1 de diciembre: el día más mortal de ETA

  • Mientras un comando asesinaba en Francia a dos guardias civiles...
  • ...otro viajaba a Madrid para preparar un atentado en Azca.
  • Todo sucedió la mañana de ese fatídico 1 de diciembre.
Momentos de dos atentados: Barajas y Capbreton. (ARCHIVO)
Momentos de dos atentados: Barajas y Capbreton. (ARCHIVO)
20MINUTOS.ES
Momentos de dos atentados: Barajas y Capbreton. (ARCHIVO)

Las fatales coincidencias existen. El 1 de diciembre de 2007 ocurrió una de ellas. Ese día, por cosas del destino, dos comandos de ETA actuaban con un único objetivo: matar.

Los etarras que en diciembre de 2006 volaron el aparcamiento de la T-4 en Barajas, liderados por Mattin Sarasola, estaban esa mañana del 1 de diciembre en pleno corazón empresarial de Madrid, el complejo Azca, preparando otro atentado. A casi 1.000 kilómetros de allí, en la localidad francesa de Capbretón, otro comando etarra, asesinaba a dos guardias civiles en el aparcamiento de una cafetería. Cosas del destino.

La Guardia Civil ha conseguido, gracias a las declaraciones del etarra Mattin Sarasola, Luzia, detenido el Lesaka (Navarra), reconstruir aquel viaje contrarreloj desde Lesaka a Madrid que no fue otra cosa que el ensayo general de una masacre, según fuentes de la Guardia Civil en el País Vasco consultadas por 20 minutos.

Todo comenzó el viernes 30 de noviembre de 2007. Otro etarra, Igor Portu, alias Pantani, alquiló con su documentación legal el coche con el que el comando Elurra iba a realizar su viaje. En el coche viajaban cuatro etarras, todos 'legales' (no estaban fichados por la Policía). Se trata de Sarasola, Portu, Joseba Iturbide, alias Makarra, y Mikel San Sebastián, alias Pottoko, estos dos últimos en búsqueda y captura.

La masacre que preparaban en Azca, tenia el mismo diseño que el atentado de un año antes en Barajas: viaje de ida y vuelta en el día, sin levantar sospechas; un golpe rápido y preciso.

Un pequeño Kia Picanto

El coche era un pequeño Kia Picanto 1.1 de color naranja en el que los cuatro etarras viajaron muy apretados a Madrid. El comando decidió salir pronto hacia la capital volver enseguida. El trayecto comenzó a 7 de la mañana del sábado 1 de diciembre en un punto aún no conocido de Lesaka.

Por delante había casi siete horas de camino y 570 kilómetros hasta el aparcamiento de Azca, ya que los etarras habían decidido pasar por Zaragoza. Los terroristas no llevaban ni armas ni explosivos ni documentación falsa. Eran solo cuatro jóvenes en un viaje relámpago para hacer compras navideñas en Madrid.

Los terroristas no pasaron de 120 kilómetros por hora para evitar ser interceptados por los agentes de Tráfico. En el viaje, escucharon en la radio que miembros de ETA en Francia habían disparado contra los guardias Trapero y Centeno. El atentado de Capbreton no cambió sus planes.

El Kia Picanto naranja entró al aparcamiento del Paseo de la Castellana 71, situado entre El Corte Inglés y la sede del BBVA, poco después de las 13.00 horas. El control del parking, que graba las matrículas, y las cámaras del recinto registraron la llegada.

El coche quedó estacionado muy cerca de los edificios comerciales, con la parte posterior hacia los inmuebles, como se aparcaría un coche-bomba para dirigir la onda expansiva contra los muros de carga y causar el mayor daño posible. Los investigadores creen que entraron en los centros comerciales como unos clientes más y que merodearon, por separado, por el aparcamiento para localizar las cámaras y medidas de seguridad.

El sitio era idóneo

Fácil acceso, fácil salida del aparcamiento ya que está en la superficie, fácil huida de vuelta a Navarra por el paseo de la Castellana hacia la N-1. En teoría, un fácil ataque en el centro de la capital. Sobre las 14.00 horas, el coche abandonó el aparcamiento. Los etarras tenían prisa por devolverlo antes del cierre de la oficina para no pagar el recargo, y lo lograron.

Poco antes de que la empresa de alquiler cerrara a las 19.30 horas devolvieron el automóvil tras recorrer a toda prisa el trayecto de vuelta.

Ya por la noche, los etarras volvieron a sus casas en Lesaka sin que ni siquiera sus familias y amigos sospecharan que los cuatro habían viajado a Madrid a ensayar un atentado en el corazón financiero de Madrid. Toda la atención estaba en Capbrertón, donde otro comando había asesinado a dos guardias civiles.

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