La primavera proveerá a las aves urbanas durante el confinamiento, los ornitólogos desaconsejan que se las alimente: "Puede ser dañino"

Desde SEO/BirdLife aseguran que no suele ser necesario el aporte adicional de alimento proporcionado por las personas a las aves urbanas.
Desde SEO/BirdLife aseguran que no suele ser necesario el aporte adicional de alimento proporcionado por las personas a las aves urbanas.
SEO/BirdLife
Desde SEO/BirdLife aseguran que no suele ser necesario el aporte adicional de alimento proporcionado por las personas a las aves urbanas.

Calles vacías, avenidas desiertas… La crisis del coronavirus está dejando imágenes propias de un escenario apocalíptico; sobretodo en las grandes ciudades, donde el contraste entre las aglomeraciones usuales diarias y el vacío desértico es mucho más notable.

Desde que se iniciara la cuarentena, han aparecido algunas iniciativas en las redes sociales para animar a los ciudadanos a dar de comer a las aves, por miedo a que no dispongan del alimento necesario ante nuestra ausencia en terrazas, plazas y parques. Pero los ornitólogos aseguran que no es necesario, pues con la llegada de la primavera "disponen de una variada oferta de alimentos naturales", señalan desde la Sociedad Española de ornitología, SEO/BirdLife.

"Las aves tienen otros alimentos y además sobretodo en primavera es importante que se alimenten de las fuentes naturales de alimentación, como insectos, plantas, brotes, etc.", señala Beatriz Sánchez, responsable del programa de Biodiversidad Urbana de SEO/BirdLife, asegurando que esas acciones "que son bien intencionadas", pueden ser dañinas y contraproducentes "porque pueden generar problemas de higiene o, si tienen este alimento en abundancia, pues que no utilicen tanto las fuentes naturales que son tan importantes para ellos".

La comida aportada por las personas en la calle "rara vez es adecuada para las aves", destacan en la Asociación, que incide en la importancia de que dispongan de una alimentación de calidad. Por lo tanto, recomiendan que, si se les da de comer, se haga exclusivamente en la ventana o terraza e insisten que "no vale cualquier alimento, si no que tiene que ser uno específico para ellas". 

Ahora, han sacado una campaña para dar visibilidad a la problemática a la que muchas aves se enfrentan cada año: la destrucción de nidos. La iniciativa, que recibe el nombre 'SOS Nidos' está dirigida a concienciar sobre la problemática de estas prácticas y a informar de los beneficios de convivir con estas especies en las zonas urbanas.

Los animales toman las calles, vacías por el coronavirus

El silencio se ha apoderado de zonas que hace tan solo semanas se caracterizaban por su alta actividad. Se trata de un panorama que está sorprendiendo a todos los ciudadanos, pero sobretodo a los animales, que no saben qué está pasando y pierden el miedo a la hora de acercarse a los centros urbanos.

Así, grandes ciudades como Madrid o Barcelona, están viendo como animales más propios de la montaña, salían a territorio desconocido ante la tranquilidad de las calles. Jabalíes en la Diagonal de Barcelona o pavos reales por las calles de Madrid son algunos de los casos más extraños. En Venecia, sus canales han contado con la presencia de cisnes y delfines; y, los vecinos de una comarca de Asturias llevan días viendo un oso pardo paseándose por las calles al caer la noche.  

La pata y sus polluelos, escoltados por la Policía Nacional, en Zaragoza.
La pata y sus polluelos, escoltados por la Policía Nacional, en Zaragoza.
POLICÍA NACIONAL

Si bien nosotros nos hemos tenido que someter a un aislamiento exhaustivo para evitar la propagación del virus, la fauna salvaje de la periferia de las ciudades ha visto en esto una oportunidad para salir a explorar y traspasar los límites impuestos por el humano.

Confinamiento para unos, liberación para otros

Según el naturalista Joaquín Araújo, esto se debe a que "cuando se queda la calle vacía, desaparece un obstáculo", sobretodo para la fauna vinculada a zonas más o menos forestales, jardines, grandes parques, etc.

Los animales tienen una gran capacidad para adaptarse a cualquier entorno. Ya se han dado casos anteriores en los que se han visto fenómenos que sorprendieron a los zoólogos. Es el caso de lo que pasó en los años 70, cuando "una serie de especies empezaron a adaptarse a la vida ciudadana porque sus hábitats naturales estaban muy destruidos", cuenta el naturalista, explicando que se llegaron a ver incluso halcones criando en edificios de Madrid.

