Los municipios de la Costa Brava se blindan para evitar desplazamientos en Semana Santa por el coronavirus

Imagen tomada por Conrad Bragulat de la playa de Tossa de Mar.
La playa de Tossa de Mar, en la Costa Brava.
CONRAD BRAGULAT
Imagen tomada por Conrad Bragulat de la playa de Tossa de Mar.

A las puertas del Viernes Santo, la imagen de la Costa Brava es radicalmente diferente a la otros años. El coronavirus deja paseos marítimos desiertos y playas vacías de punta a punta. Las policías locales, no obstante, no bajan la guardia y harán controles para asegurarse de que nadie se salte el estado de alarma.

En Palafrugell (Baix Empordà) peinarán las playas con dron después de que esta última semana se haya llegado a denunciar a un surfista y a cuatro personas que tomaban el sol. Y en pueblos como Cadaqués o El Port de la Selva (Alt Empordà) las patrullas blindarán literalmente los accesos para evitar que nadie con segunda residencia vaya a pasar allí la Pascua.

La alcaldesa de Cadaqués, Pia Serinyana, asegura tajante: "O nos blindamos, o no lo conseguiremos". A este pueblo solo se puede acceder por una carretera de curvas, el CAP está abierto durante doce horas al día, hay un solo médico de guardia, una sola ambulancia y el hospital más próximo, el de Figueres, "está a una hora de camino", explica Serinyana.

"Somos pueblos pequeños, y basta con que nos llegue poca gente, para que ya sea un problema", dice la alcaldesa. En Cadaqués, se hacen controles diariamente. Y ya han hecho recular más de uno y, por supuesto, con la correspondiente sanción.

"Somos pueblos pequeños, y basta con que llegue poca gente para que sea un problema"

Controles las 24 horas

Del mismo parecer también es el alcalde del Port de la Selva, Josep Maria Cervera. "Tendremos controles en todos los accesos durante las 24 horas", dice en referencia a la Semana Santa. El alcalde explica que, a pesar de que ahora la policía ya lo tiene "muy controlado", sí que ha habido mucha gente que ha ido yendo a las segundas residencias. Son del área de Barcelona, pero también franceses.

"Me atrevería a decir que ahora en el pueblo hay el doble de gente de lo que habría sido normal para un mes de marzo", concreta Cervera. En El Port de la Selva, el consultorio abre por las mañanas, y el CAP de referencia es el de Llançà. "Hoy el dispensario ha tenido cuatro visitas, y todas eran de gente de fuera; quienes viven en el pueblo hacen mucha bondad, y la verdad es que la situación sabe mal", admite el alcalde.

Vigilancia en carreteras, supermercados y tiendas

Evitar que la gente se vaya al apartamento, cosa que algunos intentan en plena madrugada, será una de las prioridades de las policías locales esta Semana Santa. "Desgraciadamente, hemos detectado que los fines de semana ha habido un cierto repunte de gente que ha venido hacia aquí", dice el alcalde de Calonge y Sant Antoni, Miquel Bell-lloch.

En la misma línea, el Ayuntamiento de Torroella de Montgrí y l'Estartit (Baix Empordà) lanza un mensaje de advertencia de cara a la Semana Santa: "La gente que tenga intención de venir a segundas residencias se encontrarán con controles en las entradas del pueblo", ha avisado el alcalde, Jordi Colomí. Además, la presión policial en el municipio no se centra solo en los accesos viarios. Según concreta Colomí, la Policía Local también intensifica los controles en supermercados y tiendas para detectar cualquier repunte de afluencia.

Desde el 17 de marzo hasta el 6 de abril, el dispositivo de la Policía Local de vigilancia y control por el Covid-19 ha hecho 263 controles, 29 específicos de segundas residencias. En total, han interpuesto 51 denuncias. Según Colomí, al principio vivieron con "preocupación" que todavía hubiera desplazamientos, pero los últimos fines de semana no han notado un incremento de población.

Así mismo, el ayuntamiento pide colaboración ciudadana para alertar de forma anónima si detectan algún desplazamiento no permitido. De hecho, el primer fin de semana de confinamiento acabaron denunciando a una familia y la obligaron a volver a su domicilio habitual a raíz de la colaboración ciudadana.

Eso sí, para Jordi Colomí, las personas que ya se encontraban en su segunda residencia y decidieron pasar allí el confinamiento desde un principio "no suponen ningún peligro" para el conjunto de la población.

Valla de hormigón en el camino secundario

En la Selva, Blanes y Lloret de Mar también incrementarán los controles policiales para evitar que los de las segundas residencias puedan acceder. En Lloret, la Policía Local se ha instalado en la carretera que conecta con Vidreres, que es de donde vienen los conductores de Girona, así como en la vía que va hasta Blanes, por donde circulan todos aquellos procedentes de Barcelona y su área metropolitana.

Aún y así, tienen constancia que hay conductores que se conocen bien el terreno y han encontrado maneras de saltarse los controles. Por este motivo, el consistorio ha decidido colocar una valla del tipo 'New Jersey' en medio de un camino secundario que unía Lloret con Blanes. El objetivo es evitar que "la gente que conoce bien la zona pueda acceder a las urbanizaciones saltándose los controles".

Pillados con las maletas acabadas de deshacer

En varios pueblos de la Costa Brava, tener cámaras de videovigilancia también ayuda a controlar aquellos que quieren irse al apartamento. Además, el alcalde de Platja d’Aro explica que hay ocasiones en que los mismos vecinos son quienes alertan la policía diciéndoles que alguien ha llegado a la segunda residencia.

Esto pasó, precisamente, el fin de semana pasado en Palafrugell. La Policía Local recibió una llamada informando de que una familia acababa de llegar al apartamento. Cuando los agentes fueron, se los encontraron cenando.

El jefe de la policía, el inspector David Puertas, explica que en un principio los padres explicaron que ya llevaban días allí. Pero cuando los agentes comprobaron la matrícula del coche con las imágenes de las cámaras de seguridad, la grabación no dejó lugar a dudas: Acababan de llegar. Les cayó una denuncia automáticamente.

"Es complicado poner puertas en el campo", admite David Puertas, en referencia a que no se pueden controlar todas las entradas del pueblo. Pero el inspector también saca cifras para explicar que ahora, en ningún caso, hay llegadas numerosas de personas hacia segundas residencias, a diferencia del primer fin de semana de cuarentena.

El viernes 13 de marzo, justo antes del estado de alarma, las cámaras de Palafrugell captaron más de 70.000 vehículos que entraban en el municipio. Una semana más tarde, la cifra había bajado a 24.000. Y el pasado viernes la cifra ya era de unos 13.000. La mayoría, precisa Puertas, de servicios esenciales o de gente autorizada a trabajar. De hecho, a lo largo del fin de semana, solo denunciaron a ocho conductores que intentaban acceder a la segunda residencia.

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