Según observaciones del Instituto Catalán de Ornitología sobre el comportamiento de 16 especies de aves habituales en ambientes urbanos que pasan todo el año en Cataluña, durante el confinamiento el patrón de observación de las aves es mucho más similar al que se da habitualmente en medios no urbanos.
Ja tenim primers resultats #JoEmQuedoACasa d'https://t.co/Mqcs1IPuML! Durant el confinament el patró d'observació diari en entorns urbans ha canviat molt. Menys soroll i prèsencia cotxes/gent = més activitat primera hora del matí i millor detectabilitat: https://t.co/s8ItJpHgQJ pic.twitter.com/Zq8P6p0SIz
— ICOcells (@ICOcells) May 12, 2020
Este cambio tan marcado parece deberse a un incremento del peso relativo de la actividad de los pájaros durante las primeras horas del día y, en parte, también a una mejora en su detectabilidad (cuanto menos ruido, más facilidad de detectar el sonido de un pájaro por parte del observador).
Todo indica que estos cambios están vinculados a la reducción de la actividad humana (menos frecuentación y ruido) que ha habido durante el confinamiento.
Para la mayoría de pájaros, las primeras horas del día suelen ofrecer las mejores condiciones para alimentarse y comunicarse (por ejemplo, cantando). Es por eso que los patrones de observación de aves en entornos menos perturbados por la actividad humana muestran un claro pico durante esta franja horaria.
En medios urbanos, sin embargo, durante estas horas de la mañana el ruido de las actividades cotidianas suele ser muy alto y, además, va acompañado de un pico muy marcado de presencia de personas y coches en las calles.
La capacidad de adaptación de los pájaros no nos debe hacer pasar por alto que en situaciones normales los pájaros que viven en medios urbanos están sometidos a unos niveles de ruido y perturbación muy altos. El ruido, de manera directa o indirecta, se ha asociado con la disminución de la densidad de aves en entornos urbanos, así como en el empobrecimiento de sus comunidades.
Los resultados de este estudio sugieren que las aves tienen la capacidad de aprovechar algunas de las mejoras ambientales que se han dado a nuestros entornos urbanos durante el confinamiento. Pero está en nuestras manos tratar de hacer que los medios urbanos sean más acogedores para los pájaros más allá de la crisis del Covid-19.
Los problemas que experimentan a nivel comunicativo y de salud son, en buena parte, homólogos a los que padecemos nosotros mismos. Por lo tanto, si hacemos nuestros pueblos y cuidados más habitables para las aves y la naturaleza en general, seguro que también los haremos mucho mejores para nosotros.
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