El Partido Conservador de Reino Unido se han impuesto en las elecciones parlamentarias celebradas este jueves, si bien no podrá lograr la mayoría absoluta en el Parlamento, según los resultados correspondientes a 643 de las 650 circunscripciones, que hacen imposible que sume ya los escaños necesarios. Se trata de un nuevo cambio en el escenario político del país, que ha aupado la figura de unos y denigrado la de otros, abriendo un nuevo periodo de incertidumbre a la espera de la formación de un nuevo Gobierno.

Theresa May. La primera ministra convocó estas elecciones el pasado 18 de abril con su Partido Conservador en cifras de mayoría absoluta que se ha apañado para dilapidar a una velocidad de vértigo por su incapacidad para precisar sus planes de divorcio con la UE, eludir practicamente cualquier confrontación directa con su rival, el laborista Jeremy Corbyn, y rematar la campaña electoral proponiendo el canje de los Derechos Humanos a cambio de seguridad contra el extremismo.

Los conservadores se ven obligados a pactar ahora —con el Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte— para alcanzar la mayoría parlamentaria sin conocer hasta el momento cómo afectará este varapalo a su estrategia para abandonar la UE.

Cinco ministros de May han perdido sus escaños, entre ellos el coautor de su programa electoral, Ben Gummer; una de sus ministras claves en Westminster, la secretaria financiera del Tesoro, Jane Ellison, y el subsecretario en el Parlamento para el Desarrollo Internacional, James Wharton.

Paul Nuttall. El líder del Partido para la Independencia de Reino Unido (UKIP) ha anunciado este viernes su renuncia tras el varapalo sufrido en las urnas por la formación ultranacionalista, que no ha conseguido ningún escaño. Con su dimisión, el UKIP, la gran fuerza detrás del brexit, se ve abocado a la tercera elección de líder en un año.

El histórico Nigel Farage abandonó la jefatura tras el referéndum sobre la salida del país de la UE y su sucesora, Diane James, dejó el cargo menos de veinte días después de tomar las riendas de la formación.

Nick Clegg. Siete años después, el que fuera viceprimer ministro ha perdido su escaño de Sheffield Hallam, un remate aciago a una noche medianamente aceptable para su partido, los Liberal Demócratas, que han conseguido cuatro nuevos escaños en el Parlamento.

Clegg ha perdido su escaño frente al laborista Jared O'Mara, al que sacaba 2.500 votos de ventaja antes de los comicios.

El Partido Nacional Escocés. La formación perderá en torno a 19 escaños en relación a las últimas elecciones. Este golpe se entiende como un rechazo a la convocatoria de un segundo de referéndum soberanista anunciado por la ministra principal, Nicola Sturgeon.

Dos de los grandes nombres del partido, el actual número dos, Angus Robertson, y el predecesor de Sturgeon, Alex Salmond, han perdido su escaño. Sturgeon ha llamado a un periodo de reflexión tras reconocer que este resultado en los comicios debilita significativamente sus planes para el nuevo plebiscito.

Jeremy Corbyn. El líder del Partido Laborista ha alcanzado un resultado histórico para el laborismo británico, que alcanza en estas elecciones un porcentaje solo superado por el fenómeno que supuso Tony Blair a finales de la década de los 90.

Corbyn ha pasado de ser un cadáver político, tras sus resultados en los últimos comicios y por su débil oposición a la salida de la UE durante el referéndum sobre el brexit, a convertirse en un nuevo aliento para el partido, que ha obtenido en torno a 261 escaños, 31 más de los que tenía.

Tim Farron. El líder del Partido Liberal Demócrata se consolida como el nuevo guía de la formación y parece haber eliminado de una vez por todas el estigma que recayó sobre ella cuando aceptó formar parte de una coalición con los conservadores en 2010, decisión que a todos los efectos ha terminado aniquilando a su predecesor, Nick Clegg.

Farron le ha despedido con honores, de todas formas, aunque ha destacado "el precio que pagó el partido" al pactar con los conservadores liderados entonces por David Cameron. Ahora se ha convertido en una de las voces más rotundas a favor de la dimisión de May al frente del Gobierno.