¿Hasta cuándo estaremos confinados? Cómo llevar días cada vez más largos

Una pareja toma el sol desde su balcón durante el cofinamiento por el coronavirus.
Una pareja toma el sol desde su balcón durante el cofinamiento por el coronavirus.
EFE
Una pareja toma el sol desde su balcón durante el cofinamiento por el coronavirus.

El confinamiento se ha alargado hasta el día 11 de abril, aunque podrían sumarse más días en breve. Durante estos días no cesan las preocupaciones, miedos y tensiones ante el estado de alarma que vive el país.

Algunas personas empezaron este periodo considerándolo como un descanso, con la posibilidad de trabajar desde casa incluso, pero no ha sido así. La crítica situación ante el coronavirus, el aumento de los contagios y las muertes también alteran las emociones y los sentimientos.

Llegan los momentos de aburrimiento, cansancio de ver la televisión durante todo el día, aunque esté tu serie favorita, y las bromas que tanto te divertían al principio empiezan a resultarte pesadas.

"Hemos de aceptar que hemos cerrado una etapa, la de la respuesta inicial al confinamiento, y entramos en otra, de mantenimiento, y hemos de seguir adaptándonos", dice Rafael Penadés, vocal de la junta del Collegi de Oficial de Psicologia de Catalunya (COPC) y miembro del servicio de Psiquiatría del Hospital Clínic de Barcelona, según ha informado La Vanguardia.

Aunque es difícil adaptarse a esta situación, los expertos tienen algunas estrategias para hacerlo. "Lo mejor es no aventurarse a pensar cuánto durará el aislamiento o qué vendrá después; lo más adaptativo es fijarse metas según la información real, según las fechas que nos van imponiendo y buscar cómo gestionar y organizar estos próximos 15 días", afirma Oscar Asorey, psicólogo de Isep Clínic Reus. "Lo mejor es no pensar cuánto durará o qué vendrá después y fijarse metas con las fechas que nos van imponiendo".

El psicólogo de la plataforma ifeel, Rafael San Román, recalca que no hay una solución única para este tipo de situaciones, a cada tipo de persona le beneficiarán determinadas cosas que no se pueden aplicar en otras. "A las personas controladoras, por ejemplo, les irá bien tener una fecha, y como nadie les puede decir el día que acabará, se la pueden ir marcando ellos, de día en día o de semana en semana, porque eso les ayuda a poner orden en el caos; en cambio, hay personas más flexibles y espontáneas que van fluyendo día a día".

Ponerse objetivos

“Hemos de evitar estar todo el día preocupados, y eso pasa por ocuparnos de lo que sí podemos hacer”, alerta Penadés. Aconseja que en estos momentos lo mejor es dejar de preocuparse y empezar a ocuparse, tanto con objetivos a corto, medio como a largo plazo. “Hemos de hacer lo posible para no estar todo el día preocupados, y eso pasa por ocuparnos de lo que podemos hacer y no por lo que no podemos resolver, como saber si esto durará semanas o meses; preocuparnos de lo que no podemos resolver solo nos va a hacer daño”, alerta. 

Una buena opción para ocuparnos de estos objetivos nos dice que es diferenciar los que se pueden hacer a corto plazo, como son las comidas o la planificación del día, de los que son a medio plazo, como los pagos del alquiler o asuntos laborales. Y, a su vez, separar estos dos de los objetivos a largo plazo, que hay que aparcarlos y dejarlos "en suspenso porque no sabemos qué pasará"

Controlar las emociones

También considera muy importante empezar a controlar los sentimientos negativos que produce esta situación. "Podemos sentir inseguridad, falta de confianza en el futuro, dificultad para concentrarnos... Son sentimientos normales, pero hay que dejarlos pasar porque luchar contra ellos no es efectivo y recrearnos en ellos nos va a hacer daño". Cuando estos pensamientos nos asalten la cabeza, es fundamental aceptarlos pero sustituirlos, manteniendo la mente ocupada con otras actividades como escuchar música o hacer ejercicio. 

Asorey también nos avisa de que la frustración es una de las emociones que nos acompañará según vaya avanzando el periodo de cuarentena. "Sentirse frustrado es normal e incluso sano: nos puede ayudar a reaccionar y a preparar un nuevo plan de confinamiento". 

Aprovecha para recordarnos que podemos utilizar este tiempo para procurar experimentar emociones positivas, como la ilusión al pensar en el reencuentro con la familia.

Las emociones no siguen una pauta lineal, puntualiza San Román, ya que dependerá de nuestra personalidad y de que entendamos que hay días buenos y días malos. "Cuánto más controladora, miedosa o rígida sea la persona peor lo va a llevar, y cuánto más flexible, alegre o tranquila, mejor asumirá los cambios".

En lo que sí coinciden todos los psicólogos es que esta situación tan extrema nos pasará factura a todos. Hay grupos que resultarán más afectados, como aquellas personas que ya tenían trastornos mentales, o a quienes les haya afectado a su economía de manera grave al no recibir ingresos. Además de, por supuesto, a todo el personal sanitario que se enfrenta cada día a las consecuencias del virus, quienes tienen familiares afectados o que hayan fallecidos, personas con alguna discapacidad o quienes se encuentran confinados solos.

La experiencia interna depende de cada uno y sus circunstancias; hay que dejar espacio para que cada uno se vaya transformando; unos empezaron preocupados y se van relajando; otros empezaron animados y se van desesperando conforme pasan los días”, declara San Román.

