Trabajadores de plantas depuradoras viven en autocaravanas para garantizar la seguridad del agua por el coronavirus

Uno de los trabajadores de AGBAR.
Uno de los trabajadores de AGBAR.
Aigües de Barcelona
Uno de los trabajadores de AGBAR.

Las plantas de depuración, potabilización o suministro de agua son estos días un servicio esencial para garantizar la seguridad y evitar la propagación del coronavirus. 

Para ello, AGBAR en coordinación con las autoridades autonómicas y locales, implementó hace un mes una serie de medidas preventivas encaminadas a proteger la seguridad sanitaria de todos sus trabajadores y trabajadoras, así como para asegurar el normal funcionamiento de las instalaciones en que opera.

Y desde hace una semana, la compañía de aguas ha dado un paso más y ha iniciado la presencia permanente de trabajadores con la instalación de autocaravanas en los centros de trabajo para uso individual y se ha contratado un servicio de càtering por las comidas.

De este modo se quiere minimizar el posible impacto derivado por una infección asociada al coronavirus al personal de las plantas. Rubén Ruiz, director de operaciones de AGBAR en Cataluña, ha explicado que el objetivo de esta medida es doble: “mantener la seguridad y salud de nuestros trabajadores y así garantizar un servicio esencial como es el abastecimiento de agua”. “Desde el primer momento hemos implementado una serie de iniciativas, como los turnos de 12 horas, y el tercer escenario era esta presencia permanente a nuestras infraestructuras críticas”, ha añadido Ruiz.

El dispositivo engloba las plantas de tratamiento de agua potable críticas, declaradas por el Centro Nacional de Infraestructuras Criticas, así como las plantas de tratamiento de agua potable que el Grupo AGBAR considera esenciales por el volumen de habitantes que alcanza. Estas son la planta de potabilización de agua de Sant Joan Despí (que alcanza Barcelona y los municipios del área metropolitana), y la planta de potabilización de Palafolls (que alcanza 11 municipios de la comarca del Maresme).

Dada la gran automatización de las plantas, es posible operarlas reduciendo el número de personas que están físicamente. En el caso de la planta de Sant Joan Despí, hay 9 trabajadores confinados en la planta que trabajan repartidos en turno de día y por la noche y que rota con un segundo equipo, cada 15 días. En el caso de Palafolls, son dos trabajadores también con el mismo dispositivo pero en este caso los turnos son semanales.

Rubén Ruiz ha destacado el esfuerzo humano y profesional que están haciendo estos equipos, y todos los equipos de operaciones de las operadoras de agua del grupo AGBAR. 

Destaca que se ha tenido especial cuidado del aspecto emocional. Los trabajadores tienen contacto telefónico constando con el exterior y el departamento de apoyo emocional de la compañía se encarga de hacer un seguimiento individualizado.

Este dispositivo ha resultado posible gracias a la disponibilidad que han demostrado los y las trabajadoras que se han presentado voluntarios para poder llevarlo a cabo. 

“No nos ha costado encontrar voluntarios”, ha explicado el director de operaciones de AGBAR, “sabemos muy bien a que nos dedicamos y sabemos que el agua es un servicio esencial y no podemos fallar a la ciudadanía”.

Además, hay que tener en cuenta que hay equipos de trabajadores en la calle para solucionar incidencias que pueden ir saliente en nuestro día a día o personal de laboratorio que sigue haciendo analíticas en continuo del agua que se suministra a los hogares.

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