Francia ha vuelto a decretar el estado de emergencia sanitaria en todo el país a causa del avance de la pandemia de coronavirus, que ha disparado los contagios diarios de COVID-19 en las últimas semanas por encima de los 20.000 y ha aumentado la presión hospitalaria en buena parte del territorio.
La medida entrará en vigor el próximo sábado a las doce de la noche e irá acompañada de un toque de queda desde las 21.00 hasta las 6.00 horas en grandes ciudades como París -así como toda la región de Île de France-, Lille, Rouen, Saint-Etienne, Toulouse, Lyon, Grenoble, Marsella y Montpellier. En estas zonas viven unos 20 millones de personas, lo que supone el 30% de la población francesa.
Esta restricción afectará tanto a los ciudadanos como a los comercios, servicios y lugares que reciben público, tal y como ha confirmado este jueves el primer ministro galo, Jean Castex. Sin embargo, las nuevas limitaciones no contemplan, por el momento, la prohibición de la libre circulación entre territorios.
Para el resto del país, no hay toque de queda pero se mantienen las recomendaciones de limitar las reuniones a seis personas, uso de la mascarilla y fomento del teletrabajo y se volverán a prohibir la fiestas privadas y las bodas.
Las restricciones se prolongarán en las zonas afectadas durante cuatro semanas, aunque el objetivo del presidente es que esta medida se mantenga hasta el 1 de diciembre si el Parlamento lo autoriza. El presidente, Emmanuel Macron, explicó que la finalidad de estas prohibiciones es detener el crecimiento de los contagios y que los casos diarios bajen de los 5.000.
Los ciudadanos franceses afectados por el toque de queda no podrán salir a la calle a partir de las nueve de la noche y hasta las seis de la mañana salvo si tienen una causa justificada. El incumplimiento de la medida conllevará una multa de 135 euros, que podría llegar a los 3.750 euros en caso de reincidencia e incluso hasta seis meses de prisión.
No obstante, habrá excepciones que permitan estar fuera del domicilio habitual más allá de las nueve de la noche, como ir o volver del trabajo, acudir a un hospital o una farmacia, ir o regresar de un aeropuerto o estación ferroviaria, visitar a un familiar dependiente o pasear a una mascota.
Francia permite mayor movilidad pero con límite horario
La imposición de un toque de queda es una de las principales diferencias entre el estado de emergencia declarado por Francia en la región de París y otras ocho ciudades respecto al estado de alarma decretado por el Gobierno de España la semana pasada para la ciudad de Madrid y otros ocho municipios madrileños (Alcobendas, Alcorcón, Getafe, Fuenlabrada, Leganés, Móstoles, Parla y Torrejón).
El Ejecutivo de Pedro Sánchez apostó, en lugar de por fijar una franja horaria en la que los ciudadanos deben estar en casa, por el confinamiento perimetral de esas localidades, de donde solo se puede salir y entrar por motivos laborales, médicos o educativos, principalmente. Dentro del municipio afectado si se permite a los vecinos moverse con libertad sin límite horario. Las restricciones incluyen limitaciones de aforo al 50% en el interior de bares, restaurantes y comercios mientras que las terrazas de los negocios pueden funcionar al 60%.
En las ciudades francesas afectadas, en cambio, la movilidad entre localidades no se ha limitado aún, quizá debido a que la incidencia es más baja. Los últimos datos indican que en París hay 260 casos de coronavirus por cada 100.000 habitantes, algo más de la mitad que la Comunidad de Madrid, que ya ha bajado de los 500 casos según el Ministerio de Sanidad.
La duración inicial de la medida también es distinta, ya que mientras en Francia son cuatro semanas en España estamos hablando de 15 días. En ambos casos, una prórroga de las restricciones necesita del respaldo parlamentario.
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