La crisis del coronavirus ha afectado a todos los sectores y ámbitos pero, si ponemos la lupa en los colectivos más vulnerables, está causando estragos en la Dependencia, la gran olvidada según el presidente del Observatorio Estatal, José Manuel Navarro. Según la Asociación de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales, que él mismo preside, en abril se han registrado 7.396 beneficiarios menos de ayudas a la Dependencia que en marzo. Esto significa que muchas de esas personas han fallecido sin que haya una tasa de reposición.

"Es el mayor retroceso desde 2014", recalca Navarro, que explica que en otras ocasiones sucede algo similar por un ajuste de cifras en las comunidades autónomas, "pero los datos demuestran que los principales servicios se han paralizado. Ahora ha retrocedido". Este dato, asegura, será igual o peor en mayo.

Las ayudas a la dependencia retroceden por la COVID-19, en abril hay 7.396 beneficiarios menos que en marzo

Durante el estado de alarma, en la inmensa mayoría de Comunidades se han paralizado tanto la concesión de ayudas como las evaluaciones, lo que ha hecho que aumente considerablemente el número de personas a la espera de una valoración. En España, hay más de 1.375.000 personas reconocidas en situación de dependencia con derecho a una prestación o servicio y de ellas, 261.000 personas están en lista de espera y más de 153.000 aguardan a ser valoradas, casi 3.000 más que en el mes de marzo.

Navarro exige que se retomen cuanto antes las valoraciones porque detrás de esas cifras hay "mucho sufrimiento y mucho dolor". En comunidades como la valenciana, estos procesos han seguido funcionando adaptándose a las circunstancias y mediante evaluación telefónica en los casos cuyo historial así lo permitía o en los domicilios con las medidas de protección adecuadas, pero es una excepción.

También pide que se reanude la tramitación de expedientes en aquellos lugares donde se hayan paralizado, ya que hay 414.922 solicitantes que están pendientes de un procedimiento: "Hay que garantizarles cuando menos teleasistencia", sentencia Navarro, que pedirá al Gobierno que facilite el famoso botón rojo a todas las personas de forma automática ya que apenas supone 20 euros al mes y "todos los que conozcan a alguna persona mayor sabe la compañía y seguridad que les proporciona". De lo contrario, vaticina, "nos encontraremos en las noticias con que han encontrado cadáveres de personas mayores que vivían solas y nadie sabía que se había muerto".

En España, 85 personas en situación de dependencia fallecen al día sin recibir la prestación o servicio al que tienen derecho, ya que desde que se concede la ayuda hasta que terminan los trámites pasa de media cerca de un año y medio y el 54% de los personas solicitantes tiene más de 80 años.

Apertura de los centros de día

En la actualidad hay cerca de 100.000 personas en situación de dependencia que se benefician de los centros de día, pero durante el estado de alarma, también éstos han cerrado dejando a los usuarios en muchos casos desamparados. Según Navarro, algunas comunidades como Castilla y León han adaptado la atención a estas personas con un seguimiento telefónico o les han adaptado el tipo de ayuda, pero en otros muchos lugares esas personas han quedado al cuidado de familiares.

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Los territorios que pasen a la fase 1 ya pueden reabrir estos centros para seguir atendiendo a los usuarios, pero esta tampoco es una alternativa adecuada, según diversas plataformas y la propia Asociación de Directores y Gerentes de Servicios Sociales por ser éstas las personas más vulnerables y que en muchos casos conviven en el mismo lugar físico que los centros residenciales, uno de los grandes focos de esta epidemia. "Eso demuestra que en el Ministerio de Sanidad no tienen ni idea de cómo funcionan los servicios sociales", denuncia Navarro.

"El Ministerio de Sanidad no tiene ni idea de cómo funcionan los servicios sociales"

A su juicio, lo ideal es que haya una "flexibilización" de los servicios que se conceden a las personas con dependencia para que, en caso de cerrar su centro de día, pueda recibir atención sanitario o ayuda económica para contratar otro servicio, de forma que seguirían contando con algún tipo de asistencia.

La ayuda a domicilio, no obstante, también ha cambiado durante esta crisis. Si bien en algunos lugares se ha seguido prestando, en otros casos el riesgo de contagio ha hecho que los propios beneficiarios rechacen cualquier visita a su hogar que no sea la de algún familiar cercano. En otros, se ha reorientado esa ayuda o se ha modificado el servicio en cuestión y en lugar de repartir las horas entre limpieza del hogar y aseo personal, por ejemplo, se ha suprimido esta última por realizar la compra semanal.

Navarro pide medidas urgentes ante el dolor que supone para este colectivo la desatención: "Nadie esta tomando medidas sociales y eso genera un sufrimiento y dolor igual que los temas, laborales o económicos, pero también muerte".