Cambios de imagen para ir a juicio: ¿Hasta que punto influye nuestra apariencia en el veredicto?

Este lunes ha comenzado el juicio contra el joven antisistema Rodrigo Lanza, acusado de haber matado a Víctor Laínez, de 54 años, por vestir unos tirantes de la bandera española. La agresión mortal tuvo lugar en un bar de Zaragoza en diciembre de 2017. En aquel momento, Lanza lucía una estética radicalmente diferente a la actual.
Este lunes ha comenzado el juicio contra el joven antisistema Rodrigo Lanza. HERALDO
Este lunes ha comenzado el juicio contra el joven antisistema Rodrigo Lanza, acusado de haber matado a Víctor Laínez, de 54 años, por vestir unos tirantes de la bandera española. La agresión mortal tuvo lugar en un bar de Zaragoza en diciembre de 2017. En aquel momento, Lanza lucía una estética radicalmente diferente a la actual.

Todo aquel que se haya enfrentado a una entrevista de trabajo recordará haber elegido cuidadosamente su vestuario antes de la ocasión, con la esperanza de proyectar una imagen 'adecuada' para el puesto al que optaba, y buscando evitar posibles juicios 'negativos' derivados de la estética. Esta pauta, casi dada por hecho, se repite en toda situación en la que algún elemento de la identidad de una persona se exponga a la evaluación de otras: el conocimiento en una conferencia, las ideas políticas en un debate... o la inocencia en un juicio penal.

No en vano, es frecuente que algunos acusados por delitos particularmente graves se presenten al juicio con una apariencia diferente a la que mostraban con anterioridad. Un caso reciente es el de Rodrigo Lanza, acusado de matar a un hombre por llevar tirantes con la bandera de España, que se presentó a la primera sesión con un look radicalmente diferente al que lucía cuando el caso saltó al espacio mediático: había cambiado el pelo largo y las rastas por un peinado de lo más convencional, se había quitado los piercing y las dilataciones, se había afeitado la perilla y había cambiado las camisetas y el pañuelo palestino por una camisa azul sencilla.

Posteriormente, tras haber sido condenado a cinco años de prisión por homicidio, Rodrigo Lanza ha vuelto a cambiar de aspecto, habiéndose rapado los laterales de la cabeza (lo que deja al descubierto un tatuaje tras su oreja), imagen que ha destacado en una nueva vista ante la Audiencia de Zaragoza el 14 de enero de 2020 en la que ha reclamado su puesta en libertad. Con todo, aún ha mantenido una vestimenta 'formal', si bien algo más distendida que la que presentó en el juicio.

Rodrigo Lanza, antes del asesinado del que se le acusa.
Rodrigo Lanza, antes del asesinado del que se le acusa.
20minutos | EFE
Rodrigo Lanza en la primera sesión del juicio por el asesinato.
Rodrigo Lanza en la primera sesión del juicio por el asesinato.
20minutos | EFE
El acusado Rodrigo Lanza durante la vista pública celebrada este martes en la Audiencia de Zaragoza.
El acusado Rodrigo Lanza durante la vista pública celebrada el 14 de enero en la Audiencia de Zaragoza.
JAVIER CEBOLLADA / EFE

"La apariencia es una de las variables que más influyen en la persuasión"

Y no es el único: hace unas semanas, Ana Julia Quezada, condenada por el asesinato de Gabriel Cruz, también llamó la atención de los medios por su apariencia cambiada, y, en Estados Unidos, Harvey Weinstein se presentó con un vestuario atípico de él en el juicio por sus supuestas violaciones múltiples. Muchos son los ejemplos que evidencian que se trata de un aspecto que también se tiene en cuenta al elaborar la estrategia de la defensa.

La experta en comunicación no verbal Alicia Martos explica a 20Minutos que "unos cuantos segundos son suficientes para que nos juzguen en un primer encuentro, sin que ni siquiera notemos que lo hacemos". Se trata de un proceso comunicativo casi instintivo pero bien documentado por numerosos experimentos: "se ha demostrado que un mismo argumento, pronunciado exactamente con las mismas palabras, o un mismo comportamiento, ejecutado de idéntica forma por dos personas diferentes no ejercen el mismo efecto en la audiencia: la apariencia es una de las variables que más influyen en la persuasión".

No es de extrañar por tanto que este efecto, de sobra conocido y explotado en el mundo del marketing y la publicidad, sea también tenido en cuenta a la hora de afrontar un juicio. "Recientemente lo vimos en el caso de Ana Julia Quezada, ha cambiado completamente su imagen. Ha tratado de suavizarla, prescindiendo de las lentes que antes utilizaba, su rostro es más limpio y descubierto, su mirada más clara. Ha alisado su cabello para dulcificar su imagen, ya que el pelo rizado y alborotado podía transmitir más carácter, desenfado, rebeldía. Su atuendo en cuanto a ropa es bastante formal", señala Martos.

Ana Julia Quezada, antes de su detención.
Ana Julia Quezada, antes de su detención.
20minutos | EFE
Ana Julia Quezada durante el juicio por el asesinato de Gabriel Cruz.
Ana Julia Quezada durante el juicio por el asesinato de Gabriel Cruz.
20minutos | EFE

"Los hombres lo tienen más fácil"

En la mayoría de estos casos se puede apreciar una serie de características comunes. Tanto hombres como mujeres tienden a adoptar ropa de colores claros, a menudo azulados (la reportera de estilo de The Washington Post, Elizabeth Holmes, declaró que "un abogado me dijo que siempre pedía a sus clientes que para testificar se pusieran un jersey azul claro porque les hace parecer más dulces y agradables") por sus connotaciones de confianza. Los peinados que estrenan estas personas suelen ajustarse a estilos convencionales y 'formales'. Igualmente, es frecuente que eviten los 'piercing' y otros adornos corporales poco tradicionales.

Con todo, la psicóloga puntúa que "los hombres lo tienen más fácil, tienen que aparentar 'formalidad' y listo. Una mujer además tiene que controlar el ir recatada, no mostrar la piel, no maquillarse en exceso para no parecer provocativa, agresiva... (terrible, por cierto, pero es lo que se proyecta con estos patrones)".

El caso de la etarra Oihana Mardaras Orueta, conocida como 'Leia', ilustra estas pautas. En el juicio celebrado en 2014 por su presunta implicación en el atentado contra la Radio Televisión Pública Vasca (EiTB) en 2008, reapareció una imagen cambiada, vistiendo un sencillo vestido blanco sin escote, maquillaje discreto y con la melena suelta y lisa peinada con la raya en el centro.

La etarra Oihana Mardaras (Leia) en el momento de su detención.
La etarra Oihana Mardaras (Leia) en el momento de su detención.
20minutos | POLICÍA NACIONAL
La etarra Oihana Mardaras (Leia) en el juicio de 2014.
La etarra Oihana Mardaras (Leia) en el juicio de 2014.
20minutos | POLICÍA NACIONAL

Martos subraya no obstante que la manera de vestir no es lo único que determina esta impresión que las personas ofrecen, sino que intervienen variados factores como la expresión emocional, la gestualidad o "incluso la propia fisionomía de un rostro". Así, cita el caso de Dolores Vázquez, la mujer condenada por la muerte de Rocío Wanninkhof en 2001 cuya inocencia fue demostrada poco después: "Ciertamente, fue condenada socialmente por su apariencia fría y actitud enrarecida en sus apariciones públicas".

"Los cambios interiores se filtran en el exterior"

Más allá de la estrategia que pueda haber detrás, la psicóloga reconoce que un cambio radical de imagen puede reflejar un cambio real en la manera de pensar o comportarse de una persona: "Los cambios interiores se filtran en el exterior, esto es real", aunque, destaca, la clave es cómo se producen estos cambios. "Cuando (el cambio interior) es real, se produce de forma más progresiva y se dan otra serie de patrones coherentes, como el cambio de hábitos, costumbres, o forma de hablar". Cuando se producen "solo en una situación puntual, como en el caso de un juicio o en un contexto político, para un debate o una entrevista", suelen ser provocados, concluye.

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