La lucha del movimiento de las mujeres a través de los años, y sorteando diferentes contextos socioeconómicos y culturales, está marcada por pioneras que marcaron el camino hacia la consecución de derechos sociales vetados por el simple hecho de ser mujeres.
Una clara referencia es Elena Maseras, primera mujer en matricularse en una universidad española en el año 1872. Concretamente en la Facultad de Medicina de la Universidad de Barcelona. Elena Maseras se enfrentó a la opresión y entró a un ámbito público, cuyo acceso exclusivo era para los hombres, mucho antes de que fuera permitido.
Un duro recorrido
Esta joven de origen catalán tuvo que lidiar con la negación del acceso a las mujeres en espacios públicos como era la educación, pero logró ingresar en la universidad gracias a un vacío legal en las ordenes reales. No obstante, no fue un proceso fácil.
Elena Maseras tuvo que solicitar una autorización real especial que tenía que ser concedida por el Rey Amadeo de Saboya, un proceso que tuvo que realizar tanto para entrar a la escuela secundaria como para la universidad. Acceder a una educación era tan difícil para las mujeres, que las mismas aceptaban su imposición en el hogar. Sin embargo, Maseres y otras mujeres que siguieron su camino dieron comienzo a una nueva etapa, sobre todo a nivel cultural.
De acuerdo con el análisis El acceso de las mujeres a la Universidad en España: el caso de las primeras universitarias leridanas (1882-1920), elaborado por Quintí Casals Bergés, Elena Maseres fue la primera mujer en entrar en España, seguida de María Dolores Aleu (1874) y Martina Castells Ballespí (1877). ¿Qué sucedía en el resto de Europa? Los primeros permisos para que las mujeres pudieran acceder a estudios universitarios fueron en las universidades de Zurich (Suiza) en torno al año 1847.
Una pionera que marcó el camino a las demás
El camino para el acceso de todas las mujeres a instituciones educativas estaba en proceso. Elena Maseras terminó sus estudios en 1878, pero no fue hasta 1882 cuando pudo obtener el título que le habilitaba.
De acuerdo con el artículo Mujeres en la universidad española: diferencias de género en el alumnado de grado, publicado en INFAD Revista de Psicología, no tuvieron un camino fácil y la ciencia no era una necesidad para las mujeres. De hecho, se consideraba que debían recibir una educación correspondiente a su sexo.
El 11 de junio de 1888 se publicó una real orden que daba permiso a las mujeres para matricularse en estudios superiores, pero había una condición: no podían asistir a clases, sólo a los exámenes finales.
1910: triunfo social
El nuevo siglo llega con una transformación social importante para todas las mujeres. La real orden del 8 de marzo de 1910 -coincidiendo con el Día Internacional de la Mujer- permitió el ingreso libre de todas las mujeres a la universidad. España autorizó a matriculación en igualdad de condiciones de alumnos y alumnas.
Aunque los roles de género seguían estando presentes, como hasta hoy, fue un triunfo social de las mujeres que marcó un antes y un después en la historia del feminismo.
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