“Con las luces cortas no vemos una fecha concreta para que esto acabe, pero, si ponemos las luces largas, sabemos que tiene un límite, que no va a durar seis años, y eso hay que recordarlo para tranquilizarse“, enfatiza.

La importancia de las rutinas

Todos los psicólogos consideran fundamental la fijación de rutinas y obligaciones para poder sobrellevar el confinamiento. Hay que organizarse, aunque no tengas la posibilidad de teletrabajar, imponiéndose unos horarios, y no olvidándose de la higiene, tanto personal como del entorno, para que estemos más cómodos.

"No es un periodo de vacaciones ni un fin de semana largo, así que hay que llevar un ritmo de vida "normal", no ser totalmente permisivo: hemos de trabajar o estudiar y, si no se tiene trabajo, realizar alguna actividad que tenga que ver con el desarrollo laboral o personal, y luego reservar un rato de ocio, de actividades placenteras, y otro de vida social", advierte Penadés.

Aislarse es un error

Los psicólogos también recomiendan no aislarse. Aunque no podamos salir a la calle o ver a nuestros allegados, podemos mantener cierto contacto a través de redes sociales y videollamadas con ellos que es muy importante emocionalmente. "Habla con compañeros, con amigos, con familiares; compartir sentimientos y pequeñas planificaciones personales o laborales ayuda".

"Tenemos vinculada nuestra vida social a salir y al tiempo de ocio, y eso nos limita; pero las redes y las videollamadas pueden ser un buen espacio para escuchar preocupaciones e inquietudes y descubrir cosas de nuestras relaciones familiares y compartirlas", añade Asorey.

Hacer cosas que te satisfacen

Otro consejo es "hacer todo eso que cuida de ti", según dice San Román. Esto quiere decir, que debemos centrar gran parte de nuestro tiempo durante estos días en realizar cosas que nos beneficien, dejar a un lado las que nos aumentan la tensión.

"Todo dependerá, dicen los psicólogos, de lo que cada cual tenga en casa, porque habrá personas con problemas y circunstancias graves y otros no. La situación es nueva, caótica, sufrirá nuevos giros, y debemos sobrellevarla".

Tampoco recomienda cargarse más trabajo del necesario por obligarse a uno mismo a ser una persona productiva constantemente. "No hay que exigirse ni caer en la fantasía de que tengo que ser un héroe de mi propia vida y he de aprovechar este tiempo al máximo y leer 15 libros, seguir clases online... No, no hace falta ser superconfinado; no hay por qué meterse tensión extra en una situación que ya es tensa; no hay que aprovechar el tiempo, es una situación desagradable, se pasa mal y hay que aguantarse, no pretender imposibles", aconseja Rafael San Román.

“No se trata de crear un espacio lleno de novedades, sino de mantenernos activos sin más, con lo que nos gusta; no tengo por qué aprender a programar robots si lo que me gusta es leer; exigirnos para hacer cosas super nuevas y constantemente atractivas puede convertirse en fuente de estrés, y si algo hemos de evitar ahora es estrés”, añade Oscar Asorey.

"Si ver mucha información del Covid-19 te pone malo, cambia de canal; si hablar con amigos te va bien, hazlo", recomienda San Román.

Dedica tiempo al ocio

Otra de las recomendaciones que hacen los psicólogos es la de "equilibrar ocio y responsabilidad". Resulta igual de negativo dedicarle el día entero a trabajar como al ocio, hay que saber equilibrar ambas.

“El día tiene 24 horas, y excedernos de ocho de trabajo es una barbaridad siempre y en estas circunstancias más todavía; si te pasas el día enganchado al trabajo, comiendo y pensando en ello, ese ritmo no lo vas a aguantar; te pasará factura”, avisa Rafael Penadés. "El ocio es algo excepcional, no puede ser un continuo; si no tienes trabajo o no puedes desarrollarlo desde casa, dedica una parte del día a alguna actividad que tenga que ver con el desarrollo personal o laboral, es muy importante".

Estás contribuyendo a un bien común

Para mejorar tu estado anímico durante el confinamiento, es importante que recuerdes que toda esta situación tiene un sentido. "Si recordamos que tenemos un papel activo, que cada vez que cumplimos las órdenes y recomendaciones de confinamiento e higiene estamos contribuyendo al bien común", nos encontraremos mejor.

También puede resultar ser una oportunidad para mejorar nuestras relaciones personales a nivel familiar

No generes más tensión

No solo en casa puedes llegar a aumentar la tensión, también a través de las redes sociales o hablando por whatsapp con tus conocidos y amigos. Es fundamental "no contribuir al mal rollo". "La indignación, el quejarse tiene su sentido, pero no debemos convertirlo en destrucción", dice el psicólogo.

"Seamos constructivos y útiles, no nos calentemos unos a otros, no añadamos tensión social, ni emitamos contaminación en forma de bulos, de información absurda, de insultos... Las caceroladas no consuelan moribundos ni fabrican mascarillas y sí crean tensión. Las conversaciones chungas, el insultar, no aporta, y lo que no aporta, estorba, dificulta", añade.

Busca ayuda

Es fundamental solicitar ayuda si sentimos que esta situación nos desborda o no sabemos gestionar la preocupación o la ansiedad. Por ello, Asorey recuerda que el COPC ha puesto en marcha un servicio de atención psicológica solidario, tanto para el personal sanitario como para aquellas personas que están confinadas en casa. 

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