Okupan la casa de una enfermera durante la pandemia: "Tienen coche y a la semana contrataron fibra óptica"

Imagen de una cerradura forzada de una vivienda.
Imagen de una cerradura forzada de una vivienda.
EP
Imagen de una cerradura forzada de una vivienda.

Unos okupas han dejado sin casa a Pilar, una enfermera de 62 años que durante la crisis sanitaria provocada por la pandemia de coronavirus se ha dejado todo para salvar vidas en un centro de salud de Reus (Barcelona). Así lo ha contado ella misma en una misiva publicada por El Periódico.

"Soy vecina de Vic, pero esto que os explicaré puede pasarle a cualquiera en España. Tengo 62 años, trabajo en un centro de salud de Reus y entraron en mi casa de Vic, mi única propiedad y en la que estoy empadronada. Solo hacía tres meses que la puse en venta al conseguir la plaza oficial en Reus", comienza la carta.

La sanitaria ha denunciado que "si os okupan vuestra vivienda ya no importará si solo hace 24 horas o si es vuestra vivienda habitual" y el hecho de que el propietario pierda "todos los derechos sobre la casa y sobre todas vuestras posesiones mas personales". "En este momento no podéis recuperar nada, tendréis solo lo puesto", ha afirmado.

También critica la falta de justicia legal para la persona a la que le okupan la casa, ya que "si los molestas o les cortas suministros [a los okupas], te denunciarán a ti, y esto puede costar indemnizaciones, la justicia te perseguirá; los okupas tendrán abogados de oficio y por lo tanto una vez mas les saldrá todo gratis".

Ha contado, además, que "en un intento de mediación, mis okupas tuvieron las narices de decir que esta casa les iba muy bien, que ellos no tenían problemas de dinero pero que querían una casa. 'Los vulnerables' que han ocupado mi casa tienen coche y a la semana contrataron fibra óptica".

Pilar ha explicado que "la vía legal tardará entre uno y dos años en desalojarlos, mientras que el "desalojo exprés' puede tardar 3 o 4 meses, eso sin época de coronavirus, y los costes del proceso son elevados". Sin embargo, aún mantiene viva la esperanza "porque esta es la única casa que tengo, la única oportunidad de tener casa para mi jubilación".

"Me he sentido abandonada por instituciones, policía y justicia", ha asegurado tajantemente.  Esto me ha pasado durante el confinamiento, mientras los sanitarios estábamos trabajando. Mucho aplaudir, sí, pero este ha sido mi resultado", ha concluido en la carta.

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