Impresionismo y expresionismo, ¿son géneros opuestos o solo dos caras de la misma moneda?

  • Una exposición en Berlín resalta las diferencias y también las similitudes de los dos movimientos artísticos de finales del XIX y comienzos del XX.
  • El primero, nacido en Francia, plasmó la sutileza de la luz y el movimiento. El segundo, alemán, retrató las emociones humanas y la crudeza del nuevo siglo.
  • Entre las 160 piezas hay obras de Renoir, Degas, Pissarro, Monet, Toulouse-Lautrec, August Macke, Ernst Ludwig Kirchner, Emil Nolde, Franz Marc...
'Bailarinas en ensayo' (1895-96), obra del impresionista Edgar Degas incluida en la exposición
'Bailarinas en ensayo' (1895-96), obra del impresionista Edgar Degas incluida en la exposición
Edgar Degas - Wuppertal, Von der Heydt-Museum
'Bailarinas en ensayo' (1895-96), obra del impresionista Edgar Degas incluida en la exposición

El impresionismo demostraba, en los últimos años del siglo XIX, que la única manera de plasmar la sutileza de la luz y del movimiento era olvidarse de ser preciso. Atrás quedaba el academicismo y nacía la certeza de que había que alejarse de la realidad para capturar la esencia de las cosas.

Un poco después llegaba el expresionismo, preparado para distorsionar la forma humana y retratar así la crueldad del siglo XX, traduciendo el sentimiento y las emoción a un lenguaje de colores puros y pinceladas crudas. El primero nació en Francia y el segundo en Alemania. Desde el principio hubo críticos y teóricos que vieron en los estilos un reflejo de las culturas de ambos países.

Con más de 160 obras, la Alte Nationalgalerie de Berlín inaugura Impressionismus - Expressionismus (Impresionismo - Expresionismo), una exposición que resalta  diferencias a la vez que saca a relucir "sorprendentes" similitudes. En cartel en la capital alemana hasta el 20 de septiembre, la muestra pone en común piezas de maestros franceses como Manet, Pissarro y Renoir con las de alemanes como August Macke, Ernst Ludwig Kirchner y Otto Dix.

La primera pinacoteca en comprar cuadros impresionistas

Las sensibilidades de Monet, Degas o Toulouse-Lautrec se completan con la versión germana del impresionismo que cultivaron Max Liebermann, Lovis Corinth y Max Slevogt. Contraponiéndose a esa dulzura poética, la muestra presenta la sinceridad emotiva del expresionismo de Emil Nolde, Karl Schmidt-Rottluff o Franz Marc.

La relación de la Alte Nationalgalerie con el impresionismo viene de largo. Gracias al interés de su entonces director, Hugo von Tschudi, ostenta el título de ser el primer  museo del mundo en adquirir obras de la corriente, ninguneada por la crítica en aquel momento: fue en 1896, incluso antes que cualquier museo de París. El centro tiene también vínculos con el expresionismo. El sucedor de Tschudi, Ludwig Justi, se encargó de amasar una espectacular colección de arte de este movimiento después de 1918.

Divididos por temas

Aunque de espíritus casi opuestos, los organizadores subrayan que las corrientes podrían ser dos caras de la misma moneda. Nacieron como antiacadémicas, defendieron la pintura al aire libre, retratan experiencias inmediatas de color y luz y reflejan el entorno del artista. En las dos se dio gran valor a la subjetividad y a la capacidad del creador para dejar su marca personal en cada pincelada.

En el enfoque propuesto por el museo, los trabajos están divididos por temas como la luz, la familia, el ocio en las afueras de la ciudad, la vida nocturna en bares, cafeterías y restaurantes... El recorrido lo abre el motivo del bañista (visto por Cézanne, Gauguin, Kirchner, Marc y Liebermann entre otros muchos) y termina con obras datadas en 1913 que capturan el malestar y el desasosiego causados por la cercanía de la I Guerra Mundial, que estalló un año después.

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