"Las palomas antes eran los animales más reacios a la presencia humana. Eran los más silvestres y, de pronto, decidieron colonizar las ciudades. Eso sí que es un cambio de conducta", añade, destacando que lo que está sucediendo estas últimas semanas en los centros urbanos se debe fundamentalmente a que "los animales simplemente están aprovechando una coyuntura".

"Nosotros no vamos solos; llevamos con nosotros una auténtica capa de contaminantes, tóxicos y agresiones"

Por lo tanto, lo que está sucediendo ahora, según dice, es mucho más notable debido a que ha sido una reacción muy inmediata por parte de los animales. “Lo que significa confinamiento para unos es liberación para otros”, asegura Araújo.

En cuanto a la presencia humana vuelva a la normalidad, estos animales se retirarán. "Nosotros no vamos solos, llevamos con nosotros una auténtica capa de contaminantes, tóxicos, agresiones como el ruido, que es la que pasa más inadvertida", asegura, explicando que estos animales se replegarán de nuevo, pues lo que necesitan es "silencio, sosiego y espacios abiertos".

Un respiro para la naturaleza

Aún así, insiste en destacar las consecuencias positivas que el confinamiento de los seres humanos está teniendo en la naturaleza. Los niveles de CO2 han disminuido drásticamente en todo el mundo y la contaminación en las aguas también han notado un descenso importante de contaminación. Araújo habla de "transparencia"; en el aire, en la tierra y en el agua.

"Mueren unos 8 millones de animales vertebrados en las carreteras españolas cada año"

"En el aire, por ejemplo, el tráfico aéreo se ha reducido prácticamente un 90% y el terrestre un 70%", explica, destacando la incidencia que esto tiene sobretodo en los animales. "La norma es que mueran unos ocho millones de animales vertebrados en las carreteras españolas cada año", cuenta, señalando que, con la cuarentena, ya se están salvando diariamente cientos de especies de animales que hubieran muerto atropellados.

Este confinamiento, en definitiva, ha supuesto “un gran suspiro de alivio, una auténtica bocanada de aire fresco para el conjunto de la naturaleza”.

La biodiversidad como escudo

Hay un razonamiento muy extendido entre los expertos, que afirma que la naturaleza y, en concreto, la bidoiversidad actúa como escudo de múltiples virus y enfermedades para los seres humanos y que, con la extinción de múltiples especies, el riesgo de sufrir nuevas enfermedades y ser víctimas de pandemias desconocidas irá incrementando en nuestras civilizaciones.

"Los virus tienen cada día más vía libre porque cada vez hay menos barreras de contención naturales"

Araújo explica este fenómeno con la metáfora del cuerpo humano, asegurando que dentro de cualquier ecosistema –"un bosque, una selva, un arrecife de coral…"- la propia diversidad de las especies son sistemas de control de las agresiones y los patógenos. 

"Se podría decir que el conjunto de la biosfera y sobretodo la fauna y la flora son parte del sistema inmunitario", señala el naturista asegurando que, al extinguirse miles de especies y fragmentarse los hábitats "lo que hemos hecho es, literalmente, bajar las defensas de la propia naturaleza. Los virus tienen cada día más vía libre, porque cada vez hay menos barreras de contención naturales".

Aprender de la crisis

Pero la pregunta que los ecologistas se hacen es: ¿Aprenderemos de esta crisis?, ¿Veremos que no es tan complicado disminuir los niveles de contaminación? 

"Realmente, si hubiéramos apostado por un modelo energético menos contaminante, por un modelo de consumo menos avasallador y por una mayor convivencia, tendríamos muchos menos problemas. De esto sacamos que hay que vivir de forma fraternal con la vida", dice, destacando la importancia de la palabra 'fraternidad' y del renacimiento de la misma con la llegada del coronavirus a nuestras vidas. "Si esto nos vale para recuperar un poco más la comunicación directa, los afectos y sobretodo a no fiarnos de que todo lo arregla una línea de crédito y la tecnología, pues seguramente nos vendrá muy bien", añade.

"Hay que vivir con la vida y no contra la vida, como lleva viviendo demasiados años esta civilización"

"Esto pide un cambio de civilización, aunque suene tremendo", dice, incidiendo en la necesidad de aprovechar la situación para hacer "un cambio por la supervivencia" porque, por el camino que íbamos, "no íbamos hacia la supervivencia, sino a todo lo contrario”.

En definitiva, Araújo insiste en que "en el binomio hay que incluir siempre a la naturaleza" y recuerda que, aunque la situación esté haciéndonos personas más comunicativas y solidarias, "si se excluye lo que nos permite vivir, estaremos tropezando una vez más. Hay que vivir con la vida y no contra la vida, como lleva viviendo demasiados años esta civilización".

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