Que las canciones no dejen de sonar ni los artistas de tocar

El grupo Vetusta Morla, durante un concierto en 2019.
El grupo Vetusta Morla, durante un concierto en 2019.
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El grupo Vetusta Morla, durante un concierto en 2019.

¿Qué fue del minidisc? ¿Cuántos festivales hay en España? ¿Todo suena igual? La música, con todas sus aristas, ha cambiado tanto en los últimos 20 años que estas preguntas apenas se quedan en la superficie de un sector que ha visto morir en el camino a estrellas, empresas y formatos, pero que ha sabido resistir.

Los artistas incombustibles y nuevos los fenómenos

Unos meses antes de desencadenar el nacimiento de Google Imágenes con su vestido de Versace en los Grammy, Jennifer Lopez hizo un guiño optimista al temido 'efecto 2000' en el videoclip de Waiting for Tonight. Y como auguró, el drama se quedó pronto atrás: el año del triple 0 comenzó bailando al ritmo de la neoyorquina -número uno en Los 40 en España- y del Smooth de Santana -líder de la lista Billboard-. En los siguientes meses escuchamos, entre otros, a Christina Aguilera, Destiny's Child, Enrique Iglesias, Madonna, Britney Spears, Bryan Adams, Mónica Naranjo, Alejandro Sanz, La Oreja de Van Gogh y Estopa. Casi todos ellos –¡Free Britney!- siguen en plena forma.

Nadie aguanta tanto tiempo "sin currárselo", explica Óscar García Blesa. Profesional de la industria de la música durante más de 25 años, ha trabajado en empresas como Warner, RCA, Napster o Mow Management y conoce muy bien el sector. Para él "es necesaria una combinación de talento, una pizca de suerte y, sobre todo, mucho trabajo" para permanecer en la primera línea. Algo de eso habrá tenido Taylor Swift, la artista que más vendió en 2019 en todo el mundo con un disco, Lover, en el que se despojó de todos sus fuegos artificiales. Y Billie Eilish, uno de los fenómenos compositivos, sonoros y estéticos recientes, cuyo tema Bad Guy fue el más escuchado.

Hay más portentos, cada uno en lo suyo, de los últimos años, como Ed Sheeran, el K-pop, el trap y el reguetón, Rosalía e, incluso, OT, que goza de una segunda vida desde 2017. La forma también hay que mirarla: que Radiohead lanzara In Rainbows en internet en 2007 pidiendo 'la voluntad' a sus seguidores o que Beyoncé y Jay-Z cerraran el Louvre de París para codearse con la Gioconda en Apeshit en 2018 es parte de la Historia. La segunda canción más escuchada el año pasado, por cierto, fue Old Town Road, de Lil Nas X, que se hizo viral en TikTok. Los nuevos tiempos. Por último, en estas dos décadas hemos dicho adiós a Michael Jackson, Whitney Houston, Bowie, Antonio Vega, Aute, Prince... No hay estrellas en el cielo para tanto.

Destiny's Child y Alejandro Sanz posan en los Grammy de 2002.
Destiny's Child y Alejandro Sanz posan en los Grammy de 2002.
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El consumo es en 'streaming', los temas se acortan

La música no deja de sonar, pero la manera de consumirla "ha cambiado por completo", afirma García Blesa. Y el streaming gana. El 89% de los encuestados en el Music Listening Report 2019 de la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI) dijo usar este servicio; y no es cosa solo de jóvenes: la franja en la que más ha crecido en un año ha sido la de 35 a 64 años (+8%). Lo que más gusta en el mundo es el pop, pero el hip hop y el rap son mencionados cuatro veces más entre los jóvenes de 16 a 24 años. El value gap, eso sí, está presente: solo el 26% dice pagar y en nuestro país los vídeos musicales únicamente reportaron un 13,9% de los ingresos para la industria en el primer semestre de ese año.

Se escuchan, de media, 18 horas a la semana de música (19,8 en España); son 52 canciones de tres minutos al día. Precisamente, 3.30 minutos es lo que duraron de media las del Billboard Hot 100 estadounidense en 2018, 20 segundos menos que en 2013; la duración lleva cayendo desde los 90, según la publicación Quartz, que afirma que esto tiene que ver con que las plataformas siempre pagan lo mismo al artista. El sello británico Ostereo, por su parte, le echa la culpa a la menor capacidad de atención del usuario. En cuanto al contenido per se, el dembow o el tresillo (Despacito), el millennial whoop (Ho Hey, The Lumineers) y cuatro acordes que comparten desde The Beatles hasta Maroon 5 nos inundan.

La revolución digital y las grandes discográficas

"Con la llegada de Napster en 1999, la industria entró en una profunda crisis que desembocaría en una completa transformación", explica García Blesa. Las discográficas, que habían tenido la sartén por el mango hasta ese momento –en 2000, el 73,2% del mercado español estaba en manos de Sony, BMG, Warner, Emi y Universal, según datos de la SGAE-, opusieron una dura resistencia. "Paradójicamente", añade este profesional, que también es escritor y director de cine, y a pesar de lo que tilda de "error de cálculo", el negocio de la música ofrece hoy "números históricos gracias, entre otros, a las plataformas digitales". La irrupción en 2003 de iTunes (Apple) fue -dice- clave.

"Apostó por precios asequibles y por la opción de comprar canciones", un modelo consolidado; en 2008, además, llegó Spotify para agitar aún más el panorama. Esta empresa sueca, de hecho, logró convencer a las discográficas de que participaran en su accionariado, aunque más de diez años después no es oro todo lo que reluce: a pesar de que crece en usuarios (320 millones, 144 de pago), los costes de los derechos de autor le pesan. El debate sobre lo que reciben los artistas por las reproducciones, además, lleva años abierto, aunque algunos de los más reacios, como Pink Floyd, Taylor Swift, The Beatles o Metallica, acabaron permitiendo que su música sonara en la plataforma.

Algunas notas: entre 2010 y 2019, el artista masculino más escuchado en Spotify fue Drake y la femenina, Ariana Grande; hay otros servicios similares a tener en cuenta, como Amazon Music, Google Play, Pandora o Tidal; el 77% de los encuestados por la IFPI usa Youtube -que nació en 2005- para escuchar música: de ahí, no hay que olvidarlo, salieron The Weeknd o Pablo Alborán y Con altura, de Rosalía y J. Balvin, acumula 1.650 millones de visualizaciones; las redes sociales han sido cruciales en la promoción de los artistas y su conexión con los fans; por último, el modelo digital ha rescatado otra práctica de décadas pasadas -además de las canciones cortas-, el lanzamiento de singles sin disco.

La cantante Rosalía, en el festival Mad Cool de 2019.
La cantante Rosalía, en el festival Mad Cool de 2019.
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Las cifras de venta de discos, los formatos caducos

Las ventas de música grabada crecieron en 2019 a nivel mundial por quinto año consecutivo. Un 8,2%, hasta los 20.200 millones de dólares (17.000 millones de euros); el streaming supone ya el 56.1% del mercado. En España, el crecimiento fue del 16,3%, hasta los 296,4 millones de euros. Promusicae (Productores de Música de España) recuerda, no obstante, dos cosas: que este año la pandemia lo ha cambiado todo y que venimos de una hecatombe, ya que "en el período negro entre 2002 y 2013" hubo un desplome del 80% del mercado. De ahí que lo ganado el año pasado no se viera desde 2007 (284 millones de euros) y no tenga ni punto de comparación con 2000 (más de 630 millones).

En 2000 se vendieron 62,9 millones de discos en nuestro país; en el número 1, El alma al aire, de Alejandro Sanz. El CD, según la SGAE era "el formato por excelencia" en todo el planeta y el minidisc -por si se lo preguntaban, Japón los sigue fabricando- se hundió un 33,5%. En EE UU, la compra de música por internet suponía entonces el 2,8% del total de ventas y las descargas ilegales eran un problema serio. 2006 fue el primer año con ingresos digitales en España; en 2019, 213 millones del total de los 296,4 provenían del streaming y, al mismo tiempo, las ventas de vinilos crecieron -sorpresa- un 56,3%. No fue el único cierre de círculo: Alejandro Sanz fue, de nuevo, líder de ventas con #ElDisco.

Por último, en el primer semestre de este difícil año 2020 ha sido el streaming, precisamente, el que ha contenido la caída en ventas por el cierre de tiendas durante el confinamiento. Los ingresos globales del sector crecieron un 3,99% respecto al mismo período del año anterior; los del mercado digital, un 18,9%.

El empleado de una tienda coloca discos de Michael Jackson tras su muerte.
El empleado de una tienda coloca discos de Michael Jackson tras su muerte.
EFE / ARCHIVO

La fuerza del directo y el auge de los festivales

La consolidación del festival "como herramienta masiva de consumo de música en directo" es para García Blesa otro hito del sector. Cuando empezaron a caer las ventas, apunta, "la industria discográfica puso el foco en un área del negocio que históricamente había considerado menor", los directos; las compañías comenzaron en aquella época a ofrecer "apoyo económico en gira a sus artistas" porque vieron que ayudaba a vender y promocionar álbumes. Hoy día, afirma, "los festivales y el directo en general son un pilar esencial". La música en vivo facturó en 2019 en España 382,6 millones de euros netos; en 2001 fueron 85, según datos del último Anuario de la Asociación de Promotores Musicales (APM).

Tenemos 1.019 festivales en España, según el Ministerio de Cultura -se incluyen los de clásica y jazz-; el 30,1% de los españoles asistió en 2018 a conciertos de "música actual". Los macrofestivales más importantes presentaron en 2019 cifras notables: por ejemplo, el Medusa Sun Beach de Cullera, Valencia, tuvo 315.000 asistentes y el Primavera Sound de Barcelona, 220.000, el 60% extranjeros. Estas citas, además, han atraído como imanes el dinero de grandes fondos de inversión. La promotora líder a nivel mundial en espectáculos en directo, dueña de Ticketmaster, es Live Nation, con 40.000 conciertos anuales (300 en España): en 2007, Madonna puso en sus manos toda su carrera.

Pregunta para nota: ¿Qué grupo fue el que más se prodigó en festivales españoles durante 2019? Carolina Durante, los autores del famoso Cayetano.

The Rolling Stones, durante una actuación de Madrid en 2014.
The Rolling Stones, durante una actuación de Madrid en 2014.
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La incertidumbre de 2020

Más de 200 asociaciones, sindicatos y profesionales conforman el movimiento Alerta Roja, que desde hace semanas intenta hacer visible el estado de los eventos y espectáculos en directo en España tras el parón forzoso sufrido por la pandemia. Son parte de Red Alert / We make events, que arrancó en el Reino Unido. Según la federación nacional Es_Música, de marzo de 2020 a febrero de 2021 la música en vivo habrá perdido 1.265 millones de euros. "Están por determinar los estragos coyunturales de la Covid 19 en la música en directo, pero, tarde o temprano, los artistas y el público volverán a los escenarios. Ojalá que muy pronto", comenta García Blesa. Ojalá sea así.

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