La nueva exposición de la pinacoteca londinense hace un exhaustivo repaso por los principales pintores figurativos británicos desde la segunda mitad del siglo XX a la actualidad.
La casa de subastas Christie's anuncia la venta de 'Three Studies for a Portrait of George Dyer' (1963), un tríptico en el que Bacon retrata a su mayor inspiración.
El artista mantuvo una relación tormentosa con Dyer, que terminó suicidándose en 1971. Bacon lo retrató en al menos 40 pinturas.
La obra sale a la venta por primera vez. Se subastará en mayo y su precio de salida oscilará entre los 50 y los 70 millones de dólares.
El museo de Bilbao confronta al artista inglés con sus maestros en una exposición con 80 obras, 34 de ellas nunca antes mostradas en España.
Bacon decidió dedicarse a la pintura tras ver, siendo adolescente, una muestra de Picasso. Luego veneraría a Velázquez, El Greco, Zurbarán y Goya.
Contraponen obras de Bacon con otras de sus referentes, entre ellos también los grandes del arte francés: Gericault, Degas, Gauguin, Van Gogh, Matisse...
'London Calling' compila 80 obras de seis genios del siglo XX: Francis Bacon, Lucian Freud, Leon Kossoff, Michael Andrews, Frank Auerbach y R.B. Kitaj.
Entre 1940 y 1980 esta media docena de extraordinarios pintores convivieron en Londres y pintaron sobre la fragilidad y la vitalidad de la condición humana.
Se resistieron a la abstracción, el minimalismo y el conceptualismo que dominaban el arte contemporáneo y se concentraron en las experiencias sensoriales intensas.
El Petit Palais de París reúne 400 fotos que permiten al visitante ser 'voyeur' de grandes artistas mientras trabajan en el espacio privado del estudio.
La exposición 'En el taller. El artista fotografiado de Ingres a Jeff Koons' relata también la amistad o los recelos de los pintores hacia los fotógrafos 'invasores'.
Del ambiente anárquico donde se movía Bacon, a la pulcra concepción de la 'oficina artística' de Jeff Koons, la muestra abarca los lugares donde se 'cocina' el arte.
La exposición 'Habitaciones invisibles', en la Tate de Liverpool, ahonda en los vagos y opresivos cubos y formas elípticas que el pintor usaba para aislar a los retratados.
Es la primera vez que se reúnen tantas obras (35) con el trazo de una especie de 'arco magnético de un círculo infinito' como frontera entre la carne y el mundo.
Obsesionado con la visceralidad de las pasiones, Bacon, decía Deleuze, usaba el recurso para convertir el cuadro en un 'campo operatorio', una sala de autopsias.
El libro "Wild Art" explora las obras gamberras e inclasificables que no entran en ninguna de las categorías del arte convencional.
El tomo incluye 350 piezas extravagantes, atroces y raras que critican al "complejo sistema burocrático" que rige el mercado.
Retratos con comida, árboles cubiertos a ganchillo, coches tuneados, grafiti, escultura corporal extrema, vestidos de carne, un lienzo pintado por un escarabajo...
La exposición crea un diálogo entre tres obras de bronce del maestro francés y tres cuadros del pintor irlandés.
El movimiento y la disposición de las figuras en las obras de Bacon son una herencia de la escultura de Rodin, para muchos el iniciador de la escultura moderna.
Bacon declaró en una ocasión que sólo conocía a tres escultores: "Miguel Ángel, Rodin y Brancusi".