Un psiquiatra y profesor universitario de Valencia de 59 años ha sido condenado a cuatro años de prisión por abusos sexuales con penetración y prevalimiento sobre una paciente menor de edad a la que comenzó a tratar con 13 años por depresión y un trastorno alimentario, según ha adelantado la prensa local. 

La Fiscalía pedía 10 años de prisión por considerar un delito "continuado" de abusos sexuales sobre la menor.

La sección cuarta de la Audiencia Provincial de Valencia considera probado que el psiquiatra se aprovechó de su víctima, especialmente vulnerable, "ganándose su confianza y generando en ella un rol sumiso". Y le condena a una pena de cuatro años de cárcel por un delito de abuso sexual con penetración y prevalimiento, con la circunstancia atenuante de reparación del daño ya que el acusado ha abonado los 20.000 euros de responsabilidad civil. 

Asimismo se le impone seis años de libertad vigilada y cinco de inhabilitación para el ejercicio de cualquier actividad relacionada con el tratamiento psicológico de pacientes. Y se le prohíbe comunicarse con la víctima ni acercarse a ella durante un plazo de seis años.

Colectivos de mujeres en atención psiquiátrica han criticado duramente la sentencia, que consideran injusta y escasa, sobre todo en lo que se refiere a la inhabilitación. "Pasar años abusando y violando a tu paciente (desde sus 13 años) se castiga con cuatro años de prisión y ¡sólo cinco! de inhabilitación. En 2025 podrá volver a ejercer como psiquiatra con nuevas pacientes a su cargo"

Los hechos, según publica el diario Levante, se retrotraen al año 2012, cuando la familia llevó a la menor a tratamiento con el psiquiatra condenado. Los abusos siguiereon hasta que en 2015 otra terapeuta detectó lo que estaba ocurriendo a raíz de unos mensajes. 

"No dejo de pensar en ti, soñando con los abrazos que me das cuando te enroscas a mí en el sofá azul", es uno de los mensajes recogidos en la sentencia. Además de estos mensajes, quedaron acreditados, dice Levante, "los encuentros físicos durante los cuales el procesado desnudaba a la menor, la acariciaba y le besaba las cicatrices de los cortes que se había inferido". 

La defensa del procesado argumentó, según el citado diario, que los hechos se habrían producido cuando la menor tenía más de 16 años y por lo tanto podía dar su consentimiento sexual. El acusado reconoció en la vista oral, celebrada a puerta cerrada, que probablemente había tenido "un comportamiento inadecuado".