Podemos capea el cisma pero deja en el aire su estrategia con Errejón

Íñigo Errejón y Pablo Iglesias
Íñigo Errejón y Pablo Iglesias
EUROPA PRESS - Archivo
Íñigo Errejón y Pablo Iglesias

La dirección de Podemos entierra la amenaza del cataclismo que predecían las voces más agoreras pero, a cuatro meses de las elecciones, fracasa en dar una respuesta firme y consensuada. El Consejo Ciudadano Estatal celebrado este miércoles en el cuartel general del número 2 de la madrileña calle Princesa finalizó sin una conclusión clara sobre la estrategia que seguirá la formación una vez asumida la decisión de Errejón de concurrir a las elecciones a la Presidencia de la Comunidad de Madrid de la mano de la plataforma de Manuela Carmena.

Tras cinco horas de reunión a puerta cerrada y con la protesta taxista de fondo, los cerca de 80 consejeros levantaron la sesión sin atisbar variaciones en la nueva posición defendida por la cúpula desde comienzos de esta semana: unidad, sí, pero sin diluirse de buenas a primeras bajo el paraguas abierto por la alcaldesa. De este modo, las dudas sobre el advenimiento de la candidatura conjunta que reclaman actores como IU y Equo no se desvanecen. Sí hubo unanimidad en dar el control a la federación madrileña y sus bases.

Finalmente, el debate no contó con la presencia de ninguno de los dos protagonistas de este enfrentamiento –y de prácticamente todos los que lo han preludiado–. Ni Pablo Iglesias ni Íñigo Errejón acudieron a la cita, convocada de urgencia. El primero, de baja por paternidad, intervino por teléfono al término del encuentro y aprovechó para recriminar la vía de los "hechos consumados" seguida por Errejón, en la línea que ya había apuntado, entre otros, el secretario de Organización, Pablo Echenique.

Debate "tranquilo"

El debate fue, según fuentes oficiales, "tranquilo" y "sincero" y sirvió para metabolizar el duelo por la marcha del exdiputado "a otro partido", tal y como pontifica el mando morado. "Habrá que ponerse de acuerdo con él y otros más", resumieron.

Ahora bien: el pablismo, con Irene Montero como presidenta interina de la cita, tuvo que administrar y escuchar intervenciones críticas de muchos consejeros territoriales, informaron fuentes presentes en la reunión.

Incluso sus más cercanos reclamaron diálogo con el todavía secretario de Análisis Estratégico. Si no, afirmaron, la fractura se agravará y puede metastatizar la organización. En el fondo, temen verse perjudicados ante las urnas en sus circunscripciones por la imagen de una disputa que ha tenido Madrid como escenario de batalla pero interpretable en clave federal. "Nadie puede pensar un espacio del cambio ganador en Madrid sin contar con Carmena y Errejón", manifestó el aragonés Nacho Escartín.

El Consejo se celebró tras dos gestos de distensión. Después de un chaparrón de dardos por dejar caer que acudiría a la cita –es, nominalmente, miembro de este órgano–, el ex número dos confirmó su ausencia para facilitar el "acuerdo".

"Lo último que necesitamos son más tensiones", justificaron desde su entorno, que, de forma pública, se revolvieron contra lo que consideraron un "veto".

Por su parte, Iglesias optó por dirigirse a los suyos otra vez mediante una carta abierta que, a su vez, sirvió de brújula en el debate. "Íñigo, a pesar de todo, no es un traidor, sino que debe ser un aliado", proclamó pidiendo dejar a un lado "la indignación ante la falta de respeto" que le atribuye.

"Nuestro trabajo es ser útiles a la ciudadanía y ello pasa por ser generosos y responsables tratando de construir una confluencia lo más amplia posible", afirmó, frente a los "modelos" de los "trillizos reaccionarios" y otro con "una izquierda amable escindida".

Iglesias finalizó con un recado a Carmena: "No es lo que fue pero representa lo más útil que hay para impedir que la derecha reconquiste el poder". "Ojalá quisiera contar con nosotros en esa tarea, respetándonos como partido", concluyó.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento