El 47% de las personas sin hogar que viven en las calles de Barcelona afirman que su situación ha empeorado tras la llegada de la Covid-19. Así lo avalan los datos recogidos por la encuesta realizada por la Fundación Arrels el pasado 26 noviembre.

Alrededor de 750 voluntarios de la entidad salieron a las calles hace unas semanas para conocer de primera mano cómo el coronavirus ha afectado a este colectivo. 

Tras el recuento, se localizaron 867 personas durmiendo a la intemperie, una cifra que, según la fundación, "aún queda lejos del número real de personas que actualmente viven en las calles de Barcelona" y que se ha visto afectada por el toque de queda. 

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A diferencia del recuento del mes de mayo, en el que se contabilizaron 1.239 personas tras recorrer la ciudad hasta bien entrada la madrugada, en esta ocasión el horario se ajustó de 8 a 11 de la noche. Esto dificultó la acción, ya que no se pudieron recorrer los barrios "cuando las personas que viven en la calle ya están ubicadas en un sitio".

A pesar de esto, Arrels reconoce que es una "cifra importante" pero insisten en que el número real se acerca más a la que detectaron en el recuento del mes de mayo. 

De los 876 sintecho, 367 charlaron y explicaron su situación en la calle a los voluntarios. Ocho de cada diez entrevistados expresaron que su situación en la calle ha empeorado o sigue siendo la misma desde que empezara la crisis de la Covid-19.

De los datos recogidos también se desprende que el perfil que predomina entre las personas sin hogar son hombres de una edad media de 45 años y de origen extranjero. 

Tras la acción, la Fundación Arrels ahora confía en "elaborar propuestas políticas que vayan más allá y que se dirijan en los gobiernos de Barcelona y otros municipios catalanes".