Pros, contras y consejos antes de solicitar un crédito rápido

  • Conseguir este tipo de préstamos resulta muy fácil, pero su tipo de interés o la devolución fuera de plazo pueden acabar afectando al bolsillo del ahorrador
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Pedir dinero prestado.
EUROPA PRESS
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Las marquesinas del transporte público y la televisión vuelven a llenarse de promesas de dinero fácil y rápido. La extensión de la pandemia por todo el mundo y las dificultades económicas por las que atraviesan las familias han hecho que los microcréditos vuelvan a ser los protagonistas.

Sin embargo, aunque estos préstamos rápidos pueden suponer un salvavidas en determinados momentos para quienes necesitan un empuje financiero, lo cierto es que siempre ha de examinarse la letra pequeña, ya que los tipos de interés pueden llegar a elevarse por encima del 20%.

Y es que el dinero fácil y rápido no existe. Y si nos lo ofrecen, es mejor analizar detenidamente sus condiciones para no caer en engaños o no acabar pagando cantidades estratosféricas. 

¿A quién están dirigidos estos préstamos?

La facilidad con la que se pueden contratar los préstamos rápidos es uno de los puntos fuertes de este tipo de productos. Sin apenas explicaciones y en cuestión de minutos se pueden obtener préstamos desde 50 euros hasta los 6.000 pudiendo ser devueltos en plazos que van desde los 26 días hasta los tres años aproximadamente.

Además, a la hora de solicitarlos apenas exigen documentación, ya que si se trata de pequeñas cantidades no necesitan pasar por estudios de viabilidad como suele ocurrir con los bancos tradicionales. Por lo general, suelen exigir el DNI, una nómina o ingresos regulares y algún extracto del banco o recibo.

Además, algunas de estas entidades ofrecen financiación incluso si se tienen deudas o el cliente se encuentra en una lista de morosos. Una vez presentada la documentación, el dinero puede llegar en apenas 15 minutos (si es una pequeña cantidad) o hasta en 48 euros (si es una cifra mayor). 

¿Cuánto cuestan este tipo de préstamos?

Los préstamos rápidos suelen ser más caros que los préstamos tradicionales. Uno de los motivos es, precisamente, por su facilidad para acceder al dinero. Además, las empresas que conceden este tipo de financiación no están supervisadas por el Banco de España, ya que no se trata de una actividad reservada únicamente a las entidades de crédito. Por lo tanto, estas cuentan con mayor libertad para establecer los tipos de interés que consideren.

A la hora de calcular la tasa anual equivalente de un préstamo se utiliza la TAE que, precisamente, ofrece el coste total de ese préstamo de manera anual (incluyendo posibles comisiones adicionales). En el caso de los préstamos rápidos, para conocer su coste, también se puede utilizar la TAE. Sin embargo, puesto que este tipo de préstamos se contratan por periodos de tiempo inferiores al año, la TAE suele dispararse hasta el 1% diario aproximadamente. Todo ello puede dar porcentajes de entre el 20% hasta llegar incluso a las cuatro cifras. Obviamente, si esos mismos préstamos se calcularan a un año la TAE sería inferior. Pero, aun así, siguen siendo más caros que los préstamos tradicionales, que cuentan con una TAE media del 8,2%, según los últimos datos del Banco de España. 

¿Qué ocurre si se devuelve fuera de plazo o no se devuelve?

Si a la hora de devolver el préstamo existen dificultades para abonar la cantidad adeudada más los intereses, una de las opciones es ampliar la fecha de vencimiento durante 7, 14 o 30 días aproximadamente. Aunque en estos casos la entidad aplicará nuevos costes, resulta la opción más segura y económica que si no se llega a notificar o a pagar el préstamo. Y es que en estos casos la entidad puede llegar a aplicar en torno al 1% de intereses diarios más la comisión por reclamación de posiciones deudoras, que suele ser un importe fijo que establece cada entidad.

Si tras un mes no se ha devuelto el préstamo, el prestamista podría llegar a incluir al cliente en un fichero de morosidad como ASNEF (Asociación Nacional de Establecimientos de Crédito), lo que dificultará en el futuro contratar cualquier tipo de financiación o servicio como electricidad, agua o teléfono.

Además, estas entidades siempre pueden llegar a recurrir a empresas de recuperación de impagos para que se encarguen de que los clientes paguen la deuda, junto con los intereses. La última opción, si no se paga el importe adeudado, es que el prestamista reclame el préstamo por la vía judicial. 

El ahorro a largo plazo para evitar imprevistos

Aunque cualquier persona puede llegar a necesitar en algún momento de su vida uno de estos préstamos rápidos siempre existe una alternativa si hay planificación financiera. Y es que, tanto con un mayor número de ingresos como con ingresos más reducidos, siempre conviene hacer pequeñas aportaciones mensuales de dinero para crear un colchón de emergencias con el que hacer frente a imprevistos. Por lo general, se recomienda mantener una cantidad que permita hacer frente a entre seis y 12 meses de los gastos fijos de cada familia.

Todo ello, aunque pueda parecer complicado, no lo es tanto si se hace de manera progresiva y a lo largo de los años. Tan solo bastará con apartar un pequeño porcentaje del sueldo en cuanto se reciba en la cuenta bancaria para evitar gastar ese dinero. Además, si lo que se quiere es rentabilizar una parte de los ahorros a largo plazo siempre existen opciones en el mundo de la inversión pensadas para todos los bolsillos. Por ejemplo, a través de gestores automatizados, es posible invertir en fondos de inversión desde 500 euros. No obstante, también existen otras alternativas más conservadoras como los depósitos o las cuentas remuneradas, que, en algunos casos, ofrecen una pequeña rentabilidad por mantener los ahorros depositados.

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