino Unido, ayuda lo justo: "Ellos imponen su ley… son de poco hablar, a parte de que el inglés, yo, justo para el trabajo".

Él, "como todo ser humano, querría estar con mi familia en Navidad". Pero no será así. La opción para pasar la Nochebuena era compartirla con compañeros, pero será difícil. "Muchos colegas están ahora haciendo cola, pero cuando yo llegue voy a estar a 10 km de ellos", dice Alfredo.

"Ya no hago planes para la Nochebuena… apenas tengo un poquito de arroz, alguna lata, lo que me queda, porque ya acabé con las carnes y lo demás", dice sobre los víveres. Su único plan esta noche es "dormir temprano y salir temprano", con la esperanza de lograr la PCR y emprender el regreso a casa.

Miguel Ángel es madrileño. Él viaja con un compañero de Málaga, de donde es su empresa, y se turnan en el camión.

Están parados en la localidad de Dartford "en una granja". Llevan allí detenidos 45 horas. 

Ahora van a moverse. "Vamos a salir hacia el aeropuerto de Kent o a la entrada del Eurotúnel en Dover, a hacernos la prueba", explica.

Por lo general su viaje dura seis días y llevan comida para esos días y alguno más, pero "en un par de días tendremos que comprar" porque se les acaba.

Sus compañeros, metidos en colas interminables de camiones en las fronteras o zonas de PCR, les cuentan que la policía les da "una botella de agua y un bocadillo" a los que están atrapados y no pueden moverse. Ni comprar. Tampoco tienen un baño al que ir. 

"Vamos a intentar llegar a Francia hoy, pero allí hay que coger cargas que te vayan acercando a España", explica sobre sus planes si tienen suerte y consiguen hacerse la prueba PCR que les de el salvoconducto para cruzar al país vecino.

"Lo normal es que hoy estuviera ya en Málaga por la mañana y hubiera cogido el coche para pasar la nochebuena en casa, en Madrid", explica Miguel Ángel, eso sí "para salir el 26 otra vez".

Esta noche no estarán con la familia, pero tratarán de no estar solos: "Nos vamos a mover porque somos seis compañeros de la misma empresa, trataremos de juntarnos los seis y en la caja del camión, que va vacía, con la cocinilla de gas haremos lo mejor que podamos", dice sobre sus planes para la cena de Nochebuena.

Manuel es de Caudete, Albacete. Lleva retenido 86 horas en Reino Unido, 61 de ellas en el Aeropuerto de Manston (Kent), en la pista de aterrizaje del aeropuerto, con otros miles de camiones aparcados.

"Nos acaban de mandar un mensaje de la empresa que están haciendo test falsos algunos ingleses, intentando timar a los camioneros españoles, por 160 libras", revela. "Encima de que estamos fuera de nuestras casas tirados, nos intentan timar", dice decepcionado. 

Pero no hará falta, en principio, porque al parecer, van a proveerles de test de coronavirus. "Nos han dicho que nos van a dar el kit de PCR y nos lo tenemos que hacer nosotros y entregarlo a la entrada del Eurotúnel, dicen que lo iban a traer los militares y los sanitarios", explica.

La situación de Manuel es dura, pero aguanta con estoicismo. "Pagaría ahora mismo 200 euros por pegarme una ducha. Tenemos aseos portátiles… pero mejor ni verlo, porque somos miles de personas".

No podrá estar con su familia, pero ha hecho su pequeña familia prestada con otra pareja de españoles. "Nos vamos a juntar, hay una pareja que se llaman Mónica e Isidoro y haremos algo de cena con lo que tengamos, como en la mili", avanza sobre su Nochebuena.

Manuel no cae en el victimismo: "Como nosotros mucha gente va a cenar sola en su casa… va a ser un año diferentes para todos".

En el aeropuerto no falta abastecimiento, pues hay "cuatro puestos con comida y nos dan, agua, café y refrescos", pero hay que guardar, pues "aún nos quedan tres días para tirar para abajo", hasta España.

Manuel pone de manifiesto que su trabajo a menudo es desdeñado y se cae en los tópicos. "Este trabajo es muy duro. Desde los ordenadores, mascarillas, medicamentos, la leche o hasta el boli con el que nos ponen las multas… todo lo movemos nosotros. Somos los más fuertes, pero también los mas vulnerables", pues si no pueden moverse, no pueden hacer su función. 

"Sólo queremos trabajar. Somos los menos infectados, prácticamente no estamos en contacto con nadie", hace ver y se queja: "Esto que están haciendo con nosotros es una injusticia, es un tema político y nosotros sólo estamos llevando alimentos". "No somos héroes, somos trabajadores", concluye. 